
Néstor Oliveri, el Dr. “Chino” como lo llamaban sus pacientes de la sala municipal del Barrio María Elena, donde trabajó como médico alrededor de 30 años y llegó a ser su director en los últimos años, falleció el 24 de junio de 2015. En todo ese tiempo llevó adelante la concepción y práctica de la Medicina Social, convencido de que esa era la solución a los problemas de salud de la Argentina.
Emilio González Larrea
Como parte de esa línea de trabajo en la salud, organizó desde la sala los cursos de Agentes de Salud, este año se está realizando el N° 29; en ellos participan vecinas/os de los distintos barrios aledaños y donde “el pueblo debe tomar la lucha por la salud en sus manos, protagonizarla y dirigirla”.
En esos cursos se han formado más de 600 agentes sanitarios bajo la concepción y práctica de la Medicina Social que, como enseñaba ese gran sanitarista Ramón Carrillo, “frente a las enfermedades que genera la miseria, frente a la tristeza, la angustia y el infortunio social de los pueblos, los microbios, como causas de enfermedad, son unas pobres causas. ” ·
El 5 de agosto del presente año el “Chino” cumpliría 73 años. Nació un 5 de agosto de 1945 y para recordarlo en su natalicio, los trabajadores de la sala, pacientes, vecinos, amigos, camaradas del PCR y sus hijos, Ariel y Luciano, le rindieron un emotivo homenaje a 3 años de su fallecimiento.
Fue una linda reunión, donde hubo recuerdos de diferentes compañeros /as presentes con anécdotas sobre su relación con el Chino, momentos risueños y emotivos donde a más de uno se le “piantó un lagrimón” en medio de los recuerdos.
Hubo música -entre las cajas de leche que se le entrega a las familias con niños con problemas de desnutrición- protagonizada por amigos del CEMIC y la presentación de un dúo inesperado, Jorge y Hugo (médico y psicólogo social de la Sala), interpretando canciones de Silvio Rodríguez, así como una demostración del taller de Chaiu Do Kwan y Kick Boxing dirigido por Wendy y Cristian. También degustamos una rica lentejeada hecha por las chicas de la cocina, dirigidas como siempre por Silvia y como postre unas exquisitas tortas. Todo en un clima fraternal, donde los sentimientos y la emoción se soltaron a borbotones.
¡El Chino sigue caminando por su Sala!
Compañero Chino Oliveri, ¡Hasta la victoria siempre!