
Especialistas destacaron la importancia de conocer los factores de riesgo y adoptar hábitos saludables para evitar el desarrollo de esta enfermedad crónica que afecta a millones de personas en el mundo.
Por Florencia Belén Mogno
La diabetes es una de las enfermedades crónicas más extendidas a nivel global y representa un desafío de salud pública que continúa en crecimiento. Esta condición se caracteriza por niveles elevados de glucosa en sangre, lo que, sin un tratamiento adecuado, puede derivar en complicaciones graves que afectan al corazón, riñones, ojos y sistema nervioso.
En ese aspecto, cabe mencionar y puntualizar que en Argentina, se estima que 1 de cada 10 personas adultas vive con la enfermedad, y que, a su vez, un gran porcentaje desconoce su diagnóstico.
En ese sentido y de acuerdo con la información a la que tuvo la oportunidad de acceder Diario NCO, se presentó un informe que contó con la participación de especialistas del CONICET, para revelar características de 3sta enfermedad como así también medidas para prevenirla.
Comprender la enfermedad
El origen de la diabetes está vinculado a distintos factores, entre los que se destacan la predisposición genética, el estilo de vida y el control metabólico. En el caso de la diabetes tipo 2, que es la más frecuente, su desarrollo suele ser silencioso y progresivo.
Los síntomas pueden pasar desapercibidos durante años, lo que demora el diagnóstico y la implementación de tratamientos oportunos. Por eso, los profesionales insisten en la importancia de los controles médicos regulares para identificar posibles alteraciones en la glucemia y actuar de forma preventiva.
Según explicó en el informe el investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y director científico de Gen360, Adrián Turjanski, “la glucosa se obtiene de los alimentos que consumimos, y la insulina es una hormona que facilita la entrada de esta glucosa a las células, proporcionándoles energía”.
Especificidad de las variantes
En sintonía, el especialista también precisó que “en la diabetes tipo 1, el cuerpo no produce insulina mientras que la diabetes tipo 2 se caracteriza por niveles anormalmente elevados de azúcar en la sangre. La insulina regula la cantidad de glucosa que pasa del torrente sanguíneo a las células para ser utilizada como energía”.
En este punto, el reporte detalló que cuando la insulina no logra cumplir su función de manera eficiente, la glucosa se acumula en la sangre, y provoca hiperglucemia. Esta situación prolongada puede dañar progresivamente distintos órganos.
En esa línea, el estudio señaló que además de la predisposición genética, el sobrepeso, el sedentarismo y una alimentación poco saludable incrementan de manera significativa el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
Los especialistas indicaron que algunos de los síntomas más frecuentes incluyen sed excesiva, mayor apetito, necesidad de orinar con frecuencia, visión borrosa, fatiga, hormigueo en las extremidades y heridas que tardan en cicatrizar. Detectar estas señales a tiempo es esencial para iniciar un tratamiento que permita controlar la enfermedad y evitar complicaciones mayores.
Factores de riesgo y detección temprana
Por otra parte, Turjanski sostuvo que es fundamental conocer el estado de salud personal para evaluar el riesgo de desarrollar la enfermedad. “Los estudios genéticos son muy útiles, ya que una parte significativa de nuestro riesgo está relacionada con mutaciones genéticas. Es crucial el ejercicio, el control del peso y seguir un plan de alimentación adecuado, factores que contribuyen a disminuir el riesgo de desarrollar diabetes”, agregó el profesional.
En este sentido, los factores de riesgo no genéticos incluyen el sobrepeso, la obesidad, la hipertensión arterial y los antecedentes familiares de diabetes. También se considera el nivel de colesterol, la presencia de triglicéridos elevados y el antecedente de diabetes gestacional. Las personas mayores de 45 años o con enfermedades cardiovasculares previas deben prestar especial atención a la prevención.
Desde el CONICET remarcaron que “existe evidencia sólida de que nuestro perfil genético contribuye al desarrollo potencial de la diabetes tipo 2”. A través de estudios de asociación genómica, se identificaron marcadores que, en conjunto, pueden aumentar el riesgo hasta en cuatro veces en comparación con la población general. Conocer esta información permite diseñar estrategias de intervención más personalizadas.
Medidas para prevenir y cuidar la salud
La adopción de hábitos saludables es la principal herramienta para reducir el riesgo de aparición de la enfermedad. Los especialistas recomiendan mantener un peso corporal adecuado, realizar actividad física de manera regular y evitar el sedentarismo. Caminar, andar en bicicleta o subir escaleras son acciones simples que favorecen el control de la glucosa.
En cuanto a la alimentación, se sugiere respetar las cuatro comidas diarias e incorporar una o dos colaciones para evitar ayunos prolongados. El consumo de cereales integrales, legumbres, frutas y verduras es esencial para mantener un buen equilibrio metabólico. También es importante reducir el consumo de azúcares simples y productos ultraprocesados.
Por último, los controles médicos periódicos son determinantes. A través de análisis de sangre, es posible detectar alteraciones en los niveles de glucosa incluso antes de que aparezcan síntomas, lo que permite iniciar intervenciones tempranas y prevenir el avance de la enfermedad.
Fuente fotografías: Conicet.
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