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El secuestro de Delfor Soto: “recuerdo  la casa revuelta después que se fueron”

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Eva Soto, hija del escritor detenido desaparecido Delfor Santos.
Eva Soto, hija del escritor detenido desaparecido Delfor Santos.

Eva, hija de escritor, periodista, militante peronista y concejal de La Matanza que fue víctima del terrorismo de Estado durante la última dictadura militar, relató cómo fue la madrugada en que se llevaron a su papá de la casa que compartían en Ramos Mejía.

Por Soledad Martínez 
martinezgsoledad@gmail.com 

La subsecretaria de Derechos Humanos de La Matanza, Eva Soto, recordó la madrugada en que su padre, el escritor matancero Delfor Santos Soto, víctima el terrorismo de Estado fue arrebatado de su casa de Ramos Mejía el 21 de agosto de 1976.

“Fue un militante peronista, escritor, periodista y concejal en un periodo muy cortito”, resumió Eva sobre su padre, uno de los 335 detenidos desaparecidos que tuvo La Matanza durante la última dictadura militar.

La trayectoria de Delfor Santos Soto como concejal fue breve. “Asumió en el 73’ y comenzó a ser perseguido, renunció a su cargo en el 75 y nos fuimos a un exilio interno a Capilla del Monte, Córdoba”, relató Eva.

Pero cuando el escritor tomó conocimiento de que se habían llevado a uno de sus compañeros, Titi Vidal, regresaron al distrito. “Al tiempo que volvemos, se lo llevan de nuestra casa de Coronel Díaz 10, de Ramos Mejía”, contó la actual funcionaria local.

Según rememoró Eva Soto “una madrugada, alrededor de las 3 de la mañana, una patota de la policía de la provincia de Buenos Aires y el ejército irrumpen en nuestra casa, estábamos durmiendo”.

La titular de la subsecretaria de Derechos Humanos señaló: “cuando entrabas a mi casa, había un pasillo y a la derecha estaba el escritorio de mi viejo. Yo siempre les cuento a los pibes en los colegios que no había Google, no había nada. Así que aquel que era periodista, escritor, investigador, era la máquina de escribir y una biblioteca bien nutrida, que eran los libros de consulta. Ahí lo tuvieron”.

Eva Soto continuó: “a nosotros nos encierran en una habitación con un militar apuntándonos y a mi papá lo tuvieron un par de horas interrogándolo en su escritorio y también saqueando nuestra casa”.
Luego de ese largo interrogatorio, vino lo peor. “Le dicen a mi mamá ‘bueno lo vamos a llevar para averiguación de antecedentes’ y esa fue la última vez que lo vimos”, lamentó la funcionaria local.

La despedida

Según pudieron reconstruir, ese primer fin de semana el escritor estuvo detenido en el Centro Clandestino de Detención (CCC) denominado “el Sheraton” y que funcionó en la Comisaría de Villa Insuperable de Lomas del Mirador.

“Después de muchos años, en el 2009, supimos que luego había estado en Campo de Mayo.  No lo sabemos fehacientemente pero entendemos que puede haber ido en un traslado de la muerte, los aviones que tiraban los cuerpos al Río de La Plata”, reveló Eva Soto.

Este dato surgió del testimonio de una sobreviviente de Campo de Mayo que estuvo detenida al mismo tiempo que el poeta matancero. “Al momento de ser liberada preguntó ‘¿qué van a hacer con Delfor?’ y le respondieron ‘no te preocupes que Delfor  se va a ir en un traslado’ y los traslados en la jerga militar eran los traslados de la muerte”, amplió la hija del escritor.

Al momento del secuestro de su padre, Eva tenía 4 años y aunque reconstruyó esa parte de su historia a través del relato de terceros, también tiene algunos recuerdos de esa madrugada. “En la habitación estábamos con mi mamá. Yo agarré un cuadro de la pared que tenía un payaso, lo abracé fuerte como una cuestión de refugio”, rememoró.

Además, la funcionaria relató: “no me acuerdo de las personas que entraron, pero sí me acuerdo de la casa revuelta después que se fueron. Mi papá preguntó si podía venir a darnos un beso y le dijeron que sí, que se despida”.

“Chitos y otros silencios”

El compromiso del periodista era tal, que estaba plenamente consciente del accionar del gobierno de facto y de que podía llegar a ser víctima. “Mi papá sabía que podía pasarle algo así y lo relata en uno de sus libros”, señaló Eva en referencia al cuento “Chitos y otros silencio”, obra de Delfor Santos Soto de 1973.

En el escrito, el autor describe “que lo van a buscar a su casa, que miran por la mirilla de la puerta como la que teníamos en casa, que lo suben a un auto, que él se iba dando cuenta por donde iban porque agarran en un momento la rotonda de San Justo, que estaba tirado atrás y tenía 2 milicos con las botas en la espalda”, resumió la funcionaria.

Con el secuestro de su padre, su mamá tomó un rol fundamental. “Es una leona. Se puso al hombro no solamente a tres muchachitos chiquitos, sino la responsabilidad de pedir memoria, verdad y justicia.

El después

Con la pérdida de su compañero, padre de sus hijos y también del sostén económico del hogar, la mujer debió afrontar varios frentes de batalla. “Siempre fue una luchadora, una grosa. Yo la admiro muchísimo porque no sé qué hubiese hecho en esa situación”.

Eva remarcó que también debieron dejar la casa de Ramo Mejía porque no podían pagar el alquiler y se mudaron “a un ranchito de chapa que tenía mis abuelos en Mataderos”.

En este difícil contexto, la funcionaria revivió: “se iba casi todo el día a laburar, a limpiar colegios en La Matanza. Volvía destrozada, cansadísima a las 9 de la noche y aparte a todo esto seguía luchando por la ‘aparición con vida y castigo a los culpables’ que era la consigna en ese momento”.

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