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Avance clave del CONICET: descubren el mecanismo que permite a las superbacterias resistir a un antibiótico de última generación

CONICET.  Superbacterias. Antibiótico de última generación
CONICET. Superbacterias. Antibiótico de última generación

Una investigación del Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (CONICET-UNR) reveló cómo ciertas bacterias logran volverse resistentes al cefiderocol, un fármaco considerado “inquebrantable” al momento de su lanzamiento.

Por Florencia Belén Mogno

La resistencia a los antibióticos fue considerada desde hace años una amenaza sanitaria global. Los organismos internacionales advirtieron que el uso excesivo y muchas veces inadecuado de estos fármacos llevó a la aparición de bacterias cada vez más difíciles de tratar.

En la actualidad, las infecciones causadas por microorganismos multirresistentes provocaban alrededor de dos millones de muertes anuales en todo el mundo, y las proyecciones indicaban que esta cifra podría alcanzar los 10 millones hacia 2050 si no se adoptaban medidas urgentes.

El fenómeno generó un punto de inflexión en los sistemas de salud, ya que los tratamientos tradicionales perdieron efectividad y las infecciones hospitalarias se convirtieron en un problema persistente.

La ciencia buscó respuestas en el desarrollo de nuevos antibióticos, aunque las soluciones resultaron parciales: cada innovación farmacéutica pareció venir acompañada de un nuevo desafío, porque las bacterias demostraron una capacidad de adaptación casi inmediata.

En ese sentido y de acuerdo con la información a la que accedió Diario NCO, un equipo del Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR, CONICET-UNR) se propuso comprender por qué el cefiderocol fallaba en ciertos tratamientos.

Del laboratorio a la clínica: un hallazgo con impacto internacional

Los científicos, liderados por Alejandro Vila, investigador del CONICET, y Brenda Warecki, becaria doctoral del organismo, desarrollaron un estudio que permitió identificar el mecanismo molecular que otorga resistencia al fármaco en determinadas bacterias.

En el informe, Vila explicó que su grupo llevaba más de dos décadas investigando cómo los microorganismos logran evadir los efectos de los antibióticos. “La resistencia a los antibióticos es una pandemia silenciosa”, afirmó, y señaló que el trabajo publicado en la revista Chemical Science detalló con precisión molecular por qué algunas bacterias son capaces de resistir al cefiderocol.

Los resultados, destacó, dieron origen a nuevas recomendaciones terapéuticas que fueron publicadas en The Lancet Infectious Diseases, una de las revistas médicas más prestigiosas del mundo.

El investigador remarcó que estos datos no solo tenían relevancia científica, sino también práctica: “Este tipo de información salva vidas, por eso quisimos que nuestros resultados llegaran rápidamente al ámbito médico”. Las conclusiones del estudio establecieron criterios para definir cuándo conviene utilizar el antibiótico y en qué casos su aplicación podría resultar ineficaz o contraproducente.

El rol de las enzimas y la explicación de la resistencia

El trabajo se centró en un grupo de enzimas denominadas metalo-beta-lactamasas (MBLs), que son capaces de destruir la estructura de la mayoría de los antibióticos, incluso de los más potentes. Estas enzimas, codificadas por genes que se propagan entre bacterias, se agrupan en diferentes subclases, entre las cuales NDM, VIM e IMP son las más frecuentes.

El cefiderocol había sido desarrollado precisamente para enfrentar a las bacterias que producían MBLs, pero los investigadores observaron que no siempre funcionaba. En especial, presentaba fallas en los casos en que las bacterias portaban la variante NDM. Por eso, el equipo del IBR decidió analizar en profundidad cómo se comportaban las distintas enzimas frente al antibiótico, midiendo con precisión de milisegundos la velocidad de las reacciones y la afinidad de unión entre moléculas.

Warecki explicó que durante el proceso expusieron representantes de cada familia de MBLs al cefiderocol y detectaron diferencias claras: “Vimos que el comportamiento de las enzimas NDM era diferente al de las familias IMP y VIM. Mientras que NDM resultaba muy eficiente para inactivar al cefiderocol, en el caso de IMP y VIM identificamos que la reacción se inhibía muy rápidamente”.

Preservar los antibióticos: un desafío global

Por otra parte, Vila comparó el valor de los antibióticos con el de los recursos naturales: “Los tenemos que cuidar, no los tenemos que agotar porque son nuestros reservorios para defendernos”. Actualmente existen unos 70 antibióticos aprobados para uso clínico en el mundo, de los cuales entre 30 y 40 están disponibles en Argentina.

El cefiderocol se utiliza en Estados Unidos, Europa, Japón, China y Taiwán, pero no en América Latina debido a su alto costo. “Un tratamiento podría costar entre 35 mil y 50 mil dólares”, detalló el estudio.

Sin embargo, mencionó que una organización internacional sin fines de lucro trabaja para promover su producción en laboratorios de la región, con el fin de garantizar el acceso en países como Argentina.

Aun así, los especialistas advirtieron que la resistencia ya podría estar presente en el país. El monitoreo del Servicio de Antimicrobianos del Instituto Malbrán detectó que el 66 por ciento de las cepas intrahospitalarias de Klebsiella pneumoniae son resistentes a carbapenemes, lo que sugiere que el problema podría reproducirse con el cefiderocol si no se adoptan medidas preventivas.

Fuente fotografías: CONICET.

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