Número de edición 8481
Cultura

Los Palabristas de hoy y de siempre: José Albi Fita

Los Palabristas de hoy y de siempre: José Albi Fita.

Estimados lectores: gracias por acompañarnos nuevamente con su lectura a través de Diario NCO desde un sector de Los Palabristas de hoy y de siempre, revista literaria que fundé y dirijo desde el año 2001.

La reseña biográfica de la semana es sobre José Albi Fita (Valencia1922 –Denia (Alicante), 7 de junio de 2010) fue un poeta, crítico literario y traductor españolPremio de las Letras Valencianas 2002.

Cursó los estudios de Derecho en la Universidad de Valencia y en la de Deusto, licenciado en Filosofía y Letras en la Universidad de Zaragoza, obteniendo el doctorado en la Universidad Central de Madrid.

Su interés por la poesía arrancó con la lectura de Marinero en tierra, de Alberti. A partir de la década de 1950 aparece su extensa obra, y también su interés por la crírica literaria que empieza a plasmar en la revista Cuadernos literarios, que funda en 1954.

Destacó también por su trabajo con Joan Fuster en las recopilaciones de destacados escritores que juntos abordaron: Antología del surrealismo españolAntología de la poesía de Ángel Crespo y Antología de Paul Eluard.

Como poeta tuvo en amplio reconocimiento de público y crítica, y obtuvo varios galardones. En 1957 obtiene su primer premio destcable, el Premio Valencia de Literatura, por Vida de un hombre.

A partir de ese momento se sucederían varios galardones: Premio Gabriel Miró por El silencio de Dios; de nuevo el Premio Valencia de Literatura en 1977, por Odisea 77Premio Miguel Ángel de Argumosa en 1978 por Elegía atlántica y Premio de las Letras Valencianas de la Generalidad Valenciana, en 2002.

Era presidente de honor de la Asociación Valenciana de Escritores y Críticos Literarios.

Poemas

José Albi Fita

Estrella de alta mar, márcame el rumbo…

Estrella de alta mar, márcame el rumbo.
Puerta del corazón, dame cobijo.
Enamorada miel, tenme en tus labios.

Arrebatada luz, ponme en tus ojos.
Paloma en libertad, cédeme el vuelo.
Palmera, cielo al fin, hazme a tu imagen.

Ámbito de mi fe, cólmame el gozo.
Mujer y nada más, sé toda mía.
Tú, mi dolor, mi sed, mi sobresalto,

mi júbilo y mi luz a manos llenas.
Revelación total, regocijémonos
Llave de mi ansiedad, dame la vida.

Hoguera de cristal, torre encendida, ensimismada
alondra de la tarde,
gloriosa claridad, lirio iniciado, milagro de la

paz y de la espiga.
Dame la paz, la paz, tú siempre amada.
Para siempre la paz y la esperanza.

Llevo en los huesos tanto amor metido

Llevo en los huesos tanto amor metido
que sólo en carne viva y a bandazos,

voy capeando el mar de estos dos brazos
entre los que me encuentro sometido.
No, no basta gritar, tomar partido,

morir hasta caerse uno a pedazos;
hay que hundir a caricias y a zarpazos
tu corazón, tu corazón vencido.

Quiero daros la vida que me sobra,
y este amor que me arranca de los huesos.
Vuestro mi corazón, vuestra mi obra

de compartir lo vuestro y nuestro y mío,
consumidos en cólera y en besos.
Sólo a mi amor vuestro dolor confío

Amor lejano
Abro, de par en par, el viento, la ventana
y te contemplo, amor, voy contemplando todo lo que fue mío:

los almendros alegres todavía,
y el mar en los almendros, la luz en los almendros,
y más mar todavía allá a lo lejos.

Quizá piense en tu piel,
quizá vaya pasando la mano por la corteza de los pinos,
quizá los años vayan cayendo como las gotas del grifo;

quizá los siglos.
Y quizá todavía te tenga entre los brazos,
como ayer, como siempre.

¿Oyes los montes? Puede que canten.
Puede que se derrumben,
que se acuerden de ti, que te nombren,

que inventen la palabra burbujeantes, nueva, ‘
como el agua de los neveros despeñándose,
como mi voz en medio de la noche.

-¿Duermes, amor?
No me contesta nadie. Sé que duermes.
Bernia, como un gran perro bajo la luna,
se acurruca a mis pies.

Oigo su palpitar estremecido.
Ifach, allá a lo lejos, se nos hunde en el mar,
golpea las estrellas con su silencio.

Más cerca, las luces chiquitinas, lentas y fieles de Guadalest.
vuelvo a rozar tu sueño
tu piel con luna,

los dos ríos lejanos de tus piernas.
Tú, montaña también, valle dormido,
mar toda tú.

-¿Duermes, amor?
Gotea el grifo, ladra un perro
infinito, remoto como la eternidad.

Voy a ciegas, tanteo las paredes
y los acantilados y los vientos.
Te amé, te estoy amando, te estoy llamando.

Sólo un eco de piedra me contesta:
Aytana, Chortá, Bernia…
La casa está vacía.
El silencio respira aquí, a mi lado.

Fuente: Wikipedia / amediavoz.

Queridos lectores espero que les haya gustado este pequeño vuelo literario.

Aquellos interesados en publicar material de su autoría en Los Palabristas de hoy y de siempre, deben enviar sus escritos como adjunto en Word a la dirección electrónica siguiente: revistaliterarialospalabristas@gmail.com. Letra Arial 12. Título de la obra, nombre apellido o seudónimo. Facebook: Revista literaria Los Palabristas de hoy y de siempre. Que tengan un excelente inicio de semana. Hasta la próxima.

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