La situación que le toca vivir a toda las personas afectadas por las inundaciones en la mayoría de las localidades del partido de La Matanza, especialmente a los vecinos de Virrey del Pino, González Catán y Laferrere, es algo que todos lamentamos profundamente y conlleva un montón de componentes para analizar y cuestionar. Pero en esta dolorosa circunstancia no hay que perder de vista algunos hechos que merecen también destacarse.
Espíritu solidario
Por ejemplo, este tipo de sucesos climáticos sirven también para demostrar una vez más el espíritu solidario y la calidad humana de muchísima gente y como muestra vale recrear la participación y el compromiso de cada uno de los voluntarios y cooperativistas que -a veces poniendo en juego su propia vida- prestan su servicio a Defensa Civil. El reconocimiento hay que hacerlo extensivo también a los Bomberos Voluntarios y al personal municipal que durante todo el fin de semana trabajaron a destajo en el Comité de Crisis, que tuvieron la misión de ayudar a los más afectados por las tormentas y por el desborde de los arroyos, asistiendo y conteniendo a quienes más lo necesitaban.
Se instrumentaron bases operativas para estar rápidamente a disposición de los damnificados de estas tres localidades del sur del distrito. En Laferrere la misma se montó en el cuartel de Bomberos de la ciudad y los servicios de asistencia estuvieron y continúan permanentemente activados en un cien por cien de su capacidad. Además se tuvo la invalorable colaboración de Defensa Civil de la provincia de Buenos Aires y de los distritos de Hurlingham y Merlo, de Prefectura Naval y de Gendarmería Nacional. En cada una de esas localidades el despliegue de fuerzas hizo que los delegados de cada ciudad se debieron poner al frente de la situación y son ellos los que informan de las distintas novedades y solicitan los recursos que se requieren para atender las necesidades de la gente.
Se mantienen las guardias
Los pronósticos que hablan que este tipo de situación se puede replicar en cualquier momento y que según los pronosticadores, la amenaza de fuertes lluvias y tormentas durará hasta el miércoles inclusive, hace que el alerta esté todavía vigente y todo el personal afectado al operativo deba permanecer en los lugares asignados para poder actuar rápidamente ante cualquier tipo de circunstancia.
Según datos oficiales, fueron 1776 los vecinos evacuados, pero suman muchos miles más los afectados, porque hay gente que no solo ha perdido la mayoría de sus pertenencias, si no que la retirada de las aguas de los domicilios en algunos casos tarda 3 o 4 días y van dejando secuelas que llevan tiempo y dinero poder reparar. Hay lugares como Gregorio de Laferrere en que las aguas tardan dos o tres días en bajar. Por esa razón en las zonas más complicadas y en los centros de evacuados se sigue trabajando en tareas de asistencia y colaboración, con guardias permanentes y un contingente anónimo de personas que van desde mujeres y hombres que colaboran en la cocina, otros que se encargan de entretener a los niños, también están los que seleccionan y separan las donaciones que desde el mismo sábado comenzaron a llegar y el personal de Gendarmería, de la policía y del municipio atentos a socorrer cualquier eventualidad.
El agua va a bajar, en los próximos días ya no habrá más evacuados y la gente regresará a sus hogares y es ahí donde el estado debe mantener vigente la maquinaria de ayuda, proveyendo de elementos de primera necesidad, pero sobre todo, se impone mantener la asistencia médica a los damnificados, porque si bien después de la tormenta siempre llega la calma, en muchos casos la tarea recién comienza…