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Cresta Roja: los trabajadores vuelven a los piquetes

Cresta Roja: los trabajadores vuelven a los piquetes.

La semana pasada un nuevo conflicto surgió entre los trabajadores de la empresa Cresta Roja, quienes decidieron atrincherarse con el fin de que se los reincorpore y se les pague los sueldos adeudados.

El 22 de diciembre de 2015, la jueza Valeria Pérez Casado declaró en quiebra a la Cresta Roja. Para evitar el cierre y no despedir a sus más de 3000 empleados, se otorgó provisionalmente por un mes la explotación al consorcio de empresas Proteinsa S.A (compuesta por las empresas Ovoprot, Tanacorsa y Grupo Lacau).

Para poner en marcha a Cresta Roja, la compañía invirtió 1100 millones de pesos cuyo plazo se terminó extendiendo hasta octubre de 2016 cuando completó su adquisición por 120 millones de dólares, al imponérsele a Avícola Del Plata, comanda por Granja Tres Arroyos.

Cresta Roja generaba 2350 puestos de trabajo directo, lo que representa 70% de los empleados que tenía la ex Rasic Hermanos S.A. Los trabajadores que no fueron incorporados aceptaron las indemnizaciones correspondientes. “Pero esto es un problema puntal con este grupo que es anárquico”, señalaron desde la empresa.

La versión que daban los trabajadores desplazados es que fueron apartados injustamente para generar una “flexibilización laboral”. Por lo que decidieron votar por nuevos delegados “de hecho” porque no se sentían representados

Tomada como símbolo de recuperación económica por el propio expresidente Mauricio Macri, la realidad de la empresa vuelve a sufrir un duro golpe cuando, tras tomar la decisión de despedir a 51 empleados, por “desafiar la autoridad” y “generar situaciones de violencia física sobre personal jerárquico, trabajadores y bienes de la empresa”, las protestas se agravaron.

Y volvieron los cortes sobre la autopista Ricchieri, que traen a la memoria las tristes imágenes de cuando el derrumbe de la empresa parecía inevitable.

Situación económica

La empresa, faenaba diariamente 200.000 pollos, 50% menos que su mejores momentos, cuando alcanzaron el punto máximo con sus antiguos dueños los Rasic antes de la quiebra. La facturación anual que tiene la compañía asciende a 3500 millones de pesos, y la erogación por sueldos es de $70 millones mensuales.

El mercado avícola es pendular. Si algo lo caracteriza es la velocidad con la que puede crecer y recuperarse, pero también caer

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La cresta roja de todos los gobiernos, pasan los gobiernos nacionales, provinciales, de un partido político, de otro partido político, pero el conflicto sigue. La empresa ya pasó por tres firmas (famosa por sus pollos congelados), con más de 200 millones de dólares entre una operación y otra.

Pero en el medio, 1200 laburantes quedaron en la calle, sin indemnización ni fuente de trabajo aseguradas. Esto es Cresta Roja, un conflicto al que todos los gobiernos le dan la espalda, o a veces también, como sucedió hoy, les tiran balas y gases.

La semana pasada, los trabajadores despedidos de Cresta Roja, hartos, cansados, desesperados tras cinco años sin respuestas (la patronal se declaró en quiebra en 2015) bloquearon el portón de la planta II de Esteban Echeverría.

Y lo que comenzó como un pedido pacífico por los derechos laborales no reconocidos, terminó con represión. Fue una triste secuencia de media hora de gases lacrimógenos, corridas y heridos de balas de goma.

Una de las primeras imágenes que se viralizó en las redes fue la de un trabajador con el párpado cortado a causa del impacto de un proyectil que le rompió los lentes. La sangre derramada no hizo vacilar al G.A.D, Infantería y la policía bonaerense, que tomaron posición frente al portón.

Entre el tumulto, los gritos y la desesperación, Antonio Gómez, Edmundo Godoy y Germán García lograron ingresar en la fábrica y atrincherarse detrás de un tanque de agua, dispuestos a jugársela por recibir una respuesta favorable de parte de los gobiernos provincial y nacional. Amenazaron con quitarse la vida ante las promesas incumplidas y el manoseo por parte de la patronal. Terminaron detenidos.

Pidieron a las autoridades una solución: que dejen de mandarles la Policía, que les paguen lo que les deben y que los reincorporen. El ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, lo único que prometió es que no se les iniciaría una causa judicial.

Los trabajadores siguen la lucha. Como con todos los gobiernos, esperando respuestas, menos injusticias, y que la patronal de turno deje de salir siempre inmune.

Resistirán y no darán el brazo a torcer hasta que les devuelvan lo que les robaron: su fuente de trabajo.

Fuente: Revista Cítrica.

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