Se dice que hay que relajarse y disfrutar de la edad madura, y Dios sabe que uno lo intenta, pero la sensación de disfrute y “relajo” no es tan duradera y contribuyen a ello ciertos indicios a “priori menores”, como dormir con los anteojos puestos, o entrar en la ducha con los lentes, notarlo y retirarlos recién cuando el vidrio está mojado y además tener que volvértelos a poner para poder leer si te estás lavando la cabeza con shampoo, acondicionador o gel limpia inodoros con lavandina.
http://www.diarionco.net/index.php/opinion/3417-mujer-cincuentenaria-crees-que-soy-sexy
Por Ana María Neve
O que mientras estás cocinando se te empañen los lentes y se te caigan adentro de la cacerola con agua hirviendo, porqué algunas personas de nuestra generación todavía disfrutan de tener y “hacer comida”.
O tener la posibilidad de viajar a un lugar de Oriente, ponerte la burka y de regreso ver en la foto que te dejaste los anteojos puestos y que lejos de parecer exótica parecés el comandante Marcos.
O que te ganes una beca para viajar a París y se te caiga el vidrio de una lente en el en el Museo del Louvre, y que millones de turistas caminen arriba de ella; ni que hablar de leer la letra chica de ningún contrato de este mundo.
Por su parte los trastornos de la memoria tienen lo suyo, por ejemplo interrumpir en una reunión para hacer una exposición precedida de un gran prólogo y cuando lograste el clímax y el silencio, no te acordás que mierda querías decir.
También las consecuencias del insomnio, los hipnóticos y otros paliativos, hacen lo suyo, si bien a la hora de dormir liberan de presiones, a la larga producen trastornos de la conducta como levantarse de noche para comer las galletitas que quedaron en el paquete o las empanadas de la heladera o los shogurt para combatir la ansiedad o la bolsa de los cereales.
Por supuesto que existe la opción de dejar la alacena y heladera vacías, pero al día siguiente quien me quita la duda si en ese estado de semi inconciencia le pegué duro al alimento balanceado del gato después de revisar la basura y convertirme en cartonera de mis propios deshechos.
Por las dudas le pedí a mi hijo que no me contradiga después de ingerir el hipnótico por su propia seguridad.
Tampoco es fácil reconocer la soledad y que a esta edad el único hombre que nos escucha y contiene sea el psicoanalista y lo haga por dinero; o que los pocos toques de cariño que recibís sean los de facebook y tener que seguir con un “peor es nada” que se esfuerza por graduarse de “nada”.
Al menos conseguí que ya no se quede dormido después del sexo, pero es porqué se retira inmediatamente una vez finalizada la contienda y antes de mi ingesta del hipnótico, lo que a mis ojos lo convierte en eyaculador precoz orgánico, moral y espiritual.
Pensar que en la antigüedad, para conciliar el sueño, se la pasaban contando siempre corderos para poderse dormir… como cantaba Palito en El Club del Clan; confieso haber contado corderitos, ex touch and go y todo tipo de animales.
En el aspecto social me empiezan a preocupar las fichas o formularios a completar, porqué a esta altura de lo único que estoy segura en mi vida es de mi número de documento. Por ejemplo ante la pregunta ¿Cuál es tu trabajo? ¿Porqué no existe la opción paracaidista social urbano y ojalá esta vez se abra?.
Con respecto al estado civil… ¿Porqué no está la opción “complicado”? Aunque el otro esté peor porqué no quiere divorciarse.
Realmente es difícil tener respuesta para la estructura de una ficha cuando otra estructura más rígida nos colocó en estado de “depende…”. Finalmente tendremos que resignarnos con “no pertenecer”, al menos nos queda el consuelo de no ser estructuradas, ni tan extra-taradas y que si veinte años no es nada, al menos cincuenta ya es algo.
Si sos de las afortunadas que no sufren alguno de estos síntomas, no lo dudes y armá tu propia ONG o tu propia cátedra en tu propia universidad, siempre habrá algún un incauto que se enganche.
Próximas entregas:
Cuartito azul, antes y después del viagra…
Breves datos sobre la autora.
Ana María Neve es guionista egresada del ISER con medalla al mejor promedio de la carrera, escritora y autora, entre otros, del libro “Retazos de lo ordinario a lo extraordinario” declarado de Interés Cultural y Sanitario por el Honorable Concejo Deliberante de La Matanza y por la Legislatura Porteña.
Columnista del diario NCO y de la Revista de Periodismo Médico.
Co-conductora del Programa Particularmente Radial que se emite desde hace 6 años en AM 670 Radio Antártida los sábados de 14 a 15hs.
Miembro de Argentores y Miembro de Honor de la Sociedad Argentina de Periodismo Médico.
Ex coordinadora de grupos para pacientes oncológicos en el Hospital Álvarez y autora de videos de prevención en salud.
Excelente ………..!!!!!!!!!………salvo las chicas del Comendatore Berlusconi ……..la mujer es mas…… después de los 35 años …………..y mucho más después de los 45 …………. o no ??????????