Número de edición 8481
La Bata

Espíritu adolescente (y femenino) en el Gran Rex

Espíritu adolescente
Espíritu adolescente (y femenino) en el Gran Rex

La joven se presentó en el Gran Rex, en un show que está dentro de la gira Hopeless Fountain Kingdom Final Installment.

 

Ya había estado en contacto con el público argentino pero había sucedido en un contexto de festival, de masividad y aire libre. Esta vez fue distinto. Halsey, la cantautora estadounidense de 23 años que tocó en 2016 en el Lollapalooza, se presentó anoche en el Gran Rex.

Se trata de la gira Hopeless Fountain Kingdom Final Installment. El show comenzó después de que Lauren Jauregui (FIth Harmony), la invitada de la versión latinoamericana del tour, haga su show. Fue escuchada con respeto, de pie a la presencia estelar de Ashley Nicolette Frangipane, alias Halsey (anagrama de su nombre verdadero).

De hecho, se sabe que Lauren acompaña a Halsey en medio del show porque juntas hacen “Strangers”, de su segundo disco de estudio Hopeless Fountain Kingdom (que da nombre a la gira).

Desde la 21.30 hasta pasadas las 23, la seguidilla tiene como (casi) único foco a esta chica nacida en Nueva Jersey pero devenida en un ícono neyorquino. Hay poco despliegue y esto no tiene nada que ver con la escasez, ni con el minimalismo. Se trata de una mezcla de austeridad en las luces, una puesta poco pretenciosa (peldaños para subir y bajar), una coreografía sobria (aunque cargada de gracia), pequeñísimos cambios de vestuario y participaciones adicionales (la mencionada Jauregui y la bailarina poderosa que acompaña a la protagonista en varios temas).

Hay precisiones sobre la audiencia: la mayoría es femenina y adolescente, cuestión que llamó la atención desde siempre ya que los seguidores de Halsey parecerían coincidir con el estereotipo de público de una Boy Band. Y no.

De hecho, el mensaje de Ashley/Hasley se orienta al feminismo. “¿No puedo ser feminista y tener tetas?”, manifestó ella cuando fue increpada por su aparición en Playboy en cortocircuito con su activismo. Pero si de algo se ocupa esta artista es de inscribirse en la ambigüedad. Por eso se describe tres veces “bi”: bisexual (manifestación de sexualidad), bipolar (trastorno que sufre) y birracial (herencia de un padre africano y de una madre italio-americana).

Y de esto dan cuenta las banderas que le acercan desde el público: la argentina (que saluda primero), la del LGBT (diversidad sexual) y el pañuelo verde (símbolo de la lucha por la legalización del aborto).

Sus inclinaciones por el pop, más que nada por el electro-pop y, en menor medida, por el rap old school, se traslucen en el concierto cargado por la voz y la emotividad de Halsey. Habilitan momentos altos y esperados del show (“Bad at Love”, “Now or Never”, “Colors”, “Gasoline”), plagados de linternas en celulares y gritos de la audiencia que se escuchan al mismo volumen que la voz hablada de la cantante, que agradece al infinito a Buenos Aires por esa efusividad.

Fuente: la nacion.

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