
Estimados lectores: gracias por acompañarnos nuevamente con su lectura a través de Diario NCO desde un sector de Los Palabristas de hoy y de siempre, revista literaria que fundé y dirijo desde el año 2001.
La reseña biográfica de la semana es sobre Ester de Andreis Escritora, poetisa y traductora española, de origen italiano y nacida en Génova (Italia) en 1901.
Falleció en Ménerbes (Francia), el 19 de septiembre de 1989. Está considerada como una de las poetisas quehan llevado a estudiar la autoría de poesía por parte de mujeres en los tiempos posteriores a la Guerra Civil Española como un apartado especial dentro de la Historia de la Literatura de esos años.
Española de adopción, llegó de Italia con sus padres cuando tenía siete años. Según ella misma afirma en una entrevista firmada por Àlex Susanna para La Vanguardia (9 de diciembre de 1982), estudió también en Inglaterra.
Casada con el industrial catalán Enric Mir Deolofeu, se hizo especialmente conocida entre los poetas de la Barcelona de la posguerra debido a las tertulias literarias que organizaba semanalmente en su casa.
Estos encuentros siguieron celebrándose durante cincuenta años, incluso aún después de derribado el torreón, en la nueva residencia de la poetisa, muy cercana al mismo, y por ellos pasaron asiduamente varias generaciones de personalidades literarias y de otras ramas.
Jordi Rubio, Joan Teixidor, Dionisio Ridruejo, Carles Soldevila, Eugenio Nadal, Juan Ramón Masoliver, Joan Vinyoli, Guillem Díaz-Plaja, Sagarra Riquer, Jordi Maragall, Marià Manent, los jesuitas Bertran y Batllori, Arderiu, Vancells, Dámaso Alonso, Ungaretti, el Conde de Keyserling, Vicente Aleixandre, etc.
En palabras de Dionisio Ridruejo, fue “punto de reunión para escritores catalanes, forasteros y transeúntes (en aquella casa, por ejemplo, conocí yo a Vicente Aleixandre)”
Personalidad
Ridruejo la describe como “decididamente suave y a media voz, un poco absorta… Muy sensible, muy golpeada por la belleza de las cosas, inclinada a un éxtasis en el que se bebe lo más bello y sensible del mundo: la flor, la tarde, la lontananza del monte…”.
En tanto que Albert Manent, que da cuenta de su obituario en La Vanguardia, y cuyo padre había sido asiduo visitante de la escritora, dice de ella que “tenía un encanto, un charme, un señorío, una dulzura que dejaban en el recuerdo una huella perenne.
Hablaba con un deje de musicalidad y dejaba entrever su educación italiana e inglesa”.
Ella misma, en la entrevista para La Vanguardia anteriormente referida, afirma que la afición de leer le vino desde muy pequeña, aunque, en sus propias palabras, “los deseos de escribir los tuve por primera vez al empezar a traducir los Diarios de Katherine Mansfield.
Entonces empecé a estudiar seriamente el castellano con el profesor Oliver Asín, quien, de un modo indirecto, me empujó a escribir, instándome a que, en lugar de traducir a aquellos autores, “con lo que no iría a ninguna parte”, escribiese cada día una página acerca de lo que había visto, pensado o sentido durante el día”.
Admitía su preferencia por el “dolce stil nuovo” de Leopardi, los románticos ingleses, Machado y Juan Ramón Jiménez.
Obras
Poesía:
Prímulas (1943), publicada por Ediciones Mediterráneas, está considerada como su obra poética principal. En ella evoca “las prímulas de los prados de mi infancia”. Acusa influencias de Juan Ramón Jiménez y de Antonio Machado, entre otros.
Pastor en Morea (Ínsula, Madrid, 1961), versos inspirados en un viaje que hizo a Grecia y Sicilia. Prologado por Teixidor, éste califica su poesía de “maravillosamente descriptiva”.
Instantes (Ed. Juventud, 1982), último libro de poesía publicado por la autora. Algunos de los poemas que presenta son finas y delicadas traducciones de otros que la propia poetisa ya había escrito en italiano, como “Il figlio che non ebbi”.De influencias machadianas y maragallianas, enraizadas en la ambientación de una naturaleza casi ossiánica.
Entre sus libros en italiano sobresale una hagiografía lírica de Santa Clara, publicada en español en la Editorial Herder (1959).
San Juan: es otra hagiografía, publicada en castellano por Ediciones Destino (1967).
La políglota Ester de Andreis publicó, además, versiones castellanas de otros idiomas extranjeros, no sólo del italiano: traducciones del francés, como el Cancionero amoroso de Luisa Labé (en la editorial Adonaís, 1956), o del inglés, como el Diario, La casa de muñecas y Felicidad de Katherine Mansfield, o los Sonetos del portugués de Elizabeth Barrett Browning.
Afines
Poetisas que se suelen asociar para su estudio en sintonía con Ester de Andreis, aunque muchas de ellas incluidas en sus respectivos movimientos comprometidos contemporáneos (como la poesía arraigada, desarraigada, social, etc.).
También sin atender a diferencias políticas o ideológicas, son: Alfonsa de la Torre, Ana Inés Bonnin, Ángela Figuera Aymerich, Angelina Gatell, Beatriz Domínguez, Carmen Conde, Celia Viñas, Chona Madera, Clemencia Laborda, Concha Zardoya, Ernestina de Champourcín.
Gloria Fuertes, Josefina de la Torre, Josefina Romo Arregui, Luz Pozo Garza, María Alfaro, María Beneyto, Mercedes Chamorro, Montserrat Vayreda, Pilar Váquez Cuesta, Pino Ojeda, Pura Vázquez, Susana March, o Trina Mercader, entre otras muchas.
Poemas
Ester de Andreis
No me dejes, amor, en la añoranza…
No me dejes, amor, en la añoranza.
Dame, por fin, seguro y alto vuelo.
Desarráigame, fíjame. Recelo
que aquí no lograré paz ni bonanza.
Mi sed inextinguible se abalanza
y busca un ancho río, paralelo
de un mísero y exhausto riachuelo.
¡Amor! Sacia mi sed; dame pujanza
para volcarte en molde sin orillas.
¿Por qué, por qué te ciñes y encastillas
cuando posees fuerza de coloso?
Quisiera derramar esta ternura,
que rebasa mi pecho, en la mesura
de un pecho inmensamente generoso
::::::::::::::
¡Oh buen amor!
¡Oh, ternura divina siempre en llamas!
¡Oh buen amor, paciente, generoso!
Llegas a mí, brindándome reposo;
no me impones tu afán, porque me amas.
¡Oh ternura divina! De tus ramas
presiento el florecer maravilloso.
Tú quieres que yo sea fruto hermoso,
cosecha de tu huerto. Me reclamas.
Escucho conmovida la voz tuya.
Me llega triste; no le doy consuelo;
rechazo su dolor y su agonía.
Perdóname, Señor. Cuando destruya
las ansias que me clavan en el suelo,
entonces iré a Ti sin rebeldía.
Fuente: Wikipedia/ amediavoz
Queridos lectores espero que les haya gustado este pequeño vuelo literario.
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Hasta el próximo lunes.
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