

“Un Disco Para Mirar”. En tiempos de consumo digital inmediato, Lucas Lobos, el músico detrás de Un Tal Lucas, propone una experiencia sensorial completa con su nuevo libro-álbum.
Por Florencia Belén Mogno
En un contexto en el que el consumo cultural se volvió veloz, digital y muchas veces descartable, distintas expresiones artísticas comienzan a recuperar el valor de lo físico y lo tangible. El avance de la tecnología modificó la forma en que las personas se relacionan con la música, los libros y el arte en general, lo cual desembocó en el desplazamiento de formatos que antes invitaban a la pausa y la contemplación.
Sin embargo, durante los últimos años, se observó un crecimiento en el número de artistas emergentes que, desde la autogestión y el circuito independiente, componen canciones que reflejan las desigualdades, las frustraciones y los sueños de una generación que busca hacerse oír.
En este contexto, la música no solo funciona como un medio de expresión personal, sino también como una forma de resistencia cultural.
En ese camino se destaca el caso de “Un Tal Lucas”, el proyecto musical de Lucas Lobos, el artista cordobés que actualmente se encuentra en plena celebración del lanzamiento de su libro-disco titulado “Un Disco Para Mirar”. Este proyecto combina canciones, textos, reflexiones, arte de tapa, poesía y anécdotas.
En ese sentido, Diario NCO tuvo la oportunidad de dialogar con el músico para conocer más detalles acerca de su última creación la cual reúne todo lo que supo construir a lo largo de sus 20 años de trayectoria dentro del universo de la música.
A su vez, el músico hizo un repaso por su historia y también reflexionó sobre su evolución artística y sobre lo que desea poder “despertar” en el público con sus canciones.
“Un Disco Para Mirar” está compuesto por dos etapas: una primera con grabaciones caseras, demos y versiones, y una segunda que incluye registros en vivo como y también trabajo de estudio. De esa manera, este proyecto se consolida como una obra pensada para ver, leer, escuchar y, sobre todo, sentir.
La fusión de música y poesía
En lo que respecta a la realización de “Un Disco Para Mirar”, ¿cómo nació la idea de hacer un libro álbum y qué fue lo que te motivó a combinar música, poesía y reflexión en un solo objeto?
L.L: Buscaba una manera diferente de compartir las canciones. Si bien hoy todo está en digital, yo
pensaba en alguna forma que fuera un objeto artístico que cumpla la función de invitarte a dar un paso mas. Yo viví la evolución de ciertos formatos analógicos, como el paso del cassette al cd, o del vhs al dvd, entonces se me ocurrió buscar los rituales y por eso fue esto de volver a la fuente, para volver al contenido y buscar algo más rico y enriquecedor. Un vinilo o un CD, en pleno 2025, son objetos muy hermosos pero que también tienen sus limitaciones. Escribir un Libro y sumarle dos CD con un total de 30 canciones me resultó mucho más interesante, como desafío artístico y como propuesta para quien quiera tenerlo en el living de su casa.
¿Qué fue lo que más te inspiró durante la creación de “Un Disco Para Mirar” y cómo fue el proceso creativo de este proyecto?
L.L: Podemos decir que una parte del proceso creativo, el de la composición musical, fue mucho más ordenado que el literario. Las canciones se desarrollaron de manera orgánica; primero con una o dos frases sobre el mensaje que quería transmitir y luego surgía una idea melódica o una serie de acordes.
Hasta ese momento, la idea de combinar todo en un libro no existía. Amo la literatura, pero no pensaba que iba a embarcarme en esa aventura. Luego apareció la inquietud sobre “un formato diferente”, y empecé a revisar textos de otros tiempostiempos y algunos que se gestaban en este momento.
Como inspiración, sin dudas está el contexto que nos toca atravesar, con cada una de sus dificultades y bellezas: el amor, la justicia, el sentido, la libertad, la violencia.
A mí me cuesta pensar en “singles” o en “hacer música para que se venda”. Me gusta el concepto de álbum y ser sincero con lo que creés. En cierto modo, publicar este libro-álbum es un acto de contestación a lo que nos dictaminan los medios.
Por otra parte, “Un Disco Para Mirar” combina anécdotas, textos inéditos y reflexiones. ¿Cómo resultó para vos el hecho de abrirte de esa manera y compartir aspectos tan personales de tu recorrido artístico?
L.L: Fue difícil, especialmente a la hora de elegir sobre qué canciones profundizar. Cuando hablamos de lo más íntimo se hace muy personal. A mí me tocó atravesar situaciones violentas y hay cicatrices que cada tanto molestan; cuando hablamos de una pérdida dolorosa o de la falta de empatía sentís ese dolor cerca y también pasa cuando abrís y contás lo que te llena, o un abrazo sincero que te hizo bien o las ganas que te da empezar un proyecto nuevo. En el libro hay textos que tienen mucho de eso, sin pararse desde un lugar inocente sino con el compromiso que requiere el hacerse cargo; así que fue complejo.
Y justamente en relación al contenido que forma parte de este proyecto, ¿de qué manera tomaste las decisiones acerca de qué incluir y qué dejar fuera del libro álbum?
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L.L: Con los textos, puntualmente, primero pensé en los que más presentes tenía aunque no los hubiera releído ni compartido en 10 años. Me armé una pre selección, que se componía de unos 30 mini relatos, y me tomé unas semanas para leerlos varias veces. La pregunta que me acompañó fue:
“¿me gustaría hoy regalar esto a alguien?” Con las canciones me resultó mucho más sencillo, porque sabía exactamente qué discos iban a formar parte del lanzamiento: “Reflejos” y “Soliloquio”, que ya estaban publicados, más “Pensando Pensamientos” y las versiones nuevas. No quise que sea un libro explicativo de todo lo que hay atrás de esas músicas, así que seleccioné algunas para comentar y otras para compartir ciertos anexos como fotos y ediciones, que formaron parte del proceso creativo.
A lo largo de los años tu música ha atravesado múltiples etapas, ¿de qué manera sentís que esas etapas se conectan entre sí y conviven dentro de “Un Disco Para Mirar”?
R: Siento que llegué a un momento donde el hilo conductor es más claro, porque el mensaje sigue siendo el mismo aunque ahora hay mucha más fuerza en la manera. Encontrarme dentro del libro con el Lucas que fuí, cargado de miedo y ganas de cambiarlo todo, y al Lucas que hoy tiene una mirada más adulta y se hace responsable de lo que dice, con todas sus contradicciones, fue una experiencia más que interesante y difícil, claro.
Y en esa línea, ¿en qué sentís que este proyecto te representa de una manera más profunda o distinta a lo que hiciste antes?
L.L: Esto es un antes y un después muy marcado, porque además de lo musical está presente el texto y la imagen, la reflexión y el análisis. Siento que es mucho más profundo porque puedo compartirle a cada persona que lea un poco de mi mundo más allá de las canciones. Por eso siento que es el comienzo de una nueva etapa, y eso me entusiasma muchísimo. Hay una apuesta por lo artístico en un nivel más amplio, y eso implica un desafío mayor.
Por otro lado, este proyecto se encuadra dentro de la celebración de tus 20 años como músico, ¿cómo describirías tu trayectoria hasta el momento?
L.L: Ser artista independiente es muy complejo porque sentís que el sube y baja de emociones no para, y por momentos la claridad no aparece. Yo he tenido muchísima suerte, pude compartir con artistas que admiro y llevar mis canciones a lugares que no había pensado. En el medio sortear las crisis, las dificultades económicas y la angustia que te da creer que “no estás haciendo nada”. Estoy feliz de haberme dado la oportunidad, y seguir haciéndolo cada día. Al hacer balances, trato de quedarme con los aprendizajes y las anécdotas.
Por último, ¿qué te gustaría que le sucediera a quien se acerque a este disco/libro?
L.L: Lo que más me gustaría es que esa persona sienta que hay algo que le habla directamente, como si fuera una charla totalmente informal, y que está siendo invitada a esta propuesta.
Ya sea para conectar con las canciones en el día a día, para encontrarnos en un show, o para reflexionar sobre algo que está puesto en palabras. Y, ojalá, le den ganas de compartirlo con otras personas. Eso sería maravilloso.
Fuente fotografías: prensa Un Tal Lucas.