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IA y derechos de autor: la batalla invisible de la industria del libro

“La IA aprendió, sabe cómo hacer la réplica.

Con la evolución de la inteligencia artificial, las fronteras del copyright y la autoría se desdibujan, lo cual pone en jaque la creación artística y literaria.

Por Florencia Belén Mogno

A lo largo de los últimos tiempos, el avance de la inteligencia artificial se constituyó como un factor que redefine las reglas de producción y circulación de contenidos, y por consiguiente afecta de lleno al mundo editorial y artístico.

En ese aspecto y en un escenario donde las máquinas aprenden a replicar con precisión textos, imágenes y obras, la noción de autoría entra en crisis y el copyright, tal como se conoce, se ve amenazado.

Dentro de este contexto, el universo de la producción del libro cobra un nuevo significado. Lo que antes se entendía como creación humana, con sus marcas de estilo, errores y singularidades, hoy puede ser imitado por algoritmos entrenados con grandes volúmenes de datos. Esta situación plantea dilemas éticos, legales y creativos que atraviesan tanto a escritores como a editoriales, lectores y plataformas.

En este escenario, surge la necesidad de analizar con mayor profundidad los desafíos que impone esta tecnología. En un informe técnico al que accedió Diario NCO, se explicó cómo los sistemas que hasta hace poco detectaban contenido generado por IA ya no resultan efectivos en el mundo de los libros.

Estado de situación

A diferencia de otras revoluciones tecnológicas, el impacto de la IA en el ámbito cultural se da de manera silenciosa y compleja. No hay una ruptura evidente, sino una progresiva disolución de los límites entre lo humano y lo automatizado. Ya no basta con verificar si un contenido fue plagiado: también es necesario preguntarse si fue generado o no por una máquina, en un terreno cada vez más difícil de delimitar.

En este punto, el estudio consultado expuso que “antes las máquinas detectaban máquinas, ahora no logran interpretar algún patrón que le indique que es una máquina. Es algo que uno puede percibirlo a través del entorno. Cuando está excelentemente bien escrito, ahí ya hay posibilidad de duda, porque el error es humano”.

Hace poco más de un año, los detectores de IA funcionaban al objetar la artificialidad de un texto por patrones de sintaxis, estructura o repetición. Sin embargo, con las actualizaciones recientes y la evolución del lenguaje de las máquinas, esas marcas artificiales comenzaron a desaparecer.

Según el reporte publicado, “hoy la inteligencia artificial escribe espectacularmente bien y de manera humana”. La consecuencia inmediata de esto es que resulta casi imposible develar si un libro, un artículo o incluso un poema fue creado por una persona o por un software.

Voces de análisis

En sintonía con lo planteado, el estudio señaló que la cuestión no se limita solo a la detección. El debate también se traslada al plano de la propiedad intelectual. ¿A quién le pertenece una obra generada por IA? ¿Al autor que ingresó los parámetros, al desarrollador del modelo o a la propia máquina?

Según el informe, este punto representa uno de los dilemas más complejos de la modernidad. “El resultado de la intervención de la IA pone en duda la pertenencia. Es un desafío que está planteando la modernidad”, argumentó el documento publicado.

A su vez, a esto se suma otro fenómeno relevante: la capacidad de la IA para reconocer cuándo está imitando obras protegidas por derechos de autor. En ese sentido, el escrito precisó: “La IA desarrolla un contenido: un dibujo, un texto o una obra, pero da cuenta que violó el copyright. Por un milisegundo es posible ver el prototipo, y luego lo borra”.

“La IA aprendió, sabe cómo hacer la réplica, pero reconoce que está violando los derechos de autor. Analiza la estética, el entorno y si vos copias la estética, entra en conflicto con el copyright”, analizó el especialista”, agregó y puntualizó el informe.

Aunque en países como Estados Unidos ya comenzaron a abrirse juicios para dirimir este tipo de conflictos, en Argentina el panorama legal sigue estancado y el reporte indicó que “la Ley hoy está en la época de las cavernas, no está entendiendo lo que está pasando con la IA”. Esto genera un vacío normativo que afecta no solo a los autores, sino también a empresas desarrolladoras, editoriales y plataformas digitales que deben operar sin un marco claro de protección o responsabilidad.

La clave, tal como señala el informe, puede estar en la imperfección. El error, rasgo inherente a la producción humana, se convierte ahora en un índice de autenticidad. Paradójicamente, cuanto más pulido y correcto parece un texto, más sospechas puede generar. El criterio de análisis se invierte y obliga a repensar los mecanismos tradicionales de validación.

Por eso, repensar el derecho de autor a la luz de estas transformaciones no es solo una necesidad legal, sino una cuestión cultural. El libro, como objeto simbólico de la creación humana, necesita nuevas formas de protección frente a una era donde la creatividad también puede ser automatizada.

Fuente fotografías: Facebook.com

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