Ataque a La Tablada: a 30 años de uno de los capítulos más trágicos que dejó la guerrilla. El último golpe de la guerrilla se iba a extender hasta la mañana del día siguiente dejando una historia de crímenes de lesa humanidad en tiempos de Democracia. Una cruzada absurda que terminaría en desastre.
Un camión de bebidas que ingresaba al Regimiento Militar de La Tablada poco después de las 5.30 am y un grito que intentó evocar grandes gestas revolucionarias y al mismo tiempo, confundir al enemigo. “¡Viva Rico!”, vociferaron los primeros en entrar al cuartel en la madrugada del 23 de enero de 1989.
El nuevo y último golpe de la guerrilla se iba a extender hasta la mañana del día siguiente dejando una historia de crímenes de lesa humanidad en tiempos de Democracia.
Bajo la coordinación de Enrique Gorriarán Merlo, el mismo que años antes había emboscado y asesinado al dictador de Nicaragua, Anastasio Somoza, un grupo de 46 miembros del Movimiento Todos por la Patria (MTP) se aventuró en una cruzada absurda que terminaría en desastre al ingresar en franca desventaja al Regimiento de Infantería Mecanizado 3 con un camión robado de Coca-Cola y varios vehículos de refuerzo.
Excusa para un delirio
La historia más o menos oficial dice que lo hicieron para evitar un supuesto intento de golpe cívico-militar ideado por grupos carapintadas, aquellos que se habían dado a conocer a la ciudadanía en 1987 y 1988 cuando el ex militar Aldo Rico y los suyos protagonizaron el alzamiento de Semana Santa y el de Monte Caseros.
Pero la investigación oficial concluyó en que en el caso de La Tablada no había existido tal conspiración y que todo había sido un burdo intento del MTP para desatar una insurrección popular, conclusión en la que coincide el investigador Felipe Celesia. El experto siempre sostuvo que el grupo que comandaba Gorriarán Merlo pretendía instalar una revolución al estilo nicaragüense.
Combate desigual
La aventura revolucionaria en semejante desigualdad de condiciones –con el correr de las horas se sumaron 3.600 efectivos del Ejército y de la policía- terminó con un baño de sangre en el que perdieron la vida 32 revoltosos, 9 militares y 2 policías. También hubo detenidos de los que nunca más se supo la suerte, abusos sexuales contra las mujeres que participaron del copamiento, torturas a los capturados y fusilamientos ilegales sobre los que el Ejército nunca dio explicación.
Los periodistas que cubrían los hechos vieron la detención de dos de los guerrilleros, José Maradona Díaz y de Iván Ruiz, que habían intentado escapar haciéndose pasar por soldados. Ambos fueron escoltados al interior del cuartel por el teniente primero Carlos Alberto Naselli y nunca más se los volvió a ver ni se encontraron restos. Tampoco se supo más de Francisco Provenzano y de Carlos Samojedny.
Juicio pendiente
Años más tarde la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) denunció que la orden de reprimir a los guerrilleros sin espacio para la negociación partió del mismísimo entonces Presidente Raúl Alfonsín, algo que el mandatario nunca desconoció. Sin embargo, los hechos nunca fueron condenados porque tres décadas después del alzamiento el juicio sigue pendiente.
Lo que sí se llevó a cabo y de manera acelerada fue el juicio contra los conspiradores, que fueron juzgados de manera sumaria y condenados a prisión perpetua en 1997. A Gorriaràn Merlo, que había escapado, lo habían detenido en México dos años antes para extraditarlo a la Argentina.
Indulto
Después de algunos años y de una huelga de hambre muy extensa, el Gobierno de Fernando De la Rua conmutó las penas y en 2003 todos los acusados fueron indultados por el presidente Eduardo Duhalde.
Ya libre, Gorriarán Merlo publicó sus memorias de aquellos días de furia y en 2006 renunció a cualquier intento de volver a la lucha armada. “No están dadas las condiciones”, dijo. El ex guerrillero fundador del Partido Revolucionario de los Trabajadores (MRT) y del brazo armado, el ERP junto con Mario Santucho, había entendido por fin que los días de la guerrilla eran pasado y se preparaba para competir en el democrático terreno de la política.
El 23 de septiembre de ese año Gorriarán Merlo falleció a causa de un paro cardíaco que lo sorprendió. Fue enterrado en medio de insignias y homenajes de “pseudos revolucionarios ya vetustos”.
La última novedad del proceso por las violaciones de derechos humanos que cometió el Ejército en aquellas horas de 1989 llegó hace dos años, cuando la Corte Suprema ordenó reabrir la investigación que todavía está en espera.
Fuente: InfoGEI
Foto ANP/InfoGEI : el entonces presidente Raúl Alfonsín se hizo presente en el Regomiento atacado luego de la rendición del MTP.
Foto ANP/InfoGEI : el entonces presidente Raúl Alfonsín se hizo presente en el Regomiento atacado luego de la rendición del MTP.
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