
Liberan al viudo de la enfermera asesinada
La víctima fue hallada sin vida el primero de agosto en la vivienda que compartía con su marido, quien, según allegados a la pareja, “no se llevaban bien”.
Por Leandro Bravo
Han pasado más de treinta días del crimen de Elizabeth Di Legge, la enfermera de 44 años asesinada en González Catán, sin embargo, aún no hay certezas acerca de quien la mató.
La causa judicial tenía un solo imputado, el marido de la víctima, Silvio Espíndola, también de 44 años, quien recuperó su libertad en las últimas horas por decisión de la Justicia.
El viernes 29 de julio, tras no presentarse a trabajar en el Hospital Churruca de la Ciudad de Buenos Aires, Espíndola, que se desempeña en el mismo centro asistencial, había radicado la denuncia tras haber transcurrido más de 12 horas sin tener noticias de Elizabeth.
Sin embargo, el lunes primero de agosto, la Policía la encontró en la casa que ambos compartían en la localidad del oeste del Conurbano: estaba sin vida, recostada en una butaca y con una sonda y aguja de jeringa conectada a su brazo.
La autopsia reveló que su cuerpo no presentaba lesiones visibles y que falleció a causa de una “depresión respiratoria”. En el lugar hallaron ampollas de Atracuario (relajante), Propofol (anestésico), Fentanilo (opioide) y Midazolam (ansiolítico). Así, la Justicia dispuso que el marido de la víctima fuera detenido mientras se investigaba la posibilidad de un femicidio.
Los investigadores habían detectado que Di Leggeinició algunos trámites, sobre cómo conseguir una garantía para irse a alquilar otra vivienda, ya que planeaba separarse de Espíndola, desde hacía varias semanas. Su marido, que se declaró inocente, era el único detenido hasta el momento.

Espíndola fue liberado esta semana
Tras el asesinato, Espíndola reconoció haber discutido con Elizabeth el día anterior, pero lo consideró un episodio rutinario que no tenía conexión con la tragedia. explicó que creía que ella se había quitado la vida, aunque investigadores revelaron que, previo a la muerte, ocurría maltrato físico y psicológico de parte de él.
Una vecina con afinidad a la mujer aseguró que intercambiaba mensajes por Whatsapp con la enfermera y en esas conversaciones ella le había contado sobre situaciones conflictivas que vivía en su casa. En una captura que publicó, expresó: “Imagínate que cuando llego estoy destruida y encima acá cada pelea con el otro desgraciado”, Y agregó: “Estoy muy triste, me trata mal y mi casa es un desorden”.
Ante esas evidencias, el fiscal Federico Medone, de la Unidad Funcional de Instrucción de Homicidios de La Matanza lo acusó de haberle aplicado las drogas halladas en la casa que compartían con “claras intenciones de ocasionarle la muerte”. Además le imputó el delito de “homicidio agravado por el vínculo y por haber sido cometido en contexto de violencia de género”.
De todos modos, la jueza de Garantías de La Matanza, Carina Andrijasevich rechazó el pedido de Medone de dictar prisión preventiva y, por el contrario, dispuso la liberación de Espíndola porque consideró que la causa “no tiene elementos suficientes para probar el delito”. De todas formas, la investigación continúa y aún se esperan los resultados de las pericias.
A su vez, la jueza estableció una restricción perimetral para que no pueda acercarse a los tres hijos que tenía con la enfermera y ordenó que realice un tratamiento psicológico y psiquiátrico con la advertencia de que podría declarar “desobediencia” si llegase a infringir con lo establecido.
Si buscas atención, contención y asesoramiento en situaciones de violencia de género, comunícate con el número 144 las 24 horas, de manera gratuita y en todo el país.Para casos de riesgo, comunícate con el 911.
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