
Un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) reveló que, entre noviembre de 2023 y julio de 2025, el país perdió más de 250 mil puestos de trabajo registrados y más de 18 mil empleadores.
Por Florencia Belén Mogno
Durante los últimos meses, la dinámica del mercado laboral argentino volvió a reflejar las tensiones propias de un modelo económico centrado en el ajuste. El deterioro del empleo formal se consolidó como una de las consecuencias más visibles del retroceso productivo y la caída del consumo interno.
En un escenario atravesado por la recesión y la caída del poder adquisitivo, las empresas medianas y pequeñas se convirtieron en uno de los factores más ddébiles e la cadena económica.
Los despidos, cierres y suspensiones comenzaron a formar parte de una dinámica estructural, en la que la falta de crédito, la baja en la demanda y el encarecimiento de los costos operativos forzaron a miles de empleadores a reducir personal o directamente discontinuar sus actividades.
En ese sentido y de acuerdo con el informe elaborado por el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), al que accedió Diario NCO, entre noviembre de 2023 y julio de 2025 se registró una pérdida de 18.083 empleadores en todo el país, lo que equivale a casi 30 cierres de empresas por día
El informe de CEPA y la radiografía del empleo registrado
Según los datos recopilados por el instituto CEPA, en paralelo, se destruyeron 253.728 puestos de trabajo registrados, un promedio de más de 416 empleos menos por día durante los primeros diecinueve meses de gestión de Javier Milei.
El documento, basado en datos de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT), precisó que el sector de “Servicios de transporte y almacenamiento” fue el más afectado en términos absolutos, con una reducción de 4.468 empleadores, equivalente al 11,3 por ciento del total.
En tanto, la construcción se consolidó como el rubro con mayor pérdida de trabajadores, con 83.802 empleos menos, lo que representó una caída del 17,6 por ciento respecto del nivel de 2023.
Estos números, según CEPA, reflejan un retroceso generalizado en la estructura del empleo formal argentino. La contracción de la actividad económica, el freno en la obra pública y la pérdida de rentabilidad de las pequeñas y medianas empresas generaron un escenario de destrucción sostenida de puestos de trabajo, sin señales de reversión en el corto plazo.
El peso del ajuste en las empresas pequeñas
Uno de los aspectos más preocupantes del informe radicó en la distribución del impacto según el tamaño de las empresas. El 99,63 por ciento de las firmas que dejaron de operar entre noviembre de 2023 y julio de 2025 tenían hasta 500 trabajadores, lo que equivale a 18.016 empleadores menos. En contraste, solo 67 casos correspondieron a empresas con más de 500 trabajadores, es decir, un 0,37 por ciento del total.
Esta tendencia evidencia que la política de liberalización y reducción del gasto público golpeó principalmente a los segmentos más vulnerables del tejido productivo. Las pymes, que concentran la mayor parte del empleo formal del país, enfrentaron mayores dificultades para sostener su actividad frente a la caída de la demanda interna y el aumento de los costos financieros.
CEPA advirtió que este proceso no solo implica una pérdida de empleadores, sino también una menor capacidad para generar trabajo de calidad. En contextos de contracción prolongada, la desaparición de pequeñas y medianas unidades productivas tiende a ser reemplazada por formas de empleo más precarias o informales, lo que agrava la desigualdad social y territorial.
Las grandes empresas y el recorte en masa
El informe del Centro también mostró que las empresas de mayor tamaño fueron responsables de la mayor parte del ajuste en términos absolutos. Entre noviembre de 2023 y julio de 2025, el 65 por ciento de la pérdida total de empleo registrado se concentró en firmas con más de 500 trabajadores, lo que representó 166.538 puestos menos.
En cambio, las empresas de hasta 500 trabajadores redujeron su personal en 87.190 casos, es decir, el 34 por ciento del total. En términos porcentuales, las grandes compañías achicaron su dotación de 4.782.973 a 4.616.435 empleados, mientras que las más pequeñas lo hicieron de 5.074.200 a 4.987.010.
Estos datos muestran que el ajuste no se limitó a las pymes, sino que alcanzó también a los sectores concentrados de la economía, especialmente en industrias vinculadas a la construcción, el transporte y los servicios logísticos.
En esa línea, el informe señaló que la contracción de la demanda y el congelamiento de la obra pública impactaron directamente en los niveles de ocupación de las grandes contratistas, provocando un efecto cascada sobre toda la cadena productiva.
Un panorama de precarización y concentración
El deterioro del empleo registrado se combina con una creciente concentración empresarial. A medida que las pymes cierran o reducen su personal, las grandes compañías refuerzan su posición dominante en el mercado, con mayor poder para imponer condiciones laborales y salariales. Este proceso, según CEPA, podría derivar en una nueva etapa de precarización del trabajo, con aumento de la informalidad y debilitamiento de los derechos laborales.
Asimismo, la pérdida de empleadores implica una reducción de la base contributiva del sistema previsional y de seguridad social, lo que compromete las fuentes de financiamiento de las prestaciones públicas. De persistir esta tendencia, el país podría enfrentar un escenario de menor recaudación y mayor desigualdad estructural.
En su análisis final, CEPA sostuvo que “la evolución del empleo registrado durante la gestión de Javier Milei muestra una contracción sistemática que no encuentra antecedentes recientes en el mercado laboral argentino”.
El organismo advirtió que revertir esa tendencia requerirá políticas activas de estímulo productivo, protección del empleo y recomposición de la demanda interna, objetivos aún ausentes en la actual orientación económica.
Fuente fotografías: CEPA.
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