Número de edición 8481
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Primicia: un nuevo testimonio por violencia obstétrica en el Hospital Municipal de Morón

Primicia: un nuevo testimonio por violencia obstétrica en el Hospital Municipal de Morón.

Diario NCO hizo público cinco casos por mala praxis y negligencia en dicha institución: tres fueron publicados en abril de 2018 y dos la semana pasada.

Yanina Villalba tiene 25 años y estaba esperando con ansias a su primer hijo, Mateo. Durante los primeros seis meses de embarazo ella se atendió en una clínica privada, luego le recomendaron el Hospital Municipal de Morón y Villalba decidió acudir ahí para atender el último tramo de embarazo. Pero lo que sería una felicidad y una bienvenida, se convirtió en una pesadilla impensada.

“No sabía nada de las denuncias por violencia obstétrica. Me lo recomendaron, me dijeron que era bueno y yo confié y ahora no lo tengo a Mateo conmigo. Me hicieron mala praxis, me hicieron sufrir bastante y no llegaron a tiempo, me dejaron sola”, con estas palabras Yanina Villalba abrió el diálogo exclusivo con Diario NCO.

Villalba tenía fecha de parto para el 10 de enero, pero tres días antes comenzó con contracciones y dolores fuertes. Se dirigió a la guardia asustada y quienes la atendieron le dijeron que debía hacer reposo ya que ese nivel de contracciones era normal.

“Al día siguiente, volví a ir a la guardia porque tenia contracciones aún más fuertes y había perdido el tapón mucoso. Me volvieron a decir que era normal y que me vuelva a hacer reposo pero al otro día los dolores eran peores así que fui al hospital de nuevo, me dijeron que todas éramos unas exageradas y que vuelva cuando tenga contracciones mas fuertes”, relató.

Llegó el día tan esperado por ella y su pareja, por fin era 10 de enero y la hora de conocer a Mateo se iba acercando. A pesar del dolor, las contracciones y el miedo, la felicidad y ansiedad se apoderaban de su cuerpo mientras iba atravesando las puertas del Hospital Municipal de Morón pero cuando llegó el trato no fue el esperado.

“Cuando ingresé, traté de tomarme todo con calma para que las enfermeras no me traten mal. Quedé internada y me llevaron a sala de parto donde me pincharon cuatro veces para sacarme sangre, dejándome el brazo todo marcado y posterior a eso, me dejaron sola sin nadie. Cada media hora venían cinco personas a hacerme tacto pero así nomás, ni siquiera se ponían guantes”, confesó Villalba.

En la misma línea, la mujer relata que solo dejaron entrar a su mamá con ella a la sala de parto y que su mamá vio el maltrato que recibía su hija. Por lo tanto pedía que la atiendan y solo se dedicaban a ponerle suero y hacerle tacto para asegurarse que todo esté bien, según el relato de Villalba.

“Diferentes mujeres venían a controlarme hasta que vino una partera y vio que todo se complicó y llamó al cirujano. Ahí empezaron a decir que me lleven urgente a quirófano: la partera se subió arriba mío hasta que llegamos y me durmieron por completo. Cuando logré despertarme me dieron la noticia de que mi bebé falleció. Creo que si ellos no me hubiesen dejado sola ni hubiesen tardado, a mi bebe lo salvaban pero hicieron lo que quisieron”, reveló Yanina Villalba abrumada por el dolor.

La mujer agregó: “A mi mamá no le decían nada solo le hacían preguntas si tenia mas hijos y si todos habían salido bien. Cuando me llevaron a quirófano, a ella le decían que espere en la sala de parto pero esperaba en la puerta de quirófano apropósito porque nadie le decía ni explicaba nada. Todos salían de ahí haciéndose los tontos sin decir ni una palabra”.

Según Villalba, cuando era monitoreada antes de ingresar al quirófano, ella escuchaba a su bebé, incluso lo escuchó hasta el momento en que decidieron llevarla de urgencia para realizar la cesárea. “Fue una mala praxis, se encubren unos a otros, yo solo quería estar con mi bebe y que me dieran una noticia buena. Ellos son los causantes de la muerte de mi hijo, jugaron con su vida”, expresó.

A modo de cierre, relató: “Luego de todo lo que sucedió, ellos trataron de darme explicaciones que no cerraban por ningún lado. Me llevaron a una habitación aislada de todas las personas para que yo no hable con nadie y no diga nada de lo que me hicieron. Ni siquiera dejaban que mis familiares entren a verme o cuidarme, también me querían poner una psicóloga de ellos para hacerme creer lo que ellos querían”.

 

 

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