
La muerte de Alan Bravo vuelve a conmover a la comunidad de La Matanza. Cada persona fallecida es una pérdida irreparable y una herida permanente para su entorno afectivo.
Lamentablemente, en el Municipio vemos como cada día la agenda de los medios está nutrida por delitos que tienen lugar en las calles del distrito. Y sabemos también que lo que llega a los periodistas es un pequeño conjunto del total que padece nuestra gente.
Por Alejandro Finocchiaro
Como señalamos muchas veces, la inseguridad es una problemática sobre la que actúan otros niveles del Estado. Pero, aun sin olvidar otras responsabilidades, es conocido cuánto influye en el resultado de la aplicación de esas políticas en territorio la coordinación de las distintas fuerzas que actúan en él. Y ahí es cuando el rol del intendente se vuelve central. Innumerables municipios bonaerenses, de todos los signos políticos, muestran mejores indicadores que el nuestro. Y los consiguen bajo las mismas matrices provinciales.
Nuestro equipo está en permanente contacto con vecinos de todas las localidades y de todos los sectores socioeconómicos. Lo hacemos para conocer sus problemas y trabajar juntos para encontrar soluciones posibles desde nuestro lugar de oposición. Desde hace tiempo, en todos los barrios y ciudades, la inseguridad -en su abanico de variantes- emerge como la preocupación fundamental.
Los habitantes de La Matanza merecen, necesitan, vivir en paz y tranquilidad. No es posible la vida de las familias si cada mañana deben arrancar la jornada padeciendo una nueva tragedia. Cuando el Estado se retira del territorio lo deja libre para la delincuencia. La primera medida que necesitamos es que exista la voluntad política de combatir la inseguridad, y vemos que el Municipio no la tiene. Como dijimos mucho: la seguridad no es solo un tema de policías y jueces. Fundamentalmente, consiste en tener una política pública de seguridad ciudadana, ejercida por la presencia del Municipio y coordinada con Nación y Provincia.
En contraste con este deseo, vemos que La Matanza hoy es una zona liberada.
Volvemos a reclamar información que nunca se hizo pública, sobre los recursos reales con los que cuenta cada localidad; cuáles son las estadísticas certeras de los delitos y las víctimas y el plan de seguridad del Municipio para revertirla. Queremos saber cuál fue el plan de inversión de los fondos regulares y los adicionales que aportó la Provincia; que el Consejo de Seguridad deje el funcionamiento protocolar y adquiera la dinámica que hace falta; que el Municipio atienda nuestro proyecto de establecer la Comisión de Seguridad en el Concejo Deliberante.
Necesitamos escuchar la voz de los vecinos. De ese lado vamos a estar.
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