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Infecciones de Transmisión Sexual en alza: alerta sobre la salud juvenil

Natalia Laufer. Infecciones de Transmisión Sexual en alza.
Natalia Laufer. Infecciones de Transmisión Sexual en alza.

El aumento de sífilis, gonorrea y VIH entre jóvenes argentinos evidenció la necesidad de políticas integrales de prevención y educación sexual.

Por Florencia Belén Mogno.

A lo largo de los últimos años, las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) mostraron un crecimiento sostenido en Argentina, lo cual condujo a que se alcancen niveles históricos respecto a esta problemática.

En ese sentido y de acuerdo con la información a la que pudo acceder Diario NCO, la sífilis creció un 22 por ciento respecto al año anterior, mientras que la gonorrea registró su tasa más alta desde que se iniciaron los registros oficiales: 17,3 casos por cada 100 mil habitantes. Los jóvenes de entre 15 y 24 años fueron los más afectados, evidenciando un patrón de transmisión vinculado a conductas sexuales de riesgo y a la falta de prevención.

Por otra parte, el estudio señaló que el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) también presentó un panorama preocupante. En los últimos tiempos, la tasa de casos alcanzó 14,1 cada 100 mil habitantes, siendo para los varones cis de 20,1, más del doble que los 8,3 registrados en mujeres cis. La principal vía de transmisión continuó siendo relaciones sexuales sin protección, abarcando casi la totalidad de los casos reportados.

La combinación de infecciones asintomáticas y baja utilización de preservativos generó un escenario de transmisión silenciosa, especialmente entre los jóvenes que no accedían a controles médicos regulares. Se estimó que el 17 por ciento de las personas que vivían con VIH desconocía su condición, lo que incrementó la circulación de estas infecciones en la población juvenil.

Factores sociales y educativos detrás del aumento

La educación sexual integral y la accesibilidad a métodos de prevención se consolidaron como factores críticos para limitar la propagación de ITS. La falta de información y de espacios de acompañamiento sanitario aumentó la exposición a infecciones que muchas veces permanecieron invisibles.

El contexto social y cultural también jugó un rol central. La ausencia de políticas efectivas de educación sexual, la baja percepción de riesgo y la desinformación sobre métodos de protección contribuyeron a que los adolescentes y jóvenes continuaran siendo los principales afectados.

Los datos históricos reflejaron que entre 2015 y 2019 la sífilis evolucionó de 21,2 a 56,1 casos por cada 100 mil habitantes, con un descenso temporal durante la pandemia de COVID-19. A partir de 2022, las tasas volvieron a ascender hasta 69,2 casos por cada 100 mil habitantes en 2023, evidenciando la persistencia del problema.

La palabra de los especialistas

En sintonía con lo planteado, Natalia Laufer, médica infectóloga del Hospital General de Agudos Dr. Juan A. Fernández e investigadora del CONICET, expuso sobre la situación en el informe difundido.

El reporte destacó que el aumento de sífilis fue lo que más preocupó a los especialistas y señaló que los casos notificados aumentaron un 22 por ciento, con tasas particularmente altas en el grupo de 20 a 24 años. También advirtió que se observó un incremento en mujeres embarazadas, generando más casos de sífilis congénita.

Laufer explicó que muchas infecciones permanecieron ocultas, facilitando la transmisión: “Como muchas veces son infecciones silenciosas, suelen pasar inadvertidas y favorecer la transmisión”. Además, destacó que la baja utilización de preservativos y el desconocimiento sobre cómo y dónde realizar controles periódicos reforzaron los riesgos entre jóvenes.

El estudio enfatizó la importancia de la educación sexual integral y del acceso a métodos de prevención. Señaló que la coordinación entre escuelas, familias y servicios de salud constituyó un factor clave para reducir la incidencia de ITS y VIH entre adolescentes y jóvenes adultos.

Impacto en la salud pública y estrategias de prevención

Los expertos concluyeron que la combinación de educación, prevención y detección temprana se consolidó como la estrategia más efectiva para frenar la expansión de infecciones que muchas veces permanecieron invisibles. Se recomendó reforzar campañas de concientización sobre prácticas sexuales seguras y promover la realización de controles periódicos, incluso en ausencia de síntomas.

El aumento sostenido de ITS y la baja utilización de métodos de protección reflejaron la urgencia de políticas públicas integrales. La situación evidenció que la prevención no dependió únicamente de la responsabilidad individual, sino también de la capacidad del Estado y la sociedad de garantizar información, acceso a métodos de protección y redes de cuidado que acompañaran a la juventud argentina.

Fuente fotografías: redes sociales

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