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Cultura

3000KM en Bicicleta: la travesía que une deporte, identidad y cine argentino

Bicicleta: la travesía que une deporte, identidad y cine argentino.
Bicicleta: la travesía que une deporte, identidad y cine argentino.

El film de Iván Vescovo llega a los cines el 11 de diciembre tras un destacado recorrido internacional.

Por Florencia Belén Mogno

El cine documental argentino continuó ampliando sus horizontes durante los últimos años con producciones que abordaron historias personales atravesadas por búsquedas identitarias y transformaciones profundas.

En ese contexto, las narrativas del deporte adquirieron un nuevo espesor, alejadas de los relatos tradicionales de competencia y triunfo, para enfocarse en conflictos emocionales que marcaron la vida de jóvenes protagonistas. Bajo esta sensibilidad, distintas obras exploraron la tensión entre la exigencia física, la presión de los circuitos profesionales y el deseo de construir un camino más auténtico.

Dentro de ese escenario, también crecieron los proyectos que integran universos culturales poco transitados por el cine, como las subculturas urbanas y los deportes alternativos. Estas prácticas, con comunidades propias y códigos estéticos definidos, ofrecen un territorio fértil para indagar en nuevas formas de narrar la juventud, la libertad y la creatividad.

En este contexto se inscribe 3000KM en Bicicleta, la nueva película del director Iván Vescovo, que de acuerdo con la información a la que accedió Diario NCO, se estrenará comercialmente el 11 de diciembre con distribución de Santa Cine.

El film llegó a las salas argentinas luego de ser reconocido en festivales internacionales, entre ellos el 40° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, donde obtuvo el premio a Mejor Película en la Competencia Latinoamericana, y el 41° Festival de Cine de Varsovia, donde recibió una mención especial en la Competencia de Documentales.

Un estreno entre aventura y exploración identitaria

La propuesta se presenta como una road movie que retrata un viaje físico y emocional a través de la Patagonia. La película combina aventura, juventud y búsqueda personal, apoyada en una narrativa visual donde conviven cintas caseras, registros íntimos y paisajes abiertos.

La historia se sostiene sobre un punto de partida tan potente como humano: la crisis de Iñaki Mazza, campeón olímpico de BMX que abandonó la competencia profesional a sus veinte años.

En ese aspecto, la decisión implicó un quiebre en su identidad deportiva, pero abrió la posibilidad de preguntarse por la libertad personal más allá de los mandatos del alto rendimiento.

Una travesía marcada por el reencuentro, la identidad y el deseo

Según la sinopsis oficial, el viaje se inició cuando la compañera de Mazza, Abyss, le envió poemas desde su espacio de rehabilitación en el extremo sur del país. Ese llamado emocional funcionó como impulso para que el joven retomara la bicicleta y emprendiera una travesía de más de 3000 kilómetros para reencontrarse con ella. El recorrido se convirtió en una búsqueda donde se entrelazaron amor, identidad y la necesidad de redefinir el propio camino.

El film mostró también la riqueza del archivo personal de Mazza. Desde muy chico registró su vida cotidiana con una handycam, lo que permitió reconstruir su universo íntimo, sus vínculos, sus amistades y su forma de entender el BMX. Esas imágenes revelaron una mirada sensible que contrastó con la dureza del deporte profesional e incorporaron una dimensión emocional central para comprender su historia.

Vescovo integró esos materiales con filmaciones en Súper 16mm, lo que amplió la textura visual de la película. Ese cruce de formatos reforzó la idea de memoria, movimiento y búsqueda permanente, mientras la narrativa avanzó entre rutas desiertas, postas improvisadas y paisajes que funcionaron como un espejo emocional para el protagonista.

Una construcción estética entre archivo, 16mm y lenguaje documental

La mezcla de texturas audiovisuales definió uno de los rasgos más distintivos del proyecto. Las cintas caseras en ojo de pez aportaron una estética asociada directamente al BMX, mientras que el registro cinematográfico de la Patagonia subrayó la dimensión poética del viaje. La propuesta se sostuvo sobre un montaje que combinó intimidad, acción y contemplación, en un equilibrio que permitió que la película respirara al ritmo de las pedaladas.

La dirección de fotografía de Fernanda Montiliengo e Iván Vescovo sumó una mirada que alternó primeros planos cargados de emoción con planos abiertos que destacaron la inmensidad del paisaje.

En tanto el sonido, a cargo de Manuel de Andrés y Pedro Lombardi Suzzi, reforzó la sensación de desplazamiento constante y acompañó las distintas atmósferas del recorrido. La música original, compuesta por Simon Saieg y Rodrigo Martínez, recuperó tonos íntimos que se integraron de forma orgánica al viaje.

A lo largo de sus 88 minutos, 3000KM en Bicicleta logró combinar aventura, identidad y juventud, sin caer en fórmulas previsibles ni en cronologías lineales. El resultado construyó un retrato honesto de un joven que eligió correrse del mandato deportivo tradicional para buscar su propia voz en un trayecto que combinó riesgo, vulnerabilidad y transformación.

El lugar del BMX y la dimensión generacional

La película también abrió un espacio para reflexionar sobre el lugar del BMX dentro de la cultura juvenil argentina. Este deporte, históricamente relegado de las pantallas, apareció como un ámbito donde convivieron creatividad, desafío y libertad, en sintonía con discursos de nuevas generaciones que cuestionaron moldes y habilitaron identidades más fluidas.

De esta manera y de acuerdo con el material brindado a este medio, el vínculo entre deporte, disidencias y expresión corporal atravesó el relato y ofreció una mirada renovada sobre las prácticas urbanas.

Las filmaciones caseras de Mazza permitieron observar de manera directa las tensiones que atravesaron su vida personal y deportiva, así como los momentos de vulnerabilidad que no suelen formar parte del registro competitivo. Ese contraste enriqueció la perspectiva del documental y le otorgó una densidad emocional que excedió la mirada atlética tradicional.

El viaje se presentó, entonces, como un proceso de reinvención personal. La narrativa acompañó ese tránsito desde la incertidumbre inicial hasta el descubrimiento de nuevas formas de habitar el cuerpo y el deseo, mientras cada tramo recorrido aportó una pieza más a la reconstrucción identitaria.

Fichas, equipo y una producción que potenció el proyecto

El film estuvo protagonizado por Iñaki Mazza y Abyss (Abril Fernández), quienes aportaron una presencia cargada de sensibilidad, movimiento y verdad. La dupla permitió transmitir no solo el desafío físico del viaje, sino también la profundidad emocional del reencuentro.

La película reunió un equipo técnico sólido: guion de Mauro Andrizzi, Ignacio Ceroi e Iván Vescovo; montaje de Florencia Gómez García y del propio director; dirección de sonido de Manuel de Andrés y Pedro Lombardi Suzzi;

En tanto el sonido directo estuvo a cargo de Camila Ruiz Díaz; y una producción compuesta por Martín Loewenthal, Jerónimo Quevedo, Victoria Marotta, Iván Vescovo y Federico Suárez del Cerro. Fue producida por AFRICA y coproducida por UN PUMA y REBOLUCION.

En sintonía y para concluir, cabe destacar que 3000KM en Bicicleta formó parte del programa CANNES DOCS Spotlighted Projects, lo que confirmó su potencial internacional y el interés que despertó en circuitos especializados.

Fuente fotografías: prensa 3ñ000KM en Bicicleta

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