
Las especialistas trabajan en la selección de microorganismos ambientales que naturalmente pueden oxidar y remover metales del agua.

Uno de los principales aspectos a tener en cuenta en torno al agua tiene que ver con la importancia de la sustentabilidad de este recurso fundamental para la vida y para los seres humanos, además de un derecho inalienable.
En ese aspecto, de acuerdo al informe facilitado a este medio “Si bien un tercio del agua dulce disponible del planeta se encuentra en Latinoamérica, recientes reportes de la UNESCO señalan que 166 millones de personas aún no tienen acceso a sistemas seguros de abastecimiento de agua en esta parte del continente”
La Argentina se ubica dentro de los países de la región con mayor cobertura de los servicios de agua potable, más del 80 por ciento de la población tiene acceso a la red, aunque aún persiste un porcentaje que debe abastecerse de este recurso mediante formas alternativas.
En ese aspecto, un proyecto de científicas del CONICET busca ampliar el acceso al agua potable a partir del trabajo en la selección de microorganismos ambientales que “naturalmente pueden oxidar y remover metales del agua, para garantizar este recurso a poblaciones alejadas de la red”.
Contexto del tema
De acuerdo al informe difundido por el CONICET en cuanto al estado de situación del tema, “Fuera de los conglomerados, muchas comunidades se encuentran alejadas de los centros de distribución de agua potable y usualmente se abastecen de aguas subterráneas para consumo”.
“Estas aguas suelen contener metales, como el hierro y el manganeso, que están presentes naturalmente en la tierra y se van incorporando en las napas de agua subterráneas. Su remoción es importante no solo para la salud sino también para la conservación de los sistemas de distribución que se corroen por la presencia de los óxidos y dan al agua un sabor metálico”, explicó el estudio.
Un gran problema y una “micro” solución
En consonancia con lo planteado anteriormente sobre la problemática, la investigación difundida informó que “para remover estos metales y obtener un agua segura, muchas comunidades utilizan con éxito sistemas de filtración biológica donde el agua subterránea pasa por filtros de grava y arena”.
En esa línea, el reporte agregó: “Allí, los metales son oxidados por la acción de microorganismos y quedan retenidos en el filtro y son eliminados del agua. Dentro de los microorganismos presentes en el agua que pueden colonizar estos sustratos, se destacan las bacterias oxidadoras de manganeso que pueden de crecer en forma de “biofilm””.
La investigadora y coordinadora del proyecto, Natalia Gottig, contó en el escrito que recorrieron varias localidades de la provincia tomando muestras de arena de los filtros que se encontraban funcionando con alta tasa de remoción de manganeso.
“A partir de ahí hicimos un montón de trabajo en el laboratorio aislando y seleccionando las bacterias presentes, buscando cuales eran las que oxidaban mejor el manganeso, cuales formaban mejor biofilm o cuales lo hacían a distintas temperaturas ambientales. Partimos de unos 240 aislados iniciales y llegamos a seleccionar seis como los mejores candidatos”, explicó.
En tanto, en el marco del Plan Ciencia y Tecnología contra el Hambre, el proyecto recibió recientemente el financiamiento del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación. Esto les permitió construir una planta piloto que mimetiza las plantas de tratamiento de agua a escala real.
La importancia de la investigación básica
En lo que refiere a la investigación del tema, cabe mencionar que si bien este trabajo comenzó como un proyecto de aplicación directa a la resolución de un problema, el grupo de especialistas tiene años dedicándose a la investigación básica de la fisiología bacteriana.
En lo que refiere a los resultados de los trabajos científicos realizados hasta el momento se destaca que los mismos fueron publicados en las revistas Frontiers in Molecular Biosciences y mBio respectivamente.
Al respecto, Gottig hizo hincapié en que todos los procedimientos que pusieron a punto para la selección y aislamiento de las bacterias ambientales, así como las metodologías diseñadas para la inoculación de biofiltros, también se encuentran publicados de forma que toda la comunidad tenga acceso a ese conocimiento y pueda ser aplicado en otras regiones que afronten las mismas dificultades de acceso al agua potable.
“Una de las cosas más importantes de nuestro trabajo como científicos es estar atentos a las problemáticas sociales e intentar brindar herramientas para solucionarlas. Este proyecto tiene un gran fundamento social y contribuye a garantizar que todos tengamos acceso al agua potable, limpia y segura”, subrayó y concluyó la investigadora en el informe.
Fuente fotografía: conicet.gov.ar
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