Número de edición 8481
La Matanza

Falso pastor terminó preso junto a seis policías por un secuestro extorsivo

Falso pastor terminó preso junto a seis policías por un secuestro extorsivo

 

En las redes sociales, Mauricio Puñales se ufanaba de participar en operativos donde detenían a delincuentes y los agentes lo llamaban “El Jefe”. Pero cayó preso por un secuestro y exigir $ 60.000 de rescate.

El pastor justiciero

En el barrio, Mauricio Puñales era “el Falso pastor terminó preso junto a seis policías por un secuestro extorsivopastor justiciero”. Al menos de eso se ufanaba en las redes sociales, adonde publicaba las fotos de esa tarea “comunitaria” que desarrollaba junto a los agentes de la Policía Local de La Matanza, durante los operativos en los que detenían a ladrones y vendedores de drogas.

Era una versión similar a la de otro autodenominado superhéroe como “Capitán Menganno”, el ex policía que patrullaba las calles de Lanús Este a bordo de su moto, vestido con un traje azul y con el rostro enmascarado. En este caso, Puñales no llevaba ninguna indumentaria particular, pero los propios uniformados lo llamaban “El Jefe” y lo llevaban a los procedimientos.

Hoy, a sus 44 años, tiene un traje a rayas y le hace honor a la simbología tumbera, ya que está en la cárcel, acusado de haber planificado y concretado el secuestro extorsivo de un hombre al que se llevaron cuatro policías en dos patrulleros.

Así, “el pastor justiciero” espera el inicio del juicio oral en su contra, junto a seis agentes de la fuerza de seguridad comunal del distrito más populoso del país.

La historia que llevó a prisión a los siete imputados tuvo su origen el 7 de febrero pasado. Eran las cinco de la tarde cuando Ismael Báez Peralta salió de su casa y fue interceptado por un móvil de la Policía Local de La Matanza, con otro de apoyo.

Secuestro en Virrey del Pino

La víctima iba caminando con su pareja. En la esquina de Vilela y Comercio, en Virrey del Pino, tres agentes con uniforme, y exhibiendo sus armas reglamentarias, se bajaron de una de las camionetas de la Fuerza y se lo llevaron cautivo. Así lo tuvieron durante casi cuatro horas.

Los captores no se anduvieron con eufemismos a la hora de planificar el hecho. Cuatro días antes de concretarlo, crearon un grupo de WhatsApp que bautizaron “Ponela tío”. En la causa -a cargo del fiscal federal N°2 de Morón, Hernán García, y su par de la Unidad Fiscal Especializada en Secuestros Extorsivos (Ufese), Santiago Marquevich- constan diálogos incriminatorios.

“Sabemos que sos ‘transa’. Sabemos que tu papá es ‘transa’. Llamá a tu papá para pedirle dinero”, le advirtieron los policías al secuestrado. No les importó que Báez Peralta les respondiera que su papá había muerto y que el resto de su familia estaba en su país de origen, Paraguay.

El hombre fue trasladado a un descampado situado a la altura del kilómetro 40 de la ruta nacional N°3, también en Virrey del Pino. Allí le exigieron que llamara a alguien de su entorno para pagar un rescate. Entonces se comunicó con un amigo, al que le rogó: “Me llevó la Policía, quieren 60.000 pesos”. No sólo le pegaron y amenazaron con cortarle dos dedos, sino que le dispararon dos veces a su lado para amedrentarlo.

Además, le robaron lo poco que llevaba encima: una billetera con documentos, 30 pesos y una cédula de identidad paraguaya a su nombre. “Largalo ya, se pudrió… nos denunciaron”, escribió uno de los integrantes del grupo, tras lo cual soltaron a la víctima.

Las llamadas extorsivas

La actuación de Puñales en este caso, para los investigadores, no fue secundaria. Los agentes involucrados apelaron a sus vínculos para intentar frenar sus propias detenciones, luego de que la pareja de Báez Peralta denunciara el secuestro.

El falso pastor, nacido en Uruguay, decía ser el jefe de la Secretaría de Protección Ciudadana de La Matanza y que colaboraba allí “ad honorem”. Sin embargo, no figuraba en ningún registro de la Municipalidad.

Cuando cayó detenido, el 1 de marzo, en el Hospital Santojanni de la ciudad de Buenos Aires, Puñales declaró que realizaba tareas de seguridad privada en boliches de La Matanza y que colaboraba con la Comuna, lo cual fue desmentido por las autoridades municipales.

Además, su huella digital aparece en el vidrio de uno de los dos patrulleros usados en el episodio.

Puñales declaró que era pastor del Ministerio Evangélico “El Justo por la Fe vivirá”, que no está inscripto en el Registro Nacional de Cultos. Además, sostuvo que su tarea era detectar delitos “in fraganti” y darles aviso a las comisarías de La Matanza, las locales, la Departamental y las brigadas. Y que reportaba a los máximos jefes de estas fuerzas.

En los últimos días, los fiscales García y Marquevich solicitaron la elevación a juicio de la instrucción al juez federal N°2 de Morón, Jorge Ernesto Rodríguez. Los seis policías implicados son María Florencia Romero (24), Matías Ezequiel Brítez (29), Juan Leonel Peña (25), Alejandro Gabriel Gómez (24), Sebastián Alfredo Renversade (30) y Gabriel Alejandro Rodríguez (33).

Detalles de cómo extorsionaba

En una de las escuchas de la causa, uno de los secuestradores amenaza con matar a la víctima.

-Amigo del secuestrado: Ahí me están trayendo la plata, me están llegando, no llegó acá el que me trae.

-Secuestrador: ¿Dónde estás?

-Amigo del secuestrado: En Laferrere.

-Secuestrador: Hace más de cuarenta, más de una hora que estás en Laferrere, ¿cómo hacemos?

-Amigo del secuestrado: Y estoy esperando ahí, y estoy desesperado, no sé qué hacer.

-Secuestrador: Mirá, escuchame, papá, eh, yo te la hago re corta, es así, son ocho menos cinco, si a las ocho y media yo no tengo ninguna novedad, no tengo la plata, al pibe dalo por finado, así nomás te lo digo eh. Yo estoy acá a la vuelta del búnker donde estamos siempre, están todos los pendejos dando vuelta, ya me tenés re podrido loco al final, siempre chamuyando, chamuyando, siempre te faltan cinco para el peso, ¿cómo es?

-Amigo del secuestrado: Y no me trajeron la plata, ahí me dijo, y no sé qué hacer, y no llega, yo le estoy esperando en Laferrere y no llega.

-Secuestrador: Bueno, listo, yo te la hago re corta flaco, ocho y media, yo al pibe te lo fino, no me interesa, después andá a la comisaría, hacé lo que vos quieras, no me interesa, el pibe vos sabés, yo lo tengo al pibe en un lugar que no lo va a encontrar nadie, te lo puedo asegurar.

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