En el complemento, un golazo infernal dentro del área de Guido Mainero le dio el primer campeonato oficial en 120 años. El equipo de la dupla Orsi-Gómez dio el gran batacazo en el primer semestre.
Platense derrotó por la mínima a Huracán gracias al golazo de Guido Mainero en la final del Torneo Apertura 2025 y se consagró campeón del fútbol argentino por primera vez en su historia. En un duelo de pocas emociones, una volea infernal del atacante cordobés terminó por definir la historia.
El equipo de la dupla técnica Favio Orsi-Sergio Gómez se quedó con un campeonato que quedará registrado en la memoria de todos los hinchas calamares. Eliminaron a Racing en el Cilindro, River en el Monumental, San Lorenzo en el Nuevo Gasómetro y al Globo en el Madre de Ciudades. Salud, campeones.
Pasado el primer cuarto de hora del complemento, con la pantalla gigante del Único Madre de Ciudades indicando el 0-0, el Calamar le sacó gran provecho a una pelota parada y no perdonó al Globo, que hacía cada vez más méritos para abrir el marcador: Vicente Taborda volvió a hacer gala de su notable pegada y envió un centro pinchado para Ignacio Vázquez, pero éste no pudo ganar de cabeza en medio del forcejeo y la pelota quedó boyando en el área grande.
Justamente donde estaba solo el N°7, que la dejó picar una vez, la cortó con el botín izquierdo y la ubicó en el rincón más lejano del arco de Galíndez, cuya estirada resultó en vano. Fue imposible atajar ese remate y contener la euforia de todo el público de Platense y la dupla técnica de Favio Orsi y Sergio Gómez.
Una vez que el árbitro Facundo Tello dio el pitazo final, todo el banco del conjunto de Vicente López invadió el campo de juego y se desató una locura por parte de los jugadores, pero también en las tribunas que vibraron con mucha emoción. Fue tal la locura que hasta el capitán Ignacio Vázquez tomó el micrófono y empezó a cantar junto a los simpatizantes que viajaron hasta el norte del país. Lo mismo ocurrió cuando levantaron la copa y recibieron la medalla de campeón.
La emoción no solo fue algo exclusivo de los jugadores y los hinchas, sino que la dupla técnica de Favio Orsi y Sergio Gómez también se mostraron a corazón abierto y se fundieron en un abrazo eterno mientras ninguno de los dos podía contener las lágrimas.
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