
Un informe de la Facultad de Veterinaria de la UBA advirtió sobre la proliferación de roedores en la Ciudad de Buenos Aires y los peligros de transmisión de leptospirosis, hantavirus y fiebre hemorrágica argentina.
Por Florencia Belén Mogno
La superpoblación de roedores se constituye y consolida como un desafío sanitario en distintos sectores urbanos. La presencia de ratas, ratones y lauchas aumenta en áreas donde la construcción, demolición o acumulación de desechos genera desplazamientos de estas poblaciones. De esta manera, este fenómeno despierta alertas sobre la propagación de enfermedades que afectan tanto a humanos como a animales domésticos y de granja.
Los agentes infecciosos transmitidos por los roedores pueden representar riesgos diferenciados según su tipo y su distribución geográfica. Mientras la leptospirosis predomina en zonas urbanas, el hantavirus y la fiebre hemorrágica argentina se cconcentran en espacios rurales o silvestres.
En ese sentido, un informe elaborado por el Dr. Edgardo Marcos, profesor de la Facultad de Veterinaria de la UBA, alertó sobre el incremento de la población de ratas y la circulación de virus y bacterias en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA).
Detalles y advertencias de la investigación
Según el estudio al que tuvo la oportunidad de acceder Diario NCO, el incremento de la población de roedores en CABA generó preocupación sobre la preparación de los sistemas de salud y la necesidad de educación preventiva.
El relevamiento científico destacó la importancia de identificar correctamente los síntomas, intervenir tempranamente y asegurar tratamientos oportunos para reducir la mortalidad y la propagación de los agentes infecciosos.
En esa línea, el reporte facilitado a este medio señaló que las principales enfermedades transmitidas por roedores en Argentina fueron la leptospirosis, el hantavirus y la fiebre hemorrágica argentina.
Asimismo, el estudio expuso que variantes recientes del virus Seoul evidenciaron que incluso las ratas de ciudad podían convertirse en vectores de contagio. La combinación de factores ambientales y la interacción humana con estos hábitats complejos incrementó la probabilidad de infección.
Precisiones del estudio
En sintonía con lo planteado anteriormente, el informe indicó que los roedores urbanos, como la rata gris (Rattus rattus), la rata parda (Rattus norvegicus) y la lauchita (Mus musculus), podían portar la bacteria Leptospira de manera asintomática.
“Cada vez que orinaban, eliminaban leptospira, generando riesgo de contagio si personas o animales entraban en contacto con el agua contaminada. Entre los síntomas de la leptospirosis se identificaron fiebre, dolores de espalda y renales, dolor muscular y de cabeza, ictericia, e incluso insuficiencia renal y hepática. Cuando se detectó a tiempo, el tratamiento consistió en antibióticos durante una semana”, amplió el documento.
En cuanto al hantavirus, el estudio destacó que los roedores silvestres conocidos como colilargos (Oligoryzomys longicaudatus) “transmitieron el virus principalmente en el sur del país. La infección se produjo mayormente por vía aérea, a partir de la exposición a saliva, orina o materia fecal en espacios cerrados, generando aerosoles contaminantes”.
Además, el documento mencionó que la variante Seoul, detectada en La Plata en marzo de 2023, abrió la posibilidad de contagio urbano, constituyendo un nuevo riesgo. Los síntomas incluyeron fiebre, dolor muscular y de cabeza, complicaciones respiratorias y, en casos graves, hospitalización en terapia intensiva, con una tasa de mortalidad entre 20 y 50 por ciento”.
Explicación sobre los riesgos
Por otra parte y con respecto a la fiebre hemorrágica argentina, la investigación precisó que los roedores de campo, “como Calomys musculinus y Akodon, transmitieron el virus a trabajadores rurales, especialmente durante la cosecha”.
“La enfermedad puede alcanzar una mortalidad del 30 por ciento en personas no vacunadas. Los síntomas comprenden fiebre alta, dolor de cabeza y muscular, y sangrados por diversas vías. La vacunación en zonas de riesgo redujo considerablemente las consecuencias de la enfermedad”, añadió el documento.
En tanto, el estudio también hizo hincapié en las medidas de prevención esenciales: “limpieza de viviendas y espacios periurbanos y rurales, eliminación de refugios potenciales de roedores, hermetización de puertas y ventanas, y manipulación segura de roedores muertos con guantes o bolsas, desinfectando con lavandina”.
Por último, la investigación advirtió que “el aumento de la población de ratas en la Ciudad de Buenos Aires evidenció que la combinación de factores urbanos y ambientales pudo potenciar la aparición de enfermedades graves, subrayando la importancia de la prevención, la educación sanitaria y la vigilancia epidemiológica”.
Fuente fotografías: Facebook.com
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