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Créditos fintech: inclusión forzada en tiempos de recesión

Créditos Fintech.  inclusión forzada en tiempos de recesión.
Créditos Fintech. inclusión forzada en tiempos de recesión.

El financiamiento digital creció 68 por ciento interanual y alcanzó a más de cinco millones de personas en Argentina.

Por Florencia Belén Mogno

En un escenario económico marcado por la caída del consumo, la retracción del crédito y la prudencia extrema de los bancos, el auge de los préstamos fintech reflejó una transformación silenciosa del sistema financiero. Lejos de los salones de las sucursales, millones de personas accedieron al crédito desde el celular, en operaciones de montos bajos, plazos cortos y tasas elevadas.

El fenómeno mostró una dinámica particular: mientras el crédito formal al sector privado se mantuvo estancado, las plataformas digitales ampliaron su base de usuarios de forma exponencial.

En ese sentido y de acuerdo con la información a la que tuvo la oportunidad de acceder Diario NCO, se publicó un informe sobre Créditos fintech. El estudio indicó que en el primer trimestre de 2025, más de cinco millones de argentinos recurrieron a un préstamo digital, lo que representó un incremento interanual del 68 por ciento. Uno de cada cuatro tomadores de crédito en el país ya utilizó alguna aplicación o billetera digital para financiarse.

Sin embargo, esa masividad no se tradujo en volumen. Los préstamos fintech representaron apenas el 2 por ciento del total del sistema financiero. El monto promedio rondó los $424 mil, una cifra útil para pagar deudas, sostener gastos básicos o capital de trabajo, pero insuficiente para una inversión productiva de envergadura. La expansión, en definitiva, respondió más a la necesidad de supervivencia que al impulso del desarrollo.

El rostro social del crédito digital

El crecimiento de las fintech también expuso un cambio demográfico en el acceso al crédito. Según los datos del sector, el 53% de los usuarios fueron mujeres y más de la mitad tenía entre 18 y 39 años, veinte puntos por encima del promedio bancario. Se trató de una generación que encontró en el financiamiento digital una puerta de entrada al consumo y la estabilidad cotidiana, en un sistema financiero que históricamente les cerró el paso.

El crédito a pequeñas y medianas empresas siguió la misma lógica. En el último año, la cantidad de pymes que solicitaron préstamos a través de plataformas digitales creció un 36 por ciento, con un monto promedio de $44 millones. Aunque pequeño para el universo empresarial, ese financiamiento resultó vital para firmas que no podían esperar la burocracia bancaria ni cumplían con los requisitos de las líneas oficiales.

En ese sentido, el auge de los créditos fintech no se trató de una sustitución del sistema tradicional, sino de un complemento que creció al calor de la exclusión. Mientras los bancos redujeron su exposición al riesgo, las fintech ocuparon ese espacio con herramientas tecnológicas y criterios más flexibles.

Sin embargo, el uso combinado de ambos canales —un poco de banco, un poco de billetera digital, un poco de prestamista online— dejó en evidencia que la inclusión era, en realidad, una estrategia de supervivencia.

Inclusión o exclusión digital

Los defensores del sector presentaron a las fintech como “motores de inclusión”, y en parte lo fueron. Sin esas plataformas, millones de personas habrían quedado fuera del circuito crediticio. Pero esa expansión también evidenció un síntoma de exclusión estructural: se multiplicó porque la banca tradicional no respondió y porque la economía no ofreció condiciones para un mercado de crédito amplio, accesible y sostenible.

Lo que en apariencia lució como una revolución tecnológica resultó, en los hechos, una precarización del financiamiento. Operaciones de bajo monto, tasas altas y plazos cortos caracterizaron a un sistema que funcionó más como salvavidas que como palanca de crecimiento.

En ese aspecto, en una economía recesiva, donde los salarios se licuaron y la inflación erosionó el poder de compra, el crédito digital operó como sustituto del ingreso, no como instrumento de desarrollo.

Comparada con otros países de la región, la Argentina mantuvo un sistema financiero pequeño: el crédito al sector privado equivalió a apenas el 7 por ciento del PBI, frente a más del 50 por ciento en Brasil. En ese contexto, el auge fintech pareció una revolución, pero en realidad fue una forma de inclusión de emergencia, una respuesta adaptativa de una sociedad que necesitó endeudarse para sobrevivir.

En definitiva, el auge del crédito fintech representó una paradoja contemporánea: la tecnología avanzó sobre el vacío dejado por el sistema financiero tradicional, y la inclusión digital se volvió la forma moderna de la exclusión económica.

Fuente fotografías: redes sociales.

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