
La literatura como medio de mostrar la cultura es uno de las metas que el autor de Vae Victis pregona en cada espacio literario, en cada ciclo en cada charla y encuentros.
En notas anteriores Rubén Alberto Paz, Uno del Oeste, nos habló de unos proyectos en los que venía trabajando, entre ellos, el documental del comedor Los Lobitos y su libro de relatos sociales.
Rubén Paz dialogó con Diario NCO y contó detalles de estos proyectos, pero también de su reciente viaje a Mendoza, su participación en algunas antologías y también, no podía faltar, una mirada sobre la política y la realidad que, como futuro profesor de historia, le llega muy de cerca.
NCO: “Uno, en notas anteriores, hablaste acerca de un documental que estas preparando. ¿De qué se trata y cuál es su fin?”.
UNO: “El documental, es para recaudar fondas para ayudar a dos entidades, los comedores comunitarios Puerta de Hierro y Los Lobitos.
En su mayoría, está grabado con directivos, auxiliares y docentes de Los Lobitos, en el barrio San José de Isidro Casanova. Principalmente el documental se basa en la problemática social del porque existen los comedores populares y qué podemos hacer para evitar que existan, más allá que al crearlos generan un lugar de permanencia, un lugar de sociabilidad que los chicos necesitan.
Pero no podemos evitar la realidad de preguntarnos ¿por qué? Y ¿qué hacemos para erradicarlos? Como dije en una nota anterior, una de las claves es generar trabajo que hoy pleno 2018 con este gobierno caníbal no existe.
Pero tampoco podemos negar que los comedores populares datan desde mucho antes, entonces entendamos que la problemática social no viene desde un gobierno neoliberal capitalista como este, viene de arrastre desde hace tiempo.
Si podemos entender esto, no le echemos la culpa al otro, sería hasta negar una realidad, el comedor Los Lobitos se creó hace más de 25 años ¿cómo es? “.
NCO: “¿Creés que los comedores populares deberían ser un lugar de distención y no por necesidad, porque en su casa no tienen para comer?”.
UNO: “Claro, justamente en Los Lobitos generan ese lugar de distensión, se han realizado varios eventos además de realizarse actividades para los chicos. De hecho ese comedor tiene la particularidad de que estaba pensado para armar un Materno-infantil, existe el proyecto esperando ser aprobado.
Inicialmente, por una cuestión de necesidad del barrio, buscaban que alguien se ocupara de hacer comida, Isabel y su gente recibieron ese legado y que lo hicieron muy bien y aun lo siguen haciendo bien.
La comitiva tuvo, además de hacer comida, que realizar otras actividades, que el entorno de los niños por ahí no recibían y no porque no pudieran sino que por cuestiones económicas les resultaban difícil, como por ejemplo estudiar guitarra.
El comedor recibió a un grupo de ingenieros que realizaron trabajos como una cocina y estufa a base de leña, también mi compañera de estudio Gisela junto a Seba les enseñan arte, pero lo más importante es que ahí los pibes están contenidos desde lo humano.
Cuando realizan eventos como el del Día del Niño, presenciar las caritas de alegría de los chicos cuando hay un sorteo, es emocionante, porque no es tan solo la comida ¡el juguete también vale! Porque son chicos, porque quieren jugar y está bien que existan lugares así.
Ahora digo, ‘alguien’ tendría que buscar otra forma de ayudar que no sea necesariamente un comedor, un club, un club de barrio donde esa contención, esa cuestión de enseñar deportes se haga.
Pero que en esa situación no sea caer en tener que dar de comer como necesidad primaria del hombre, sino otra cuestiones de distensión que es lo valioso de Los Lobitos.
En cuanto al documental, aún sigo trabajando, hay cuestiones técnicas que me tienen parado, hace tres años que vengo trabajando en esto pero por una cuestión de ‘lechuza’ no sale.
Igual la idea es presentarlo en algunos centros culturales y donar la recaudación a estas dos instituciones y si se da a la gorra también, como así todo lo que sea alimentos no perecederos”.
NCO: “Otros de tus proyectos y que también hablamos en otra nota es sobre la publicación de tu libro, donde relatas sucesos de la realidad argentina. ¿Cómo se llama? ¿En qué situación se encuentra? ¿Qué impresión genera en las personas que ya han escuchado tus relatos? y ¿cómo crees que impactara en la sociedad una vez publicado?”.
UNO: “No tengo idea (ríe), primero el libro avanza, hipotéticamente se llama Vae Victis, digo hipotéticamente porque tengo muchos cambios en mi bocho, hoy te digo que es Vae Victis y termino publicándolo como ‘Interludio’.
Como te decía, el libro va encaminado, se han copado algunos amigos que me han hecho llegar dibujos, audios relatando alguno de esos cuentos, porque no tan solo lo voy a presentar como libro sino también pienso presentarlo como película.
La cuestión del tiempo fue una de las causas por la cual está parado, más que nada porque los relatos están pensados como para verano y como las filmaciones se hacen en exteriores como que el invierno no es un clima que aporte.
¿Qué comenta la gente cuando escuchan mis relatos? No podría decírtelo yo, he leído en centros culturales, en bares de rock & roll, este espacio muy recomendado, leer en bares, entre bandas ¿Por qué? Porque la mente no es de un típico café literario, donde están todos atentos al que tiene el micrófono, sino que están todos dispersos hablando entre ellos ¡y eso está bueno!
La estrella, en esos lugares, no es el que lee, pasa por otro lado, pasa por el encuentro, por el otro, eso sí, si el que está narrando atrapa, entonces ganó y esa es la diferencia, no hay caretaje, si gustó te van a aplaudir y si no, seguirán tomando o fumando.
No es apto para egocéntricos, hay gente que se para frente al micrófono y espera que todo sea un manto de silencio y ¿Por qué? Si no me gusta lo que cuenta, lee o relata, ¿porque tengo que escucharlo? Lo bueno de estos espacios es que son genuinos, que no se andan con vueltas, si gustó te van aplaudir, pero sino, no te registran.
También pasan por la forma que hablan en sus cuentos, hay un poeta que lo define como “poesía cotidiana o de entrecasa” y justamente es eso, utiliza palabras de uso cotidiano, donde no te dice ‘cola’ sino ‘culo’
Si de repente te invitan a un centro de jubilados y tenés que relatar ese tipo de poesía de entre casa ¿te animas? Y es complejo, con todo el amor que tengo por los abuelitos y el respeto, es complejo. ¿Y porque digo esto?
Existen poetas como Rosa Cantero Rodríguez, que escribe poesía erótica y hasta humorística y ¡la adoran!, donde va si hay bullicio se callan y la escuchan porque te atrapa con sus sonetos, lo que dice y el humor sexual de gente mayor y es una ‘señora’.
¿Me preguntás si gustan mis relatos?, no sabría decirlo, no soy el otro, puede gustar lo que escribo pero estaría condicionado al aplauso. ’Esquinas’ sé que gusta, una amiga, Daniela Andujar, lo recitó y me arruinó emocionalmente, porque cuando escuchas en boca de otro lo que escribiste no podés creer que eso lo hiciste vos.
Me pasó lo mismo en Morón, con ‘Chirolas’, primero debo agradecer que hayas elegido este relato y recitarlo de memoria, cosa que yo no podría hacerlo, fue muy fuerte.
Omar Cao, dueño de la editorial ‘El cardo azul’ y quien me hizo las correcciones, una vez me preguntó si narraba mis relatos de memoria, no, le dije, y puso en duda la procedencia de mis trabajos, pero era la verdad, no lo puedo hacer.
Algunos cuentos son muy ‘hits’, que tienen vida independiente del libro en sí y ‘Chirolas’ es uno de esos, que narrado en un lugar como Morón, donde no tengo mucha onda es como mucho.
En general Morón no tiene mucho movimiento literario, hubo un evento que realizaba Mary Guerreiro que con el tiempo se desmanteló y hace muy poco abrió un lugar llamado “La botella vacía “donde nos reunimos algunas veces o vamos a otras zonas a leer nuestras porquerías como dice Héctor Urruspuru.
En cuanto a los relatos donde expongo situaciones de índole social se encuentra uno ‘Invierno en el vientre’ que habla de una pareja lesbiana que no pueden tener hijos, es una historia cuasi real, hay una situación de este cuento que es real y que me inspiré en la historia de una persona allegada a mí.
Ese cuento tiene un largometraje que filme en la plaza y a lo que me preguntas del impacto social, te cuento que cuando pido a las personas que estaban caminando por ahí que repudiaran esa situación de la pareja que se estaban dando un beso delante de los niños, nadie quiso participar.
Me explicaban que no les parecía mal, que tenía que ver con la acepción. Una situación así, en C.A.B.A, sería un problema, acá no, sentí orgullo de mi barrio. Este relato fue bien recibido, sin embargo ‘Dos’ fue motivo de censura por parte de la editorial, ya que este cuento habla de la violación de una niña seguida de muerte al igual que ‘Silencio’ e ‘Incesto’.
Situaciones como estas donde, de repente ‘de esto no se puede hablar’ es como negar la realidad. Entiendo que la mujer lamentablemente tiene que pasar por esta situación horrible de la vida, pero también me pregunto ¿Por qué ocultarlo? ¿Por qué hacerlo literatura resulta grotesco? Es Literatura”.