Número de edición 8481
Internacionales

Las divisiones entre los países sobre el tratado europeo amenazan la solución de la crisis

Los planes de Alemania y Francia de salvar al euro mediante una mayor integración europea chocaron con la advertencia del Reino Unido de que no apoyará las medidas si no se atienden sus exigencias, en un reflejo de hondas divisiones entre los países que usan el euro y los que no.

Enfrentados a la amenaza de un posible colapso de la moneda común europea, la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, acordaron ayer impulsar cambios en el Tratado de la Unión Europea (UE) para reforzar al máximo los controles sobre gasto y endeudamiento de los países del euro.

La propuesta franco-alemana fue recibida por los mercados con un alza generalizada de las bolsas, ante la expectativa de que la aprobación de los planes en una cumbre de la UE el viernes próximo contenga finalmente una crisis de deuda de dos años que tiene en jaque a Europa y amenaza con causar otra recesión mundial.

Sin embargo, David Cameron, primer ministro del Reino Unido -un país que no utiliza el euro-, echó hoy un balde de agua fría sobre estas esperanzas de un rápido consenso en torno a las propuestas, al manifestar en tono desafiante que irá a la cumbre en Bruselas “para defender y promover los intereses británicos”.

“Los países de la Eurozona necesitan juntarse, necesitan hacer más cosas juntos, y si eligen usar el Tratado europeo para hacerlo, Gran Bretaña insistirá en algunas garantías también”, declaró Cameron en Londres.

“No firmaré un tratado que no contenga esas garantías que pide el Reino Unido, en torno a cosas como, por supuesto, la importancia del mercado común y los servicios financieros”, agregó el premier, citado por la cadena de noticias BBC.

Cameron es líder del Partido Conservador británico, que históricamente se resiste a transferir más poderes soberanos a las instituciones de la UE en Bruselas. Desde hace años, muchos dirigentes de la agrupación quieren incluso abandonar la UE.

Por otro lado, según analistas, Cameron teme perder poder dentro del bloque de los 27 países de la UE si Alemania y Francia crean un núcleo duro de naciones de la Eurozona con reglas severas respecto a los presupuestos nacionales y sanciones automáticas para aquellos que superen los límites de endeudamiento.

Las “garantías” mencionadas por Cameron incluyen la importancia de mantener el mercado común europeo de 500 millones de consumidores y garantizar que cualquier decisión sobre la zona euro no amenace la posición del Reino Unido como uno de los principales centros financieros a nivel global.

El premier reconoció que su país tiene un enorme interés en que la Eurozona resuelva sus problemas, puesto que una porción muy significativa de las exportaciones británicas va hacia países de la UE.

“El interés más importante del Reino Unido en estos momentos es sortear este problema de la Eurozona que está teniendo un efecto escalofriante sobre nuestra economía”, señaló Cameron.

En un hecho que suma mayor presión sobre Europa, la agencia de calificación estadounidense Standard & Poor`s (S&P) colocó ayer en perspectiva negativa y amenazó con degradar la nota de 15 de los 17 países que usan el euro, incluyendo a los seis que ostentan la preciada AAA, si los líderes no actúan.

Hoy, la agencia norteamericana amenazó además con bajar la nota del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), creado por la UE para rescatar a Irlanda, Portugal y Grecia cuando se hizo evidente que se encaminaban a un default de su deuda soberana sin ayuda externa.

Si se baja la nota del fondo, podría verse obligado a cobrar intereses más altos a otros países en el futuro, dificultando su posterior recuperación.

Con este telón de fondo, el secretario de Tesoro estadounidense, Timothy Geithner, inició hoy una gira de tres días por Europa para estimular a los gobiernos del continente a tomar el toro por las astas.

Muchos dijeron ya que el fondo es demasiado pequeño como para rescatar a países con economías muy grandes como la de Italia.

La ayuda exterior también parece improbable, y el propio Geithner dijo hoy en Berlín que la Reserva Federal de Estados Unidos no tiene planes de prestar dinero al Fondo Monetario Internacional (FMI) para reforzar el FEEF.

El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schaeuble, dijo que la advertencia de S&P pude que no sea del todo negativa, ya que podría impulsar una acción más decidida en la cumbre de Bruselas, que empieza formalmente el jueves con una cena pero cuya sesión de trabajo en serio se realizará el viernes.

“Tomamos esta evaluación como un reaseguro adicional de hacer todo lo posible para conseguir un buen resultado el 9 de diciembre”, dijo el ministro germano en Viena.

Las reformas que impulsan Sarkozy y Merkel, y que detallarán en una carta que enviarán mañana al presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, tomarán meses en ser implementadas, en momentos en que la crisis ha llevado al mundo al borde de un precipicio.

Ambos líderes, reunidos en París, dijeron preferir que el nuevo Tratado incluya a los 27 países de la UE, aunque advirtieron que están dispuestos a limitarlo a los 17 miembros de la Eurozona.

Pese al tiempo que demandará introducir los cambios, un eventual Tratado firmado por los 17 países del euro podría allanar al camino para una ayuda financiera adicional destinada a esas naciones de parte del Banco Central Europeo (BCE), el Fondo Monetario Internacional (FMI) o de alguna combinación entre ambos.

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