
Así se expresó el dirigente del MST en el FIT Unidad y coordinador de la Comisión Internacional que viajará a Costa Rica el seis de julio, Mariano Rosa, sobre la grave situación política y social que se vive en Nicaragua en el régimen de Daniel Ortega, en el poder desde 2006 de forma ininterrumpida, en exclusiva para Diario NCO. Primera parte de la entrevista.
Una comitiva integrada por parlamentarios de distintos países, referentes sociales y de DDHH, estarán viajando hacia Costa Rica y de allí realizarán 300 kilómetros hasta la frontera con Nicaragua para poder ingresar a ese país y revisar las condiciones de encierro de las y los presos políticos de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
NCO: Una comitiva de dirigentes de izquierda van a viajar a Nicaragua para intentar visitar a los presos políticos de ese país por medio de la censura por parte del gobierno de Daniel Ortega: ¿Cómo se fue gestando esta iniciativa que nuclea a muchas agrupaciones?
MR: La iniciativa surge a partir de que nuestra organización internacional (Liga Internacional Socialista) y con la militancia en Centroamérica de forma muy complicada, en el exilio y la clandestinidad, surge por idea de varios colectivos de la región que proponían la conformación de una Comisión Internacional independiente de la OEA, los Estados Unidos y de cualquier interés imperialista que pudiera favorecer a Daniel Ortega.
Diputados del FIT, PSOL de Brasil, organizaciones de derechos humanos y tantos otros, estarán yendo a Costa Rica el seis de julio y de ahí irán en caravana hasta el puesto fronterizo con Nicaragua y pedir el ingreso para constatar y verificar las condiciones de salud y encierro de las y los más de 180 presos políticos que hay en ese país.
NCO: Hay una frase que dice la historia se repite dos veces, primero como tragedia y después como farsa. Tras el derrocamiento de Somoza en 1979, Nicaragua vuelve a atravesar una situación similar con Ortega: ¿Cómo analizás el presente marcado por un presidente que proscribe y encarcela políticos y ya lleva 15 años y cuatro mandatos consecutivos en el poder?
MR: Quedó demostrado que todo proceso que comienza criticando las bases de una dictadura y que no avanzan en profundizar los cambios estructurales y no termina tocando los pilares del sistema capitalista y no se radicaliza la democracia y la participación de los sectores populares, tiende a estancarse y retroceder. Para nosotros es la teoría de la revolución permanente.
Esta revolución tuvo límites de origen porque se convocó a la burguesía democrática y eso limitó la posibilidad de tocar intereses. Eso, sumado a algunos consejos nefastos de Fidel Castro en la década del 80 en las negociaciones con Estados Unidos aconsejara no radicalizar la revolución y no expandirse a otros procesos de la región como en El Salvador.
Aún habiendo derrotado el régimen de Somoza y la contrarrevolución de los Estados Unidos, se acepta la política de firmar pactos con los poderes regionales y ató de pies y manos a la revolución nicaragüense. Se desmoralizó un sector de las masas populares y durante 16 años hubo gobiernos que utilizaron recetas neoliberales para gobernar el país.
Después hubo un discurso falsamente revolucionario y de izquierda y se dio un dispositivo de administración del Estado de forma burocrática y represivo, netamente neoliberal, y desde 2018 se convirtió en una verdadera dictadura y hoy la expectativa está en la reacción del pueblo de Nicaragua. Se han encarcelado dirigentes por ir a movilizaciones y protestar, por falsas acusaciones como traición a la patria y les dieron 15 años de cárcel.
NCO: Muchos organismos de derechos humanos, distintos países y referentes sociales de diversa índole marcan el vacío democrático, la represión y el silenciamiento que existe en Nicaragua: ¿Qué falta para que exista una intervención en ese país que pueda normalizar tantas irregularidades?
MR: Tenemos una visión totalmente crítica de organismo como la OEA y de las llamadas administraciones demócratas que han tenido una política de colaboración con este tipo de dictaduras, sobre todo después de 2006 en Nicaragua. Sin embargo, lo más importante es porque creemos que el protagonista tiene que ser el pueblo de Nicaragua.
Es el pueblo el que va a volver a levantarse, los jóvenes, los activistas, viejos cuadros del sandinismo, que ven en Ortega y Murillo a dos personajes que administran una verdadera dictadura y defienden los intereses de los millonarios. Hoy, después de Haití, es el segundo país con mayor tasa de pobreza extrema y desnutrición infantil. La explosión del 2018 se debió a una reforma previsional dictada por el FMI.
Fue una revolución que tuvo contra las cuerdas a Ortega durante varios meses, pero en definitiva no se terminó logrando el objetivo de echar al gobierno del poder por la vía de la movilización fue porque toda esa energía no estuvo centralizada en alguna fuerza política que le diera una perspectiva. Con la creación de la comisión y el impacto de las iniciativas de izquierda, es lo que puede otorgar un cambio en la relación de fuerzas y que abra una etapa donde se den los cambios estructurales que Nicaragua necesita.
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