
Estudiantes y docentes de localidades vecinas recorrieron el territorio acompañado de la Comunidad Multiétnica Tres Ombúes, en un intercambio cultural y educativo que buscó visibilizar la resistencia y la preservación del humedal.
Por Florencia Belén Mogno
El vínculo entre la educación y la preservación de la memoria histórica se ha convertido en una estrategia fundamental para fortalecer la identidad cultural. El contacto directo con comunidades que mantienen vivas tradiciones ancestrales permite a lxs estudiantes comprender que el aprendizaje trasciende el aula y se enriquece con experiencias de vida.
Recorrer territorios donde se combinan historia, cultura y medio ambiente posibilita que lxs jóvenes experimenten de manera tangible los desafíos y logros de comunidades que luchan por la protección de sus espacios. Estas experiencias contribuyen a interiorizar la importancia de la resistencia comunitaria y de los conocimientos que se transmiten de generación en generación.
La educación basada en el territorio también fomenta la empatía, el respeto por la diversidad cultural y la conciencia social. Comprender la interdependencia entre identidad, memoria y entorno permite a lxs estudiantes reconocer el valor de los procesos colectivos de cuidado y preservación de la cultura.
En ese sentido y de acuerdo con la información a la que pudo acceder Diario NCO, la Comunidad Multiétnica Tres Ombúes del partido bonaerense de La Matanza recibió en las últimas semanas la visita de diversos grupos de estudiantes y docentes de instituciones educativas de la región.
Encuentros socioeducativos
Según el material facilitado a este medio, una de las reuniones claves involucró alrededor de 60 estudiantes y docentes del Profesorado de Psicología del ISFD 82 de Isidro Casanova. La jornada comenzó con un sahumo, un ritual que permitió conectar con el territorio y rendir respeto al Tata Inti y a la Pachamama, marcando un inicio de intercambio respetuoso y profundo.
Durante la presentación, las hermanas Wayra Chaki y Sandra tocaron los sikus e interpretaron khantus e italaque, entonando canciones de los discos “Tres Ombúes” y “Cinco Siglos Resistiendo”. De este modo, lxs estudiantes pudieron acercarse a la música ancestral andina y experimentar la transmisión cultural en primera persona.
El recorrido final incluyó el Acampe 1 “Los Lagartos” y la huerta comunitaria, donde la presencia de agua por las lluvias recientes mostró el humedal en su máxima expresión. La visita permitió observar la riqueza natural y cultural del territorio, generando sorpresa y admiración entre lxs participantes.
La importancia del aprendizaje compartido
En sintonía con lo planteado anteriormente, cabe mencionar que la visita puso en evidencia cómo los espacios comunitarios funcionan como aulas abiertas para la formación académica y personal de lxs estudiantes.
En ese sentido, desde la institución educativa manifestaron que el hecho de escuchar directamente a los y las integrantes de la comunidad y participar de sus prácticas culturales refuerza la comprensión de la historia local, la identidad colectiva y la necesidad de preservar los recursos naturales.
Además, estas experiencias permiten consolidar valores de solidaridad, respeto y compromiso con los derechos culturales y ambientales. La interacción entre estudiantes y la comunidad genera un aprendizaje recíproco: lxs jóvenes se acercan a la memoria y la tradición, mientras la comunidad gana visibilidad y reconocimiento social.
La jornada también evidenció la importancia de la educación inclusiva y la sensibilización temprana sobre la diversidad cultural. Conectar con prácticas ancestrales y territoriales potencia la formación integral de lxs estudiantes y aporta a la construcción de una sociedad más respetuosa y consciente de su historia.
Memoria y resistencia: lecciones para la sociedad
La experiencia con la Comunidad Multiétnica Tres Ombúes demuestra que la educación no solo transmite conocimientos académicos, sino que también es un medio para fortalecer la memoria histórica y la resistencia cultural.
La interacción con territorios vivientes permite comprender cómo las comunidades mantienen sus tradiciones, protegen el medio ambiente y defienden sus derechos frente a diversas amenazas.
En esa línea, el contacto directo con las prácticas culturales y los saberes ancestrales fomenta el respeto por la diversidad y la empatía hacia diferentes formas de vida y organización social. La educación basada en la experiencia y el territorio enriquece la formación de ciudadanxs comprometidxs con la justicia social y la preservación cultural.
En este aspecto, las visitas educativas funcionan como un puente entre la academia y la comunidad, demostrando que la transmisión de conocimiento es un proceso colectivo que fortalece tanto a lxs estudiantes como a quienes reciben su atención. Este tipo de iniciativas evidencia que preservar la memoria, la cultura y el territorio requiere de acciones concretas que involucren a toda la sociedad.
Fuente fotografías: Comunidad Multiétnica Tres Ombúes.
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