
¿Cómo llegamos a este punto en el que estamos pagando tarifazos por un servicio que funciona cada vez peor? Para responder esta pregunta primero hay que entender el rol del FMI y luego hacer un poco de historia.
Matías Rodríguez Ghrimoldi
matiasrodriguezghrimoldi@gmail.com
Vecinos hartos de los cortes de luz realizaron piquetes en varios puntos de la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano. Un grupo importante se concentró en el edificio de Edesur. “El único Edesur que ilumina es el que arde”, decía un grafiti que pintaron en la protesta.
Walter Martello, titular del Ente Nacional Regulador de la Energía elevó un informe al Gobierno para avanzar con la estatización de las empresas distribuidoras de energía. La Casa Rosada presentó una denuncia contra los dueños de Edesur por malversación de fondos y abandono de persona.
Edesur está controlada por un holding internacional con mayoría de la empresa multinacional Enel de origen italiano. El Gobierno plantea por un lado que Edenor ha tenido menos cortes y que dependerá de “cómo evolucione la causa penal” para saber si se avanzará hacia la estatización o la reprivatización, es decir a pasarle la concesión hacia otra empresa.
¿Cómo llegamos a este punto en el que estamos pagando tarifazos por un servicio que funciona cada vez peor? Para responder esta pregunta primero hay que entender el rol del FMI y luego hacer un poco de historia.
Como siempre todos los caminos conducen al Fondo
El organismo crediticio internacional hoy forma un cogobierno con el Frente de Todos. No hay decisión económica que pueda tomar el Gobierno que no deba pasar por una consulta o injerencia del Fondo. Esta situación además de vulnerar completamente la soberanía nacional impacta en los bolsillos de la población.
El FMI acordó con los diferentes ministros de Economía metas de recorte del déficit fiscal, es decir, ajustes en el gasto público. Parte de esas reducciones de las partidas presupuestarias, iban a los subsidios de las tarifas de los servicios públicos. Es por eso que empezaron a subir y llegan boletas cada vez más difíciles de pagar.
En relación al problema del mal servicio, hay que hacer un poco de historia. Hasta 1992 la empresa otorgadora de energía era Servicio Eléctricos del Gran Buenos Aires (SEGBA). Con las privatizaciones, esta empresa fue dividida en ocho, tres distribuidoras (EDESUR, EDENOR Y EDELAP) y cinco generadoras: Central Puerto/Costanera/Dique/Dock Sud, Pedro de Mendoza.
Esto en principio significó una oleada de despidos masivos a los trabajadores. En SEGBA trabajaban más de 20 mil personas y luego de su privatización y división pasaron a ser menos de 7 mil trabajadores.
Al pasar a ser un negocio, el servicio de luz empezó a ser regido bajo la lógica básica capitalista: mayor ganancia al menor costo. En conjunto con la enorme cantidad de despidos, la bajísima inversión dio lugar a un servicio de baja calidad.
Hoy el Gobierno deja en manos de la Justicia el destino de para donde va la estatización o no de Edesur y no se plantea ninguna pelea para Edenor.
A pesar de que según el propio Gobierno “las empresas no pueden alegar nada a su favor”. Hace días, la vocera presidencial Gabriela Cerruti explicó que “después de haber tenido las tarifas dolarizadas” y de haber sido favorecida “con un aumento de tarifas del 3 mil por ciento durante el gobierno de Mauricio Macri, nunca se realizaron las inversiones que tenía que realizar”.
Dejar en manos de la justicia mientras se impulsa el juicio político al máximo tribunal y se plantea la necesidad de una “reforma judicial” es cómo mínimo curioso. Difícilmente se espere una respuesta a favor de las mayorías populares de una institución a la que se denuncia por fallar siempre a favor del establishment.
La situación es insostenible y hay sectores que votaron al Frente de Todos que perciben que con esta pelea suceda un nuevo Vicentín. Es decir, una nueva batalla que empezará con un gran anuncio y terminará en una triste retirada.
Mientras tanto, la gente sigue en las calles reclamando tener luz y exigiendo una pronta solución. De fondo, el problema con el FMI sigue latente. Aunque el Gobierno se despabilara y avanzara con la estatización, estaría complicado a la hora de realizar inversiones por los compromisos de no extender el gasto público.
Cómo siempre sucede, todas las luchas y reclamos se topan con la pared de la deuda externa. Deuda que sectores del Frente de Todos como las organizaciones ligadas al ex presidente del Banco Nación, Claudio Lozano, la Cámpora, la CTA y otros gremios, empiezan a sumarse a la izquierda para cuestionar.
Te pueden interesar:
https://www.instagram.com/diarioncomatanza
https://facebook.com/diarionco