

El sello discográfico impulsa a artistas emergentes con un enfoque que prioriza la autogestión, la colaboración y la defensa de los derechos de autor.
Por Florencia Belén Mogno.
Sin duda alguna, la industria musical latinoamericana experimentó en la última década una reconfiguración notable de sus estructuras y de sus formas de acción. Esto se vio particularmente impulsado por la aparición de plataformas digitales y el crecimiento de movimientos artísticos alternativos que emergieron al calor de las redes sociales y la era digital.
Sin embargo, esta democratización de la creación y la difusión no siempre se tradujo en condiciones equitativas para quienes, desde los márgenes, buscan consolidar sus proyectos artísticos. La falta de recursos, las dificultades para acceder a circuitos de circulación y la precariedad laboral de los músicos independientes aún constituye un factor que marca la agenda cultural.
No obstante, es en este escenario en cual diversas iniciativas colectivas comenzaron a gestarse con el objetivo de ofrecer herramientas, como así también contención y redes de apoyo para las y los artistas que, en soledad, parecían condenados a la invisibilidad.
Dentro de ese contexto se inscribe Challay Récords, y para conocer más detalles sobre este proyecto, Diario NCO tuvo la oportunidad de dialogar, con el director ejecutivo del sello discográfico, Marco Arriagada, quien compartió la historia de esta iniciativa nacida en la región de Chile, y además detalló las motivaciones que lo llevaron a consolidar un sello discográfico comprometido con el desarrollo de la música independiente.
Challay Récords se encuadra en un escenario de búsqueda y de necesidad de construir comunidad, en el cual el rol de los sellos independientes cobra una importancia singular. Estos espacios no sólo actúan como plataformas para la grabación y producción de discos, sino que también funcionan como articuladores de circuitos alternativos y como garantes de los derechos de autor en un ámbito marcado por la fragilidad contractual.
Los sellos independientes, lejos de reproducir la lógica del mercado tradicional, trabajan para consolidar la identidad cultural de sus territorios, generando una relación directa y orgánica entre el público y las propuestas artísticas.
Desde su experiencia como músico y gestor cultural Marco Arriagada, reflexionó sobre los desafíos de sostener un emprendimiento autogestionado y las estrategias que despliega junto a su equipo para fortalecer a las bandas locales y defender la autoría de las obras. Además, explicó cómo, a partir de una trayectoria de más de una década de trabajo comunitario, la propuesta de Challay Records se erigió como una plataforma de encuentro, colaboración y visibilización.
Los orígenes y la historia de un sueño
En lo que respecta a los orígenes, ¿cómo surgió la idea de crear Challay Records y qué significa para vos y para el equipo que te acompaña el haber podido concretado finalmente este proyecto?
M.A: Challay Récords surgió de una iniciativa que ya tenía 14 años de vida que se llamaba Rockstore Paine o Rockstore. Es mi negocio que partió desde el 2011. Se trataba de una tienda de instrumentos musicales usados y algunos insumos también para guitarristas, bateristas y varios más. Posteriormente se construyó una primera sala, eventualmente la segunda; después de eso vino el estudio de grabación, y últimamente, hicimos un lugar para hacer show con banda o música en vivo. Entonces, a través de estos 14 años, siempre se ha mantenido un pequeño grupo de músicos o bandas que han seguido, y creo que fue una sinergia colectiva tratar de meternos y tomar el camino hacia forjar una carrera musical. Por ende, esta idea se empezó a macerar hace un año aproximadamente y partimos haciendo los trámites formales para poder hacer un sello.
Y en esa línea, ¿cómo ha sido hasta el momento esta experiencia para ustedes y para el equipo que está detrás de Challay?
M.A: Esto va a parecer bastante obvio, pero no teníamos idea del nivel de responsabilidad que íbamos a asumir. O sea, lo sabíamos en el papel. Sabíamos que había que hacer un montón de gestión paralela que tiene que ver con tiempos ajenos, por ejemplo. Y eso es difícil de administrar y hay que ser bastante estratégico para administrar. También tenemos un estudio de grabación, entonces nos dedicamos a grabar y a producir. Yo, como músico, me dedico cien por ciento a la música y tengo un estudio de grabación y salas de ensayo hace ya 14 años. Es un trabajo de tiempo completo, muy entretenido y muy apasionante porque tiene un sentido de tener una misión que es relevante para la cultura local, que es relevante para los colegas. Hay confianzas depositadas en uno, entonces es algo muy inspirador, pero requiere de mucho trabajo de oficina, requiere de mucho trabajo de agenda, administrativo y de orden.
En lo que refiere a la dinámica del proyecto, ¿Cuáles son los criterios que tienen en cuenta para decidir con qué artistas o bandas van a trabajar y qué tipo de artistas busca acompañar el sello?
M.A: El criterio de trabajo que este sello quiere respetar, impartir, compartir, es que precisamente haya un orden y una constancia de ciertas cosas que las bandas tienen que hacer para poder ordenar sus carreras. Por ejemplo, nosotros estamos inscritos con una licencia que en Chile es la Sociedad de Derecho Autor. La Sociedad de Derecho Autor administra los derechos de autor de los músicos y los derechos de la producción fonográfica, la participación como músico o como invitado o como sesionista en alguna grabación, las planillas de ejecución en plataformas monetizadas, en las radios, etc. Nosotros nos metimos en todo este trámite y estamos tutelando los derechos fonográficos en su amplio espectro. Eso es importante porque en el fondo lo que se pretende hacer con aquello es que las bandas que tengan material propio estén protegidos sus derechos de autor, de tal manera que no sean víctimas de algún plagio o de algún tipo de arrebatamiento de su obra intelectual. Segundo, solucionamos cosas logísticas, por ejemplo, conseguimos los lugares donde la gente va a tocar y también solucionamos cosas tales como: llevar el backline, generar el transporte, hacer tareas de congregación de público, tareas de retroalimentación con el público, campañas de prensa, coaching respecto a cómo mejorar y optimizar un show en vivo y cómo mantener contactos orgánicos a través de las redes sociales.
El sello más allá de las acciones que realiza y que comentabas anteriormente, ¿qué misión tiene cómo horizonte, incluso considerando que se centra en los artistas de la región del Maipo?
M.A: El sello, de cierta forma, es una herramienta para poder hacer que bandas que llevan tocando en la zona muchos años tengan un apoyo. Que sea un apoyo colectivo para poder ir a tocar a Santiago, ir a tocar a otras regiones de Chile, o por ahí ir a tocar al extranjero más adelante, lo tenemos planeado. Entonces, se forma un conglomerado de personas que están funcionando con una sinergia de querer avanzar.
En ese sentido y ya para concluir, ¿qué les gustaría poder lograr a partir de Chalay Records, tanto a vos como a todo el equipo?
M.A: Este tiempo ha sido súper bien invertido para mí, por lo menos. Aspiramos a poder disfrutar de hacer música y, con el tiempo, hacer un cuerpo de trabajo, hacer un material, hacer un registro. En mi caso, yo ya llevo cuatro discos, hay gente que lleva su primer disco, hay gente que lleva sus primeras canciones, entonces todos quieren tener un cuerpo de trabajo que, al final del día, podamos ver que hay algo hecho. Hay gente que tiene material maravilloso que ya lleva tocando 25 años y no tiene ningún disco, por ejemplo. Entonces, con el proceso de Challay Records lo que se hace es romper ese bucle y poder generar los hitos. Me gustaría que muchas bandas llegasen a un nivel de reconocimiento, por lo menos en su comunidad. Yo tengo los mismos sueños que mis compañeros y es que esto llegue a la gente y si pudiésemos dedicarnos por completo a esto, sería ideal. Pero ya por lo menos tener una evidencia de vivir el arte, de poder conectar, es un sueño que se puede concretar y que estamos luchando para hacer.
Fuente fotografías: prensa Marco Arriagada.
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