Una guía digital unificada y definitiva de la Bauhaus, el movimiento artístico y arquitectónico alemán que sentó las bases del diseño industrial, fue completada y presentada en Berlín por las varias instituciones herederas de una de las escuelas de arte más importantes del siglo XX.
Por primera vez una guía de viaje persigue el gran recorrido del Bauhaus por las ciudades -de Weimar a Berlín o a Harvard- que recorrió de manos de sus fundadores, artistas de la talla de Walter Gropius, László Moholy-Nagy, Mies van der Rohe, Paul Klee, Marcel Breuer o Vasily Kandinsky.
La obra “Guía de Viaje del Bauhaus. Weimar – Dessau – Berlín” nos introduce en el mito de la “modernidad clásica” para recorrer cien de los puntos esenciales para la historia del movimiento, a lo largo de 300 páginas ilustradas. Ofrece incluso una aplicación para ser manejada desde un teléfono celular, según informó DPA.
A los capítulos por época y sede se suman información de fondo y consejos prácticos: “Aquí se puede releer toda la Bauhaus aun sin viajar literalmente”, dijo el director de la sede de Dessau, Philipp Oswalt. “Es toda una manera nueva de encarar la Bauhaus”, agregó Friedricke Tappe-Hornbostel, de la Fundación Cultural de la Federación, que financia el proyecto.
La publicación conjunta y la necesaria combinación de imágenes, historia e informaciones demuestra que la cooperación entre las tres grandes instituciones de la escuela, en Weimar (Turingia), Dessau (Sajonia-Anhalt) y Berlín (donde está el archivo) se ha hecho realidad a partir de los actos del 90 aniversario de su nacimiento, conmemorado en 2009.
El Bauhaus Archivo-Museo Decorativo de Berlín, la Fundación Bauhaus de Dessau y la Fundación Clásica Bauhaus de Weimar son principales depositarias del legado.
Aunque sólo duró de 1919 a 1933, y tres veces hubo de cambiar de lugar, la Bauhaus fue la escuela de diseño más influyente de los tiempos modernos y con ella buscaron Walter Gropius y Ludwig Mies van der Rohe demostrar que el Art Nouveau ya era viejo y que la sociedad de masas imponía otra política del gusto.
Fue un tiempo en que los arquitectos prefiguraban el arte.
Walter Gropius empezó en 1919 con un famoso manifiesto por el que enviaba al artista de vuelta al taller: “El artista es sólo un artesano mejorado”.
Profesiones antes insospechadas, como el diseño industrial y gráfico nacieron y se repartieron por esas tres sedes, que en un tiempo brevísimo rediseñaron el espacio estético del siglo.
Alumnos de esta escuela fueron Kandinsky, Moholy-Nagy, Lyonel Feininger, Oskar Schlemmer o Paul Klee, y la intención fundacional requería entender el edificio en su conjunto: como obra de arte completa, en su funcionalidad y estética al regresar a la creación basada en el trabajo de bocetos como en los viejos oficios aniquilados por la industrialización.