
La Emergencia Tarifaria recibió media sanción de la Cámara baja y fue girada a Senadores para su aprobación. Si bien se habla insistentemente que el presidente Macri la va a vetar, en términos políticos la oposición dio un paso adelante. Fernando Espinoza, punta de lanza del proyecto, se mostró gratificado por la aprobación. En ese contexto, el diputado nacional habló sobre ésta y otras cuestiones de la coyuntura política actual.
Por: Carlos R. Correa
carloscorreaprensa@gmail.com
En la exposición que realizó en el recinto, el legislador nacional expresó entre otros dichos: “Estamos viviendo el momento económico más crítico de los últimos dos años y medio en nuestro país. Por lo tanto, los dirigentes tenemos desde nosotros mismos ser ejemplo, porque los diputados que estamos acá debemos ser la voz de los que no tienen voz. La voz de los que no pueden aparecer en los grandes medios de comunicación. La voz de los que no manejan el poder económico y también debemos ser la voz del 30 por ciento de la población que no llega a fin de mes. Por eso, venimos a decir que ante esta crisis, vamos a proponer una gran mesa de diálogo nacional”.
Tras lo cual, Fernando Espinoza se preguntó “¿de qué lado va a estar el presidente Macri?” y sobre un posible veto opinó que “el pueblo y la historia argentina van a juzgar la decisión que tome”.
Pérdida de derechos
Fernando Espinoza también señaló que “lo que está pasando hoy en la Argentina es que todos los logros que se consiguieron en los últimos tiempos se están empezando a perder. Por eso digo que otra vez los trabajadores -que son el motor y el corazón de cualquier país- pierden acceso a tener los alimentos necesarios porque le bajan el poder de compra en los sueldos” y en ese mismo sentido puntualizó: “Aumentaron más de 140 por ciento promedio los alimentos, cuando los sueldos en dos años no subieron ni el 50 por ciento. Aumentaron 1.000 por ciento las tarifas de agua, 1.300 las de gas, 1.600 la de luz. Ya en el 30 por ciento de los hogares argentinos, la gente no llega a fin de mes, no llega a poder comer los 30 días del mes y entre ellos están los jubilados, y están los que pierden el trabajo”.
Sin correrse del análisis, el diputado también especificó: “Hay otro 40 por ciento que es la clase media, o la clase baja o la clase media baja, que ya está sobre endeudada por haber ido al supermercado con la tarjeta. O sea que está comiendo hoy los alimentos que va a pagar de acá a seis meses y si los alimentos siguen aumentando, si los alquileres siguen aumentando y ahora nos pudieron pagar el 40 por ciento de interés por una decisión del presidente de la Nación, imagínense lo que van a ser los créditos de aquellos que pudieron acceder a una vivienda. Imagínense lo que va a perjudicar la devaluación. En una semana los argentinos perdimos casi el 20 por ciento” y se preguntó: “¿Quiénes ganaron? Ganaron los que tienen millones de dólares en cuentas en el exterior como son los miembros del gabinete y si los argentinos perdimos ocho mil millones de dólares, lo pagarán ustedes, sus hijos, sus nietos; eran préstamos que íbamos a pagar de acá a 30 años y se lo llevaron en una semana los especuladores financieros, la bicicleta financiera. Perdieron los empresarios, perdieron las PyMEs, perdieron los jubilados. Hay 100 mil millones de dólares de argentinos que están en el exterior y que fueron blanqueados por una decisión del presidente Macri hace un año atrás y que no volvieron al país, que son cien mil millones de dólares que provienen de gente evasora, de gente que generó actos de mínima -si no queremos decir de corrupción- ilegales. Medio gabinete está en esa situación y hay 70 funcionarios de Mauricio Macri imputados por la Justicia”.
“Hay que parar esto. No puedo ser que el ajuste se siga haciendo sobre el trabajo argentino, sobre el comerciante, el jubilado, el trabajador, sobre el maestro argentino. Que el ajuste de una vez por todas se haga, por ejemplo, sobre esos que no deben ser más de 10 mil familias argentinas, millonarias, que tienen cien mil millones que blanquearon el año pasado en el exterior. Si se les cobra dos puntos de alícuota, nada más, se recauda el doble de lo que tenemos que pagar todos los argentinos de aumento en las tarifas, con estos tarifazos impagables” aseveró el ex intendente de La Matanza.
El regreso de Cavallo
“En dos años y medio de gobierno de Mauricio Macri, hoy escuchás que el 70 por ciento de los argentinos dice que los megatarifazos son una locura, que hay que parar, que hay que frenar esto. Las encuestas dicen que el 70 por ciento de la sociedad manifiesta que así no se puede seguir y según las mismas encuestas, el 60 por ciento que votó a Macri, también dice que hay que frenar los megatarifazos. Por lo tanto, el Presidente tiene que dejar de escuchar a esta política económica que le dicen que lleve adelante desde el Fondo Monetario Internacional, que es una película que ya vimos y donde ahora vuelve a aparecer Cavallo en escena. Cuando aparece Cavallo nos recuerda a los peores tiempos de la economía, del corralito, de la pérdida de los ahorros y del desastre económico que nos atrasó tantos años y que nos llevó a la Argentina de las ollas populares y del trueque… Lamentablemente estamos volviendo a esa Argentina del trueque”.
En el conurbano bonaerense se puede ver y en la misma Capital Federal se puede ver que está el club del trueque con 20 mil vecinos, 30 mil vecinos, 40 mil vecinos. Entonces, hay que parar eso. Por eso en el Congreso Nacional -como siempre- estuvimos defendiendo los intereses del pueblo, enfrentando los intereses de un gobierno de CEOs y de empresarios que siguen gobernando para los más ricos de la Argentina. No queremos nada raro, simplemente lo que queremos es defender a nuestra gente, a la mayoría de los argentinos que piensan que no podemos seguir con los megatarifazos”.
-¿Y cuál es la alternativa económica que plantea?
-Queremos darle nuestras propuestas al que lo quiera, porque tenemos un plan económico serio para parar esto; queremos que llamen a una mesa de diálogo nacional presidida por la Iglesia argentina, como se hizo en este país cada vez que hubo grandes crisis, como fue la del 2001 donde la Iglesia argentina estuvo al frente de esa mesa de diálogo donde había trabajadores, empresarios, pequeños y medianos empresarios rurales. Lo mismo ahora, que estemos todos los sectores. Es hora de que si quieren de verdad hacer algo bueno por nuestro país y por los 40 millones de argentinos, pongan paños fríos, paren esto, llamen a una mesa de diálogo y armemos, entre todos, un plan para empezar a reconstruir la Argentina en este año y seis meses que le quedan de Gobierno. Queremos que el Presidente termine su mandato, pero creemos que así, con este plan económico, no podemos seguir.
-Fernando, ¿cómo está reorganizándose el Partido Justicialista en la provincia de Buenos Aires y sobre todo en La Matanza?
-El peronismo naturalmente va a llevar adelante la unidad por sobre todas las cosas, porque el peronismo es el pueblo y la mayoría absoluta del pueblo ya no quiere vernos divididos. Cuando le preguntás a la gente lo primero que te dice es ‘bueno, Fernando, por favor basta, únanse, hay que parar esto, hay que ganar esto’. Y para ganar la elección del año que viene tenemos que unirnos. La prueba es que si hubiéramos ido unidos en la elección del año pasado, donde una lista peronista sacó el 37, otra lista peronista sacó el 5 y otra lista peronista sacó el 15… Sumá y ya estamos hablando de prácticamente el 55 por ciento de los votos y el gobierno de Macri y Vidal sacó el 41 por ciento de los votos, por lo tanto, les ganaríamos por 15 puntos.
No es muy difícil de hacer, simplemente hay que unir al peronismo en una sola lista a través de una nómina de consensos y si no, que sea a través de una gran elección primaria y hacer una gran unidad con otros sectores formando un gran frente electoral nacional con los socialistas, con los radicales de Yrigoyen y de Alfonsín, que no quieren saber nada con este Gobierno de derecha. También hacerlo con los sectores independientes, sobre todo con los jóvenes que hoy están indignados, descreídos de la política… Con ellos nosotros queremos construir la Argentina que viene y sé que lo vamos a hacer.
-En su discurso del lunes en el Palacio Municipal usted insinuó el comienzo del trabajo territorial, la reconstrucción. ¿Empieza a moverse el aparato de la militancia peronista de La Matanza?
-Considero que ya llegó el tiempo de salir en todos los ámbitos y con todas las herramientas que tengamos, porque ellos utilizan herramientas muy poderosas como ustedes saben, son los grandes medios de comunicación. A mí me da mucha tristeza ver a periodistas que yo siempre pensé que eran independientes y que hoy estando cerca de donde se deciden las cosas a nivel nacional, me doy cuenta de que no son para nada independientes. Por lo bajo me dicen `Fernando, tengo que decir esto porque estoy comprometido o tengo que decir esto otro porque si no me echan del trabajo’. Entonces, me parece que ellos tienen herramientas muy poderosas, económicas, judiciales, como nunca se vio en la Argentina en democracia. Por eso yo digo que esto no es una democracia, es una república aristocrática. Si no sos aristócrata, no tenés derecho. Para ellos, si no sos rico, no tenés derecho. A los ricos no los persiguen judicialmente como están persiguiendo judicialmente a los que se plantan defendiendo los intereses de la mayoría del pueblo argentino en contra de un gobierno antipopular.
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LA COLUMNA DE LA SEMANA
Oportunismo y prejuicios: el FMI
Por Luis Domenianni 0 Comentario(s) 13 de Mayo de 2018 11:33
Está de moda. La adolescencia se prolonga mucho más allá del crecimiento físico de las personas. La función de la reproducción queda, así, postergada casi hasta los límites de lo posible, biológicamente hablando. La independencia de la tutela paternal dejó de ser una meta para convertirse en algo casi indeseado. La madurez queda desdibujada en el horizonte. Todos intentan no ser aquello que son, para prolongar cuanto dejaron de ser.
Sí, claro, se trata de un análisis –no profesional, meramente empírico- de un sector importante de la población, sociológico de entre casa, digamos. Pero bien puede caber para toda la sociedad argentina que insiste en no asumir las responsabilidades que le corresponden.
Incapaz de enfrentar la realidad y de obrar en consecuencia, la sociedad argentina –gobierno, oposición, sectores, individuos- persiste en la búsqueda de algún remedio mágico que la exima de sus responsabilidades, que le evite la maduración de aceptar la realidad y someterse a ella para transformarla.
Ante sus propias carencias, la sociedad en su conjunto, prefiere encontrar un tutor. Una tutela que sirva como excusa para achacarle todos los males por venir, sin mirar hacia atrás, a las propias responsabilidades.
Hoy ese tutor, pleno de “malas intenciones”, vuelve a llamarse Fondo Monetario Internacional.
Sus “malas intenciones” pretenden –vaya sacrilegio- que la Argentina se ordene. Que gaste menos de cuánto ingresa. Que no dilapide. Que ahorre. Todos malos consejos –y condiciones- que de ninguna manera “nosotros” deberíamos aceptar, aunque hicimos todo lo posible para que no nos quede otro remedio.
Pero, la gran ventaja, es que ahora volvemos a tener alguien a quién echarle la culpa.
Poco importa que hayan llenado de “ñoquis” a la administración pública, nacional, provincial y municipal. Mucho menos que no alcancen los recursos genuinos del Estado para pagarles el salario: la culpa de aquí en más será del Fondo Monetario que, en su “maldad intrínseca” pretenderá –y si no lo pretende, da igual, porque seguro que lo piensa- una administración pública racional que gaste lo necesario y que no oficie de guarida para los militantes de ningún tipo.
Poco importa que los K hayan jubilado a millones de personas que no hicieron aporte alguno al sistema previsional, buena parte de ellas jamás trabajaron en relación de dependencia o por cuenta propia. Las “malas intenciones” del Fondo Monetario Internacional dictarán condiciones draconianas, como eventualmente subir la edad jubilatoria, que se practica en todas partes del mundo sin intervención del FMI.
Algo que en la Argentina amerita una “resistencia patriótica” como la de los empleados del Banco de la Provincia de Buenos Aires que defienden su derecho a jubilarse a los 47 años –no de servicio, sino de edad- con una caja deficitaria que cubrimos el resto de los contribuyentes de la Provincia.
No lo dictó el FMI, pero bien hubiese podido hacerlo, el sinceramiento –el Gobierno se dejó, una vez más, ganar la batalla semántica o cultural y aceptó el término aumento- de las tarifas de los servicios públicos, hasta aquí cuasi regalados por obra y gracia de los K, aunque no, claro, por su aporte monetario, sino el del resto del país para subsidiar a la Capital Federal y al Gran Buenos Aires, sin distinción de condición social de los beneficiarios.
En síntesis, como la Argentina resulta incapaz desde hace 70 años de ordenar sus cuentas, de vivir con lo que ingresa, de no hacer populismo y demagogia con los dineros públicos. Y como producto de todo ello queda en condiciones de extrema vulnerabilidad ante cualquier cimbronazo de la economía mundial, es que recurre al FMI para que le preste el dinero necesario, a la menor tasa de interés de plaza, para continuar a flote.
A cambio de ese préstamo “baratito” el FMI muestra, habitualmente, “la osadía” de pretender que las cuentas del país –en este caso, la Argentina- que pide el préstamo, cierren. Unos desconsiderados.
No. Los argentinos pretendemos continuar con la fiesta y que ellos, los del FMI, la financien sin condiciones de ningún tipo. Nosotros le hacemos el “favor” de pedirles ¿Cómo nos van a poner condiciones? Habráse visto.
Situación internacional
Ya todo el mundo sabe que las tasas de interés en la principal economía del mundo, los Estados Unidos de Norteamérica, mejoran sus rendimientos.
Y todo el mundo sabe también, aprendido por estos días, que cuando eso pasa, los capitales financieros que dan vueltas por el mundo en pos de una mayor ganancia, retornan a los Estados Unidos para comprar títulos de la deuda de aquel país.
En su afán demagógico de favorecer a las industrias norteamericanas, resulten o no eficientes, el presidente Donald Trump resolvió bajar los impuestos y financiar al Tesoro norteamericano mediante la colocación de títulos de la deuda pública de aquel país.
Esa demanda de fondos –por lo general colocados en el exterior- impulsó hacia arriba la tasa de interés en los Estados Unidos y la consecuencia fue la salida de dichos dólares de los restantes países, en general, y de los emergentes, en particular.
Fue así que la búsqueda de dólares en los citados países emergentes produjo las devaluaciones que, en menor o mayor medida, afectaron a toda la región. El viernes pasado cuando el Banco Central argentino debió vender unos mil millones de dólares fue un ejemplo de ello. Como consecuencia, el dólar superó los 24 pesos en algunos momentos del día, aunque cerró finalmente a 23,70.
Por las mismas razones, México y Brasil debieron devaluar sus monedas. No por una decisión gubernamental, sino por la llamada flotación, que significa establecer la cotización según la oferta y la demanda.
¿Puede continuar este estado de situación? Sí. De momento, a los Estados Unidos el endeudamiento no lo afecta. Seguramente, el exceso de liquidez que produce esta política monetaria llevará a un crecimiento de los precios pero ello todavía no ocurrió. Cuando ocurra, el grifo de ingreso de dólares será cerrado, mediante una baja en la tasa. Aunque nadie puede asegurar cuáles serán las consecuencias para el mundo.
Por ahora, la situación afecta particularmente a la Argentina. La razón es que sus cuentas no cierran.
La cuestión local
Obviamente, buena parte de la responsabilidad es del Gobierno actual que optó por un camino de gradualismo para ordenarlas a largo plazo y con el menor costo social posible. Pero la gran responsabilidad es de quienes hoy “chillan” contra el FMI, dado que fueron ellos quienes llevaron al país a esta situación de debilidad como producto de un gasto público irresponsablemente elevado sin financiamiento genuino, solo con emisión monetaria, es decir con inflación.
Como siempre, caraduras al extremo, resulta increíble verlos despotricar contra el FMI creado por John Maynard Keynes para atender las crisis financieras de los países, para inmediatamente antes o después, auto proclamarse “keynesianos” en materia económica.
Pero, más allá de los K, son las pretensiones sectoriales las que deberían llamar la atención. No la llaman, claro, por repetidas.
Que en esta situación, los gremios estatales, no así los sindicatos privados, reclamen incrementos salariales como si no pasara nada, como si el país nadara en la abundancia, como si el trabajo que cumplen fuese, aunque sea, medianamente eficiente, demuestra esa puja sectorial constante que evidencia la historia económica del país desde hace siete décadas.
Por estos días, los magistrados de la provincia de Buenos Aires, salieron a hablar de retraso salarial. Por supuesto, nada dijeron sobre el privilegio de no pagar Impuesto a las Ganancias del que gozan por encima de cualquier otro mortal. Es un constante “dame más” a cambio de nada.
Nadie duda de la eficiencia, el sacrificio y la responsabilidad de algunos maestros y profesores en materia educativa. No es el caso del gremialismo docente, ni de una parte para nada desdeñable del colectivo, cuyos abusos de faltas, por ejemplo, resultan antológicos. Son los mismos docentes -¿docentes?- que se niegan al presentismo, bajo cualquier excusa poco seria. Los que faltan, claro.
Y, por último, las batallas culturales perdidas por el Gobierno. Ahora, la nueva, consiste en gritar, manifestar, caminar, molestar a los demás, por la “entrega” que representa acudir al Fondo Monetario Internacional. Por supuesto, sin jamás mirar para atrás.
Frente al incordio de los caminantes, el Gobierno trata de restar drama a la cuestión, algo que está bien, pero lo hace sobre la base de no reconocer la crisis y hablar de meras razones preventivas. Casi como quien no quiere la cosa.
Y no es así. El Fondo va a exigir un ordenamiento del déficit fiscal. Y está bien. Nos va a decir que debemos gastar menos de lo que recaudamos. Nos va a decir lo obvio. Lo que ya sabemos pero nos negamos a poner en práctica a la espera de alguna solución mágica que luego resulta peor como remedio que la enfermedad.
Hay que decir la verdad. Vamos al Fondo porque estamos en crisis. Y de la crisis solo se sale con responsabilidad de todos. Materia sumamente escasa en esta Argentina.
Queda el súper martes. El día que vencen las Letras del Banco Central (Lebac) por 670 mil millones de pesos, equivalentes a unos 30 mil millones de dólares.
Inteligentemente, el Banco Central salió a comprar de antemano Letras en el mercado secundario. Esas letras fueron pagadas a menor valor por el interés de los inversores por pasarse al dólar. Así que a su vencimiento, el martes, una parte no menor ya fue recuperada.
Con todo, el súper martes es el día para estar atentos.
López Oil
Ya era hora que la justicia dictaminara algo con relación a este señor Cristóbal López que estafó al Estado argentino en 8.000 millones de pesos –con los intereses, la cifra casi se duplica- y con ese dinero compró la petrolera que luego se llamó Oil y un sinnúmero de empresas.
Correctamente, el juez de la causa Javier Cosentino declaró la quiebra pero con una continuidad operativa de la empresa por los próximos 30 días. Dice que existen tres ofertas interesadas en adquirir Oil y garantizar su continuidad.
Entre las empresas de los detenidos López y Fabián de Souza figuran medios de comunicación cuya continuidad también está en tela de juicio. El más famoso es aquel que en la elección presidencial anunció el “triunfo” de Aníbal Fernández en la provincia de Buenos Aires y de Daniel Scioli para la presidencia de la República.
Su eventual cierre dará pie a increíbles e ilegítimos reclamos en torno a la libertad de expresión y a la “conspiración” del Gobierno contra los medios que no le son adictos. Una película que ya se vio en demasiadas circunstancias.
Son las andanzas de los que, “por supuesto, ninguna responsabilidad les cabe sobre la situación actual”.
Mucho menos con el atraso tarifario, al que todos, alegremente, soslayan en su afán de conseguir algún voto más entre quienes –y no son pocos- consideran perversa la adecuación de las tarifas a los costos de explotación.
Así, la oposición votó en la Cámara de Diputados un más que irresponsable congelamiento de tarifas, a sabiendas del desastre energético que dejaron sobre la mesa y de la única jurisdicción del Poder Ejecutivo sobre la cuestión mientras se cumplan –audiencias públicas- los pasos que la ley establece como obligatorios para tocar las tarifas.
No importa. Vamos con el populismo todavía. Y que otros paguen la fiesta.
Amigos y enemigos
El presidente Donald Trump está a punto de reunirse con el otrora “malvado” líder del estalinista estado de Corea del Norte, el nieto –su abuelo y su padre fueron los únicos gobernantes en la historia de este Estado comunista- Kim Jong-un.
Paralelamente, el presidente Trump decidió denunciar el acuerdo nuclear con Irán y retiró a su país de dicho acuerdo de manera unilateral, sin acuerdo de los demás firmantes como ser Rusia, China, Francia, Gran Bretaña y Alemania.
Las interpretaciones pueden ser diversas y variadas. Con todo algunos puntos ayudan a comprender dichos cambios.
Primero, el reconocimiento de Corea del Norte como adversario de riesgo. El avance norcoreano en armamento nuclear y en balística –misiles portadores- hace que al “gordito” Kim, ahora se lo considere en serio- Y, entonces, hay que buscar un acuerdo.
Todo lo contrario con Irán. Cierto es que el pacto firmado en época del presidente Obama deja muchos puntos en suspenso para el futuro, pero al presente, según los inspectores de la Agencia Internacional de Energía Atómica, la República Islámica cumple a rajatabla.
Tal vez, además del compromiso con Israel, enemiga acérrima de Irán, la decisión presidencial muestre como origen la alianza con el otro gran enemigo del país persa, la petrolera Arabia Saudita.
Con el precio del barril de crudo por arriba de los 70 dólares, la recuperación secundaria y la explotación de esquistos en los Estados Unidos retorna a ser rentable. Es factible entonces dejar a Irán fuera de competencia.
Por tanto, el frente del Pacífico tiende a estabilizarse, el del Oriente Medio a complicarse. Una pulseada, entre varias otras, que opone a Estados Unidos con Rusia, particularmente involucrada en Siria del lado del dictador Assad, el aliado de Irán y el Hezbollah.
FUENTE : DEMOCRACIA DE JUNIN