Número de edición 8481
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Buscando Nuevas Sonrisas, un refugio para la niñez

Buscando Nuevas Sonrisas, un refugio para la niñez.

La ONG realizó varias jornadas de juegos a lo largo del mes de agosto y estuvo en varios puntos de la zona oeste haciendo sonreír a muchos niños.

Durante el mes del niño, la ONG que se especializa en realizar jornadas de juegos para chicos estuvo en distintas partes del oeste y además de hacer reír y pasar un buen momento a los niños, pudieron brindarle cariño, regalos y afecto. Leonela Sandoval, Coordinadora de la organización, dialogó en exclusiva con Diario NCO y nos contó todo el trabajo previo que se realizó, las jornadas en sí y lo que se viene para el grupo en el corto plazo.

NCO: Ha pasado el mes del niño y realizaron cuatro jornadas en distintos puntos de zona oeste: ¿Qué conclusiones sacaron como organización del trabajo realizado?

LS: Fue un mes muy intenso. Lleno de actividades, no solo de jornadas de juegos sino también de trabajo (preparando juegos, envolviendo juguetes, armando bolsitas de caramelos). Todo salió excelente, por supuesto, con cosas a mejorar y cosas a repetir. Creo que fue un mes en donde demostramos como grupo que si laburamos en equipo y todos ponemos un poco de cada uno se llega a buenos resultados. Esto saca a flote la verdadera identidad de Buscando, lo que realmente somos. Somos esfuerzo, dedicación, trabajo en equipo, coordinación, criterio. Somos ganas, energía, fuerza, compromiso, compañerismo, amistad. Y, sobre todo, diversión, alegría y unos locos con ganas de cambiar un poco las cosas y regalar sonrisas.

NCO: Aparte de las jornadas en sí, que son la concreción de todo el esfuerzo: ¿Qué trabajo de hormiga se esconde detrás de cada jornada?

LS: Para cada jornada se necesitan preparar ciertas cosas. Primero, la coordinación de la fecha y los horarios. Siempre me contacto con las personas encargadas de cada lugar al que vamos para ver las condiciones que se presentan ese día para tener en cuenta para hacer las actividades. También para saber un estimativo de niños. Se planifica en base a eso y a la cantidad de voluntarios que van, qué juegos se llevan o se hacen. Cuando llega el día de la jornada es preferible hacer una lista de cosas que hay que llevar y procurar que estemos llevando todo. Y en el momento de la jornada hay que tener en cuenta también varias cosas: estar atentos a los niños, si hay chicos que no quieren jugar al juego propuesto, tener otra opción a mano (como llevar hojas para que dibujen), ver que nadie se lastime, estar atentos también a los voluntarios para saber si está todo bien, a las actitudes de los chicos, que no haya peleas o comportamientos negativos como, por ejemplo, colarse en la fila. Hay cosas a veces que se nos escapan o se nos van de las manos porque es lógico que, al trabajar con niños, por su forma de ser, impredecible, creativa, impulsiva y desestructurada, nos cambie el juego en el momento y se hagan cosas que los mismos chicos proponen, siempre tenemos que tener un juego bajo la manga o saber improvisar en el momento.

NCO: ¿Qué podés destacar de cada lugar que se visitó?

LS: En el primer lugar que visitamos, el barrio La Pradera de Merlo, podría destacar la calidez y la confianza que nos brindaron los chicos. Porque era la primera vez que íbamos a ese lugar, ellos no nos conocían y aun así se abrieron con nosotros y jugaron a todo lo que propusimos. Parecía que ya nos conocíamos desde hace mucho. En el segundo lugar, el barrio de Álvarez, siempre destaco la alegría con que nos reciben y las ganas que tienen siempre de que vayamos, no solo los niños sino también las madres. Siempre que vamos nos hacen regalos en modo de agradecimiento. En tercer lugar, el Merendero de los Pibes de Pontevedra (Merlo), podría decir que se destaca por ser el lugar más intenso. Los chicos son más activos, corren por todos lados. A veces cuesta un poco llevar un orden, y eso es lo lindo de este lugar, que siempre proponen ellos a qué jugar y nosotros nos dejamos llevar y los acompañamos. En último lugar, el Comedor Casita del Carmen de Udaondo (Ituzaingó) es todo lo contrario. Los chicos son muy tranquilos (dentro de los parámetros normales de un niño), son atentos, te escuchan, y están dispuestos a todo lo que proponemos. Esta última jornada fue la más prolija de todas. Fue como para cerrar con broche de oro las actividades del día del niño.

NCO: ¿Cómo es el vínculo que se formó con los chicos y las familias de los lugares que visitan?

LS: Bueno, un poco respondí eso en la pregunta anterior, pero puedo decir que siempre se genera un lazo principalmente con los chicos. Desde el primer día que vamos siempre nos esperan y nos preguntan cuándo va a ser la próxima vez que vamos. Nos reciben con abrazos y mucha alegría. Hay algunos que te eligen de madre postiza y no te sueltan en toda la jornada. Con las familias los vínculos son diferentes, dependiendo de cada lugar, porque depende si los padres asisten a la jornada o no. Pero hay veces que las familias también se acercan a hablar con nosotros, nos cuentan sus problemáticas o lo que necesitan o quizá cosas particulares de sus hijos o simplemente se acercan a conversar.

NCO: ¿Qué sentís vos cuando sos parte de una jornada de juegos?

LS: En realidad, me pasan cosas distintas en cada jornada. Cada una es muy particular, aunque hayamos hecho los mismos juegos, en el mismo lugar y con los mimos chicos. Puedo decir que desde que comencé hace cuatro años, habré asistido a un aproximado de 50 jornadas completamente diferentes, que me dejaron cosas distintas. Pero si tengo que mencionar factores en común, puedo decir que es una mezcla de cosas. Por un lado, la responsabilidad que conlleva mi rol, trato siempre de estar atenta a todo, a veces más, a veces menos, siempre viene algún voluntario, madre o responsable del lugar a preguntarme, contarme o pedirme algo. Ando de acá para allá todo el tiempo, sumado a que los niños me quieren un montón y también vienen a hablarme, abrazarme y a jugar conmigo.

NCO: ¿En qué punto se encuentran como organización el día de hoy?

LS: En la actualidad buscando se maneja con un grupo de equipo de nueve personas más la coordinadora, que soy yo. Además, hay un grupo de voluntarios de 25 personas (que siempre está en aumento). Si tengo que hacer un balance del último año, año y medio, puedo decir que hay un avance muy significativo en el trabajo en equipo, el compañerismo, la amistad y el equipo. No solo manejamos relaciones de trabajo en equipo, sino también de humanidad. Nos conocemos entre todos y tenemos un lazo. Somos como una familia (con todo lo que conlleva ser una familia). Por supuesto que una familia siempre abierta a recibir más integrantes y contagiar al resto de los voluntarios para que se sumen.

 

 

 

 

 

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