Mariana Cuccarese, delegada de ATE en el Hospital Garrahan, denunció presiones institucionales, bajos salarios y falta de respuestas ante un conflicto que pone en riesgo la salud pública.
Por Verónica Llonto
La situación en el Hospital Garrahan continúa siendo crítica, con medidas de fuerza que reflejan el malestar generalizado de su personal ante los bajos salarios, las amenazas institucionales y la falta de respuestas por parte del gobierno nacional. Mariana Cuccarese, delegada de la junta interna de ATE y técnica administrativa del hospital, ofreció su testimonio a Diario NCO sobre el desarrollo del conflicto, las represalias internas y la importancia de sostener la salud pública con condiciones laborales dignas.
La entrevistada relató que el jueves cinco de junio se realizó una movilización significativa y un paro que se hizo sentir en todos los sectores. Sin embargo, indicó que los residentes se vieron forzados a levantar su medida de fuerza tras ser amenazados con despidos. Además, la dirección técnica del hospital presionó a los servicios para que entregaran listados de trabajadores adheridos al paro.
“Esto es muy grave porque pone en cuestionamiento el derecho a la protesta. Los mismos que nos mantienen con sueldos que no alcanzan, nos dicen también que no podemos hacer un reclamo justo. Lo mínimo que exigimos es la canasta familiar, que hoy ronda los 1.800.000 pesos, según ATE INDEC”, sostuvo Cuccarese.
La delegada aseguró que el conflicto se profundizó debido a las declaraciones agresivas del vocero presidencia y el jefe de gabinete. Y repudió las afirmaciones de la diputada Juliana Santillán, quién declaró que se puede vivir con 350.000 pesos. Cuccarese criticó: “Un alquiler ronda los 500.000 pesos, y todo lo que uno necesita para poder vivir, alimentarse, viajar, cosas básicas”.
Un conflicto que unifica sectores y expone desigualdades
La delegada de ATE subrayó que la marcha reciente evidenció la unidad de todos los sectores del hospital. “Cada sector fue con sus carteles. Compañeros que nunca habían parado, hoy son voceros del conflicto”, señaló la entrevistada. En cuanto a la dirección del hospital, Cuccarese cuestionó que “tienen sueldos hasta diez veces superiores a los de un enfermero que trabaja en terapia intensiva, y aun así se atreven a presionar al personal con amenazas”.
La entrevistada también explicó cómo funciona la organización interna del conflicto. “La asamblea es abierta, sin distinción de turnos, tareas ni afiliación sindical. Decidimos todo colectivamente. Hay diversos puestos de trabajos que abastecen a los médicos y a otros trabajadores, que sin ellos no se podría atender en el hospital: Encargados de trámites, contrataciones y contacto directo con pacientes, así como los 1200 trabajadores tercerizados en cocina, limpieza y seguridad”, expresó Cuccarese.
Con 12 años de trabajo en el hospital y formación en psicología, Cuccarese detalló: “Mi labor abarca desde procesos administrativos hasta asesoramiento sobre licencias y ART. No me dedico a la clínica, sino a la formación y los procesos institucionales”. Y comentó que su vocación se originó en la infancia, acompañando a su hermano con síndrome de down y psicosis.
Salud pública y derechos bajo amenaza
En cuanto al impacto social del conflicto, la entrevistada afirmó que “los políticos creen que pueden prescindir del Garrahan, pero la población sabe que su existencia garantiza la vida de muchos pacientes”. Y agregó que el hospital recibe derivaciones de todo el país. Frente a situaciones de alta complejidad, ni las obras sociales ni el sistema privado están preparados para brindar la atención necesaria.
“El Garrahan es un emblema y una joya de la población argentina. Desde hace 35 años cumple un rol clave en la salud pública”, reveló Cuccarese. Para la delegada, atacar a esta institución no solo es irresponsable, sino que muestra un profundo desconocimiento del sistema sanitario. La entrevistada alegó que “muchas familias dependen de que el hospital funcione como debe, y que quienes lo hacen funcionar tengan condiciones dignas”.
Cuccarese también planteó que la falta de respuesta por parte del gobierno es una señal de su desconexión con la realidad. Con firmeza, la delegada expuso: “No entendemos su estrategia. Este es un conflicto de suma gravedad que requiere una propuesta concreta, y no dilaciones. La salud de los niños no puede esperar”.
La delegada advirtió que prolongar el conflicto solo agrava la situación y profundiza el desgaste del personal. “Cada día que pasa sin respuestas, es una jornada más donde trabajadores y pacientes sostienen con esfuerzo lo que el gobierno desatiende”, concluyó la entrevistada.
Te Puede Interesar:
https://www.instagram.com/diarioncomatanza
https://facebook.com/diarionco
