Número de edición 8481
La Matanza

La influencia de Trump en el Golfo Pérsico

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La influencia; Detrás de la decisión de Arabia Saudita y sus aliados de responsabilizar a Qatar por su apoyo al fundamentalismo islámico, asoma el viaje que realizó recientemente a Riad el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

La influencia; Todo ocurrió días después de ese periplo de Trump en el marco de una visita en la que también viajó a Israel, Cisjordania y el Vaticano, donde se reunió con el papa Francisco.

El magnate neoyorquino asistió, además, a la cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Bruselas, y a la reunión del Grupo de los Siete (G-7) países más desarrollados en Sicilia, Italia.

Durante su viaje al reino saudita el presidente estadounidense firmó el acuerdo más grande de venta de armas en la historia de su país, por 110.000 millones de dólares, para dotar a Riad de aviones y pertrechos militares.

Allí, agasajado por el rey Salmán bin Abdulaziz, Trump acusó a Irán de ser el más grande patrocinador del terrorismo en el mundo. Fue en esa ocasión en la que el secretario de Estado norteamericano, Rex Tillerson, dijo que la venta de armas a Riad estaba destinada a contrarrestar la influencia “maligna” de Irán.

Los resultados de derrotero diplomático de Trump están aún por verse en la región, aunque esta semana Arabia Saudita y al menos seis países (Egipto, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Bahréin, Yemen, el gobierno libio del este y las Islas Maldivas) rompieron relaciones diplomáticas con Qatar.

Sin embargo, el pequeño emirato del Golfo Pérsico insistió en que no va a renunciar a su política exterior, ligada de un modo u otro a Irán y a Turquía.

“No sabemos qué hemos hecho para merecer semejante castigo. Se nos acusa de tratar con Irán, pero no se han tomado medidas similares hacia Teherán; también de que financiamos a los peores grupos del mundo, pero no se han presentado pruebas”, dijo el ministro de Relaciones Exteriores catarí, el jeque Mohamed Bin Abdulrahman al Thani, en declaraciones al diario español El País.

Pero el ministro de Estado de Asuntos Exteriores de EAU, Anwar Gargash, declaró que la relación entre Doha, Turquía e Irán puede abrir un nuevo “capítulo trágico” en la región.

Probablemente lo que busca EAU es que Qatar ponga fin a su apoyo a los Hermanos Musulmanes y al Movimiento de la Resistencia Islámica Hamas.

En medio de esta disputa regional ocurrieron dos atentados del Estado Islámico (EI) contra el Parlamento iraní y el monumento del imán Ruhollah Khomenei en Teherán, que dejaron por lo menos 12 muertos y 46 heridos, algo que no tiene precedentes.

El hecho ocurrió en un momento especial del Estado persa, cuando el moderado Hasan Rohani -quien está en favor de normalizar las relaciones con Occidente- acaba de ser reelegido presidente.

Irán pelea con Arabia Saudita en Yemen por el predominio de la región. Pero aunque Trump respaldó abiertamente a Riad, no todos tienen la misma mirada que el mandatario norteamericano.

A principios de diciembre de 2015, el vicecanciller y ministro de Economía de Alemania, Sigmar Gabriel, pidió a Arabia Saudita que deje de apoyar a los fundamentalistas islámicos, ya que en su opinión estos grupos se financian a través de los centros wahabíes (islam radical) instalados en dicho reino petrolero.

El wahabismo es el origen de la ideología radical del Estado Islámico. Por eso el ataque yihadista a Irán marca el fin de la omnipotencia del Estado persa con respecto a sus vecinos que desde hace décadas luchan contra el fundamentalismo islámico.

Teherán, por su parte, acusó a EEUU y a Arabia Saudita de estar involucrados en los atentados.

La respuesta de Donald Trump no se hizo esperar: “Aquellos estados que patrocinan el terrorismo se arriesgan a ser víctimas del mal que promueven”.

Tillerson, sin embargo, pidió después a Riad y sus aliados que suavicen el bloqueo económico sobre Qatar por razones humanitarias.

Beneficiada por el descubrimiento de gas natural licuado, el pequeño emirato importa el 90% de los alimentos que consume.

“Creo que la posición de Irán, acusando a Estados Unidos y a Arabia Saudita por este hecho aberrante es eminentemente política, olvidando su involucramiento en Irak y Siria”, dijo a Télam el ex embajador argentino en Turquía, Sebastián Brugo Marcó.

“Lo sorprendente es que estos atentados no hubieran ocurrido antes (en Irán) considerando su papel preponderante en la defensa del régimen de Al Assad en Siria, y su apoyo decidido al gobierno de Bagdad”, señaló Brugo Marcó.

Detrás de la decisión de Arabia Saudita y sus aliados de responsabilizar a Qatar por su apoyo al fundamentalismo islámico, asoma el viaje que realizó recientemente Trump a Riad.

“En cuanto a la acusación a Qatar de apoyar el terrorismo islámico, no debe olvidarse que este país actúa junto a Turquía en sus ataques al EI en Siria”, dijo el ex embajador argentino en Ankara.

De un modo u otro, Trump aparece siempre involucrado en varios conflictos internacionales, aunque también tiene sus propias preocupaciones domésticas, incluido el escándalo por supuesta incidencia de Rusia en las pasadas elecciones de noviembre, llamado “Rusiagate”.

Esta semana, el ex jefe de la Agencia Federal de Investigaciones (FBI), James Comey, dijo ante el Comité de Inteligencia del Senado que Trump intentó trabar la investigación de dicho caso. Pero el magnate lo acusó de “mentiroso” y se ofreció a declarar bajo juramento ante el Congreso.

El ex director del FBI acusa al gobierno de Trump de decir “mentiras”

Si efectivamente Trump cometió un delito, por lo que podría enfrentar un proceso de “impeachment” (destitución), éste debe ser confirmado por el fiscal general, Robert Mueller.

Hay dos factores que benefician por ahora al presidente estadounidense: primero, la investigación de Mueller podría llevar varios años; segundo, el Congreso está en manos de los republicanos.

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