Homenaje al “Zorzal”: CARLOS GARDEL SIEMPRE PRESENTE
Sin lugar a dudas el 24 de junio es una fecha símbolo en el mundo del tango, pese a tratarse del recuerdo de un doloroso momento, como lo es la tragedia de Medellín, cuando se produce la desaparición física de Carlos Gardel.
Por Prof. Carlos Alberto Scavuzzo
Desde nuestra concepción nunca nos parece oportuno la recordación de nuestros hombres de tango en tales fechas. Sin embargo en el caso de Don Carlos, es sin ningún lugar a dudas esa fecha, la de su ingreso definitivo al lugar más alto del firmamento del tango, donde se hizo visible el enorme arraigo que tenía en su pueble y la enorme relevancia de su figura en América y en Europa, y de su definitiva consolidación como ícono de nuestra cultura.
La figura de Carlos Gardel ha desafiado todos los cambios que se han producido en el siglo XX y principio del XXI, que nos llevó a contar con las mayores innovaciones tecnológicas, sociales, económicas que hacen un mundo inimaginable para aquellos hombres de los años 20 y hace que siempre este vigente en nuestra cultura nacional.
Todo lo que se diga sobre él es reiterativo, por eso hemos elegido para esta evocación algunas cuestiones que puedan resultar curiosas o interesantes de su historia como un emotivo homenaje al hombre que es motivo de nuestra admiración.
LA VIGENCIA DE UN NUMERO UNO

Pensar que un país que suma 200 años de vida independiente y donde aún perdura una expresión cultural expresada con música, poesía y baile llamada tango y que nació hace casi 140 años es suficiente motivo de interés en numerosos campos de estudio, como la psicología, sociología, antropología y aún la medicina del bienestar y la rehabilitación.
Pero dentro de esta apasionada historia hay un capítulo de enorme significación y peso propio como lo es todo lo que se refiere a don Carlos Gardel, quien hoy ocupa un sitial destacadísimo como un ícono que simboliza una multitud de aspectos que mas allá de su sitial como creador de la forma y el modo de cantar el tango, se lo toma como sinónimo de lo más excelso de toda actividad símbolo de la porteñidad y el mas acabado ejemplo de que es un ídolo que ha sabido sobrevivir más allá de su desaparición física y a pesar de ser un clásico hombre del siglo XIX principio del XX.
Si la credibilidad pública sobre el significante de Carlos Gardel resistió las colisiones de casi un siglo de crisis e, incluso, ha crecido, no debe ser sólo porque cada día canta mejor.
Por algún lado debe de andar la explicación racional de la persistencia de la devoción popular o de la supervivencia de Gardel, invicto en su condición heroica. Y plena revolución de inteligencia artificial nos aferramos a él sistemáticamente al único argentino libre de sospecha. Han pasado 82 años desde la catástrofe de Medellín, aquella tontería de la historia, y el país es otro, y en la Buenos Aires de hoy, sólo la humedad y la nostalgia constituyen un hilo común con aquella otra de las décadas del 20 y del 30, que patentizaron la peripecia de Gardel. Ni la palabra, el honor, el amor o los escrúpulos son los mismos y hasta el machismo es una entidad de descarte.

Sin embargo Carlitos es aún hoy el símbolo inmutable de la argentinidad y embajador cultural privilegiado de Argentina en el mundo
TESTIGO EN PRIMERA PERSONA
Jose María Aguilar: Nació el 7 de mayo de 1891, en San Ramón (Canelones-Uruguay) y falleció el 21 de diciembre de 1951 en Buenos Aires. En una época de buenos guitarristas fue de lo mejor y estuvo al lado de casi todos los grandes vocalistas de su tiempo como acompañante: Agustín Magaldi (y por ende el dúo Magaldi-Noda), Ignacio Corsini (fue el primero que lo secundó en discos), Gómez-Vila, Pelaia-Catán, Alberto Vila, Adhelma Falcón, y entre muchos otros a Carlos Gardel con quién viajó a Europa.Gardel lo bautizó con el apodo de Indio
Producido el terrible accidente de Medellín solo tres hombres salieron con vida José María Aguilar, Flit y Plaja, pero lamentablemente estos dos últimos fallecen poco tiempo después. Aguilar en su libro “Yo acompañe a Carlos Gardel” nos relata los sucesos de los cuales haremos una apretada síntesis.
2Recuerdo que en el momento de ascender, Carlos volvió la cabeza para decirme: «Bueno, Indio, nos queda una hora y cuarto, y después, aunque se rompan todos estos bichos no subimos nunca más a ninguno de ellos». ¡Pobre Carlitos! ¡Cuán lejos estaba de soñarse que minutos más tarde iba a quedar convertido en cenizas! Inmediatamente Flit se dio a la tarea de colocar a todos la correa de seguridad. Yo fui el único que me resistí a ello; por eso logré salir del aparato. Las últimas palabras que pronunció Gardel fueron para pedirme un caramelo y un poco de algodón para los oídos. «¿Qué estás comiendo, Indio?», me dijo al advertir que lo hacía con una golosina. «Chiclet» le contesté. «Bueno, dame»; -agregando- «¿Tenés algodón?».
«Apenas tuvo tiempo de colocárselo, cuando el avión, que había comenzado su marcha, no conseguía despegarse del suelo. No sé por qué rara intuición me parece que todos presentimos la catástrofe. Samper, que hacía esfuerzos desesperados para conseguirlo, no pudo evitar el choque de su trimotor F.31 con el superavión Manizales. Un ruido sordo y enorme se alcanzó a escuchar, y los dos pájaros del aire ardieron instantáneamente. Por una abertura, no sé como ni cuando. Aquello era infernal y dantesco; estábamos quemándonos vivos, ardiéndose nuestras carnes, y el público, aunque numeroso, no atinaba a nada, petrificado de espanto. Yo, que no perdí el conocimiento sino recién a las 48 horas, pedía a gritos que trajesen un automóvil. La gente, atolondrada, sin saber qué hacer, no me comprendía, dificultando aún más el ser atendidos. Cuando pude estar en pie, mucho después, supe que allí llamaban carros a los taxímetros. De ahí la confusión.
EXTRAÑA COINCIDENCIA ¿PREMONICIÓN?

Una extraña coincidencia nos revela el gardeliano Hector Rebasti en ocasión de observar la cédula de identidad (documento de uso en esos años) de doña Berta Gardes que entendemos puede ser de interés de nuestros lectores y que así nos lo cuenta:
“La fotografía que puede verse, es la cédula de identidad de doña Berta, en la cual se observa, claramente, el número del documento escrito en lápiz, costumbre que se usaba para una más rápida lectura, y la perforación del mismo número con el sistema utilizado en la época (a la izquierda del documento). Ese número es el 424.635.No creo necesario aclarar que al leer este número surge un dato que impacta y que parece una premonición. Igualmente me permito desmenuzarlo para que resulte más fácil interpretarlo.El primer número, el 4: las cuatro décadas de vida de Carlos Gardel, 1890 – 1935. (aporte del amigo Héctor Lemmi, de la Sociedad Admiradores de Carlos Gardel de Mar del Plata.)El número 24: el día del fallecimiento de Carlos, su hijo.
El número 6: la nomenclatura que se usa para designar el mes de junio.
El número 35: apócope del año 1935, el de la muerte de Carlitos.
No es poco, es una interesante e impresionante coincidencia.
Este “descubrimiento” casual de mi parte, no hace otra cosa que aportar más datos y curiosidades en la rica historia de doña Berta, la querida madre biológica del siempre recordado y nunca igualado Carlos Gardel.
Mi único objetivo es que esto se conozca, sea patrimonio para el futuro y sirva para aquellos a quienes les dejamos en sus manos, la figura del mejor cantor de tangos que tuvo nuestro país y el mundo, nacido en la hermosa tierra francesa y que adoptara a Buenos Aires como su tierra definitiva, conservando el sentimiento rioplatense.”
GARDEL EL HOMBRE, EL SIMBOLO, EL MITO

El mito es una necesidad del mundo existencial. Es una realidad corpórea, creada, intensa y profunda. La verdad que lo distingue la encontramos entre lo real y lo ideal. El mito es una imagen idealizada por el sentimiento que sintetiza esa necesidad de realización de «todos». Revela modelos ejemplares de la actividad humana. No es una invención, es una experiencia vivida, realidad que posee una historia reconocida por el grupo social se convierte en símbolo. Resumiendo: Un mito es un relato que refiere a una actuación memorable en un tiempo pasado.
El hombre: Es el grupo social quien da la categoría de mito, a tal efecto el hombre elegido debe cumplir con imperativos que irán forjando su destino…El concepto de mito implica el concepto de belleza que es la armonía física o artística inspiradora de placer y admiración: única abstracción que nos llega por medio de los sentidos… y nombramos a Carlos Gardel. La belleza nos puede llegar a través de la vista por lo armonioso de un objeto o una persona, a través del oído en un trino, en una palabra, en un canto y nombramos a… Carlos Gardel. La belleza se encuentra en sus rasgos, su sonrisa es mesurada, afable, comunicativa, signo de predisposición, un saludo, un estar con el otro. Acaso el ocultamiento de alguna intimidad que no quiere sea trascendida, un límite. Es en fin, la sonrisa del ídolo creado por el hombre para admirarlo y nombramos a… Carlos Gardel. La belleza se encuentra en ese conjunto de elementos denominado por los rioplatenses «pinta» que implica vestimenta, actitudes, sonrisa, manifestación de sentimientos en las interpretaciones musicales, actitudes gestuales haciendo creíble lo expresado y nombramos a… Carlos Gardel. La belleza se encuentra en «la mirada», ese sentido hace que el otro nos pertenezca, que lo podamos captar y recrear. La mirada del mito es complaciente, transmisora, cautivante, seductora, calla el interior y .acompaña al gesto y la sonrisa dando sutileza a la voz y nombramos a… Carlos Gardel.
A 100 DE LA GRABACION DE MI NOCHE TRISTRE
El 12 de enero de 1918, en el número 1.006 de la revista Caras y Caretas, un aviso a página completa del sello discográfico Max Glucksmann anunciaba que estaban a la venta una serie de discos del Dúo criollo Gardel-Razzano, acompañados por el guitarrista José Ricardo.
El último de ellos, con el número de serie 18010, contenía en su lado A la canción “Provinciana”, de y por el dúo, y en su lado B el tango “Mi noche triste”, de Castriota y Contursi, a cargo de Gardel solo.
Por el año 1915 Carlos Gardel era un exitoso cantante, que tal como era usual en esos años el repertorio estaba compuesto por temas camperos, estilos, cifras, milongas surera, con un clásico perfil de artista tradicionalista, y con un repertorio que contenía numerosas piezas de su autoría, con las cuales recorría los distintos rincones de Argentina y Uruguay, sin que el tango estuviera presente en su vida.
El tango por esos tiempos, era sobre todo un hecho de un Buenos Aires periférico, de desarrollo en lugares de entretenimiento de hombres solos en lupanares y casas de baile, y especialmente como expresión bailable acompañada muchas veces por letras con doble intención que servían de un divertimento apropiado para esos lugares.
Pascual Contursi, quien le puso letra al tema musical Lita de Samuel Castriota, bautizado Mi noche triste, marcaría el instante inicial del nacimiento del tango canción definido por Gardel.. El destino quiso que aquel tema lo escuchara Carlos Gardel quien estaba actuando en la capital uruguaya junto con José Razzano. El morocho cantó Mi noche triste en el Teatro Urquiza de esa ciudad y después en el Teatro Esmeralda de Buenos Aires. En 1917, lo grabó.
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