Número de edición 8481
Espectáculos

Mainetti enhebra y presenta “Partes de la suma” en forma de tango

El bandoneonista Pablo Mainetti, una de las presencias más originales y provocadoras de la escena de la música popular, presentará “Partes de la suma”.

Mainetti presenta un nuevo álbum donde condensó cinco excepcionales trabajos musicales vecinos al tango “vestidos con nuevos trajes” y con la libertad de “no acotarse” a los tres minutos de una pieza.

“Fueron composiciones surgidas de diferentes encargos, todos ajenos a la usanza tradicional, que tienen una búsqueda nueva, un traje diferente y formaciones instrumentales que rompen con lo habitual”, explicó Mainetti en diálogo con Télam.

“Partes de la suma” será presentado este miércoles desde las 20.30 en el Complejo Cultural 25 de Mayo (Triunvirato 4444), con el respaldo musical de una orquesta de cámara.

El disco incluye “Fuga parisina”, una obra orquestal en tres movimientos dirigida por Leonardo Rubín; dos cuartetos (bandoneón, contrabajo, piano, violín), “Raptos” y “El Quijote”; y “Breaking silence”, un diálogo de improvisación que conduce Mainetti entre las músicas de Miles Davis y Astor Piazzolla.

El material se cierra con una versión de “Duelo criollo” cantado en suizo-alemán por Alexandra Prusa.

“No fueron composiciones armadas para convivir, pero se llevan bien y no dejan la sensación de un collage”, apuntó Mainetti.

-“Partes de la suma” reúne composiciones trabajadas a partir de encargos y tiempos diferentes, ¿cómo se convirtieron en un disco bajo un mismo concepto? -Todas las composiciones corresponden a un período de cuatro o cinco años donde mi modo de pensar la música era el mismo.

Se trata de pedidos de tangos que no responden a lo tradicional y, no diría que era un desafío, pero sí la búsqueda de salirse del parámetro de los tres minutos.

Hay, por caso, una pieza, “Fuga parisina” de 20 minutos, en tres movimientos, con un formato diferente, no diría sinfónico, pero sí con cierto volumen, siendo al mismo tiempo ágil y elástica.

No se trata de las formaciones habituales del tango.

-Además de esa idea de mayor liberad formal, ¿hay otros puntos de contacto entre estas composiciones? -Lo tanguístico no siempre está visible, aparece en forma velada. Y el bandoneón opera como el nexo entre todas las piezas con diferentes protagonismos, a veces por delante de todo; en otros casos, más oculto y retraído.

-¿Hay diferencias en la forma de componer cuando lo hacés a partir de una obra literaria como ocurre en “El Quijote”, donde los instrumentos representan a los personajes de Cervantes, o en “Raptos”, escrita a partir de la novela de Rufián Moldavo? -Siempre la composición tiene un concepto detrás. Siempre hay una idea orientadora inicial, sea musical o no. En ese sentido, no hay distinción.

-Tu camino inicial ha sido en la música popular y luego profundizaste en otras estéticas, ¿Al retornar a lo popular aparece un enfoque o una sensibilidad diferente? -La formación siempre apunta a ensanchar las fronteras. Por eso siempre me pareció admirable lo que pudieron hacer los primeros tangueros que, con elementos acotados, oreja, sensibilidad, constituyeron una lengua, un organismo muy poderoso que todavía sigue evolucionando. En tango, en definitiva, va a saber quedarse con aquello que le sirva de esa evolución.

Yo sigo siendo un músico de tango y mi formación tiene que ver con esa lengua. No hay desdoblamiento posible.

-El formato orquestal del disco y la heterogeneidad de texturas entre cada composición debe comprometer, en términos operativos, la presentación de conciertos en vivo, ¿cuál es el plan posible en ese sentido? -Tenemos la idea de hacer el disco tal cual fue grabado y naturalmente se complica porque supone movilizar a 22 músicos y no existe la misma facilidad que cuando trabajo con el dúo (con César Angeleri) o el quinteto, pero entendemos que hay que hacerlo.

En términos ideológicos, hay que poner al músico en el escenario. La gente se merece tener espacios para ir a escuchar al músico y el músico necesita la posibilidad de expresar su abordaje de una estética. La situación de concierto es necesaria.

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