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De esta forma se expresaron Eli y Maite Rodríguez, integrantes de la Asamblea de Autoconvocados Rafael Castillo, que detallaron su labor e incidencia a nivel barrial y su conexión con otras organizaciones.
En el inicio de la conversación, Maite explicó que “comenzamos con estas asambleas por la activación del protocolo de Bullrich y la puesta en marcha del DNU. Uno de los problemas graves fue el hecho de alquilar, se hace muy difícil para muchos compañeros de la asamblea”.
“Se impulsó con algunos vecinos, pero es totalmente abierta, tiene muchos lineamientos, pero todo se resuelve a través del consenso y el diálogo entre los vecinos”, manifestó la entrevistada.
En línea con lo antes mencionado, las entrevistadas desarrollaron el nacimiento de las distintas organizaciones que van creciendo: “Todas las medidas de ajuste del gobierno generaron que mucha gente salga a las calles. Nosotros nos consideramos dialogantes con las otras asambleas y tenemos delegados para realizar distintas funciones”.
“Hay un desfinanciamiento que es mucho más agudo que en gestiones anteriores. por ejemplo, de la salita de Rafael Castillo fueron sacando especialidades porque ya están en el nuevo hospital, al día de hoy ya no hay más traumatología, la sala de rayos y bajando la cantidad de turnos. Ahora tiene un arancel mínimo dependiendo el servicio”, profundizó Maite.
Cabe destacar que, Tras el anuncio del mega DNU que coincidía con un nuevo aniversario del estallido 2001, cientos de personas se volcaron a las calles para traer de vuelta aquel fenómeno de la crisis: los cacerolazos.
A lo instantáneo le siguió la organización y el distrito matanceroncuenta al día de la fecha con Asambleas Vecinales en localidades como Ciudad Evita, Ramos Mejía, Gregorio de Laferrere y Rafael Castillo, entre otras.
Comedores, familias y fortalecimiento de las asambleas
En la continuidad de la charlan puntualizaron dónde se nota y siente la mayor postergación social: “También hay comedores: el grueso está hacia el barrio La Abadía, Villa Unión y El Cortijo, donde hay más carencias y precarización”.
“Hay muchas familias que asisten a comedores, cada vez se va agrandando más el número. Todo esto empezó con un ruidazo, asistimos al paro general y nos nucleamos en la Asamblea del Oeste”, indicó Maite Rodríguez.
Al igual que con la Ley Ómnibus, las asambleas saben que además de las crisis entre ellos la voz de la calle juega un rol central para definir quién paga esta crisis, por eso decidieron no quedarse en casa sino salir a las calles este 1 de marzo cuando Milei realice la apertura de las sesiones legislativas.
Sobre el robustecimiento de la asamblea, las entrevistadas detallaron los otros espacios con los que comparten lucha: “Estamos en la columna independiente multisectorial, junto a la cultura, los sindicatos combativos, la unidad piquetera y de derechos humanos y sociales”.
“La recepción fue en un principio de resistencia, pero luego de aceptación. Recibimos hasta insultos y golpes, pero el tarifazo fue mermando esa resistencia”, completaron los integrantes de la Asamblea de Autoconvocados de Rafael Castillo.