Número de edición 8481
La Matanza

Walkiria Sosa, una mujer dedicada a los animales

Walkiria Sosa, una mujer dedicada a los animales.

Una historia que muestra que cuando existe la voluntad de ayudar a los que no pueden hablar, pero sí sentir, no hay barreras que puedan impedirlo.

El abandono, la reproducción indiscriminada, la falta de castración y esterilización son moneda corriente en la vida de gatos y perros en este país y a pesar de que la ley 14346 establece y considera como delito pasible de pena el maltrato y la crueldad hacia los animales, esto parece ser solo un número en un papel sin valor, pero Walkiria Sosa es el caso de la mujer que intenta cambiar la penosa realidad que viven muchos de ellos.

Sosa divide su día en dos partes, para tratar de cumplir con su vida cotidiana y con lo que le dicta el corazón. Por las mañanas ejerce su profesión de abogada y por las tardes se quita ese traje y se pone la vestimenta de heroína de perros y gatos. Actualmente suele adentrarse en los confines de Villa Palito y le cambia la realidad a muchos de esos amigos que no tienen la posibilidad de tener un hogar y una vida decente.

En una entrevista exclusiva con Diario NCO nos contó un poco del trabajo que hace, su pena por no poder ayudar a todos los que quisiera y la exigencia de que el Estado no haga la vista gorda y pueda ayudar a combatir este flagelo. “Se necesita que las autoridades hagan la parte que les corresponde como Estado. Los particulares tenemos recursos muy limitados”, comenzó la entrevistada.

“Cada animal que se saca de Villa Palito sale directamente a un veterinario, en muy mal estado. Tienen erlich, hepatozoon, parásitos, sarna. Lo cual también perjudica la salud del humano.Se necesita que un móvil se instale en el lugar de forma fija u operativos que vayan a castrar y atender los animales dentro de la villa”, reveló Sosa.

Muchas veces, en esas tardes largas de trabajo con los animales tiene que tomar la dolorosa decisión de elegir a cuáles llevarse para que sean curados, alimentados y puestos en tránsito y en referencia a esta cuestión detalló que “a veces tenés que elegir qué animal llevarte y eso es muy triste. Todos deberían ser tratados con la misma dignidad, todos tienen el mismo derecho, entonces hay que trabajar en políticas de fondo. Si el estado no se compromete esto es imposible”.

Es preciso destacar que todas estas acciones las realiza sola, sin la ayuda monetaria ni el respaldo de ningún organismo estatal, lo cual hace más importante su labor porque todos los gastos corren por su cuenta. “Para mí son los seres más sensibles que hay en este mundo.Me gustaría poder ver algún día que el Estado trabaje desde adentro de las villas, donde está la raíz del problema”, concluyó.

Una ley que no se cumple

La ley 14346 está vigente desde el año 1954 y establece penas que van desde los 15 días al año de prisión a todas aquellas personas que maltraten o hagan víctimas de actos de crueldad a los animales. Sin embargo, cada día se ven más animales hambrientos, desnutridos y enfermos vagando las calles de la ciudad de Buenos Aires y esta ley solo parece ser un adorno que está escrito y tiene fuerza de ley, pero que lejos está de cumplirse siquiera mínimamente.

Entre otras cuestiones esta ley identifica como actos de maltrato: “no alimentar en cantidad y calidad suficiente a los animales domésticos o cautivos; azuzarlos para el trabajo mediante instrumentos que, no siendo de simple estímulo, les provoquen innecesarios castigos o sensaciones dolorosas; hacerlos trabajar en jornadas excesivas sin proporcionarles descanso adecuado, según las estaciones climáticas; emplearlos en el trabajo cuando no se hallen en estado físico adecuado”, entre otras cuestiones.

Asimismo, esta legislación también prevé actos de crueldad hacia ellos y los tipifica como: “practicar la vivisección con fines que no sean científicamente demostrables y en lugares o por personas que no estén debidamente autorizados para ello; mutilar cualquier parte del cuerpo de un animal, salvo que el acto tenga fines de mejoramiento, marcación o higiene de la respectiva especie animal o se realice por motivos de piedad”, como algunos de los puntos del artículo dos de esta norma.

Una mujer que lucha con pocas armas, pero con mucho amor para darle una segunda oportunidad a muchos animales que pasan malos momentos. Una ley que está vigente, pero se presenta como obsoleta. Un estado al que se le piden soluciones, pero no da respuestas. Y en el medio de todo esto, los animales, que son rehenes de un sistema que no los comprende.

 

 

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