Diario NCO dialogó con una integrante del movimiento social y político compuesto por jóvenes de todo el país que lucha por revertir los efectos de la crisis climática, Jóvenes por el Clima, sobre los basurales a cielo abierto y sus consecuencias.
Por Rocío Viveros
En La Matanza, más precisamente, en González Catán, se encuentra uno de los cuatros “complejos ambientales”, o también llamados rellenos sanitarios, de la empresa Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado (Ceamse), que se encarga de la gestión de los residuos sólidos urbanos del AMBA.
El predio ubicado en el partido matancero, recibe alrededor de dos mil toneladas de basura por día, lo que se traduce a 60 mil toneladas por mes, una cantidad menor a la que recibió hasta el año 2007, cuando recibía toda la basura del conurbano, luego de que los vecinos de los barrios Nicole, San Enrique y Las Marías, quienes eran los más afectados por la contaminación, realizaran, en noviembre del 2006, una movilización histórica a la entrada principal del predio, que fue bautizada el “Catanazo”.
El lugar funciona desde el año 1979, y desde hace varios años, viene siendo denunciado por los vecinos y organizaciones ambientales, no solo por la contaminación en el suelo y en el agua, sino también por las enfermedades de las personas, como lupus y respiratorias entre otras, con el fin de lograr su cierre.
Lucia Komple, integrante del movimiento social y político encabezado por la juventud del país que busca revertir los efectos de la crisis climática “Jóvenes por el clima”, dialogó con Diario NCO, sobre como estos basurales afectan, no solo a los vecinos, sino también al clima y al medio ambiente, por los metales contaminantes que liberan los residuos.
“Hay un dato que dice que, de un informe reciente del banco mundial sobre gestión de residuos y cambio climático, estima que los métodos actuales de gestión de residuos y las emisiones de los basurales a cielo abierto, representan casi el 5%, total, de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y el 12% de las emisiones mundiales de metano, ese gas de efecto invernadero tiene un impacto de más de 20 veces al de dióxido de carbono”, informó la entrevistada.
También habló sobre el importante rol de los cartoneros, un oficio que, según la entrevistada, se denigró y comenzó a ser mal visto a raíz de la crisis del 2001, pero que en la actualidad son los encargados de unas de las tareas más importantes para el cuidado y la preservación del ambiente.
Cómo afectan los basurales a cielo abierto
La joven ambientalista comentó: “Los basurales clandestinos a cielo abierto tiene, datos básicos, que contaminan acuíferos, ríos, playas, costas, hay mal olor. Las condiciones sociales de las personas que buscan en los residuos algún objeto aprovechable son paupérrimas, como pasa acá, y hay enfermedades”.
Además, explicó que “en un contexto de cambio climático, el mal manejo de los residuos sólidos multiplica y agudiza la cuestión de los gases del efecto invernadero. Los gases de efecto invernadero contribuyen a atrapar el calor generado por los rayos solares en la atmosfera, a manera de un invernadero que entras y hace calor, porque se retiene ese calor”.
“El efecto invernadero no es algo malo, es algo natural, que esta bueno para poder vivir en el mundo, lo que pasa es que estos gases, metano y dióxido de carbono, agravan está cuestión al punto de que haga mucho calor y que muchos efectos negativos se propaguen”, aseguró la entrevistada.
A su vez, detalló: “Cuando los residuos sólidos están altamente compuestos de material biodegradables, que es como el 50% de todos los residuos, pasa que, a los efectos del calentamiento global, este gran porcentaje de material biodegradable, termina haciendo que el proceso de descomposición de los residuos orgánicos, emita una serie de gases de efecto invernadero, que especialmente es metano, también puede haber óxidos o dióxido de carbono, pero a menor escala”.
Komple relató que “básicamente, como se piensa en la organización, podemos ver el ejemplo del basural a cielo abierto como un ejemplo con dos polos, el polo social, de las condiciones de la gente que vive alrededor, que trabaja ahí, múltiples cuestiones, pero también tiene esta cuestión ambiental de los gases del efecto invernadero, entonces ahí vemos una confluencia de estos dos puntos que implican que lo ambiental esta muy arraigado en lo social”.
El rol de los cartoneros
“Lo mismo se puede ver con los cartoneros que, aunque no lo sepan son trabajadores que se ponen al hombro cuestiones ambientales, aunque no lo sepan, su rol es super importante, digo, porque, capaz, toda la vida desde el 2001, se marginó y era mala palabra ser cartonero”, reveló la entrevistada.
A su vez, concluyó diciendo que “hoy en día se pueden hallar varias cooperativas y uniones y sindicatos como la FACCyR (Federación Argentina de Cartoneros, Carreros y Recicladores) o la UTEP (Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular) que dignifican estos trabajadores, que se organizan en cooperativas a lo largo y ancho del país. Entonces es una herramienta para reivindicar su defensa de derechos, pero además de esa organización, son super importantes, para todo lo que nosotros tratamos de impulsar y nuestra lucha como ambientalistas”.
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