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El uso de celulares y su impacto en las aulas: la preocupación de uno de cada tres estudiantes

El uso de celulares y su impacto en las aulas: la preocupación de uno de cada tres estudiantes

La Defensoría del Pueblo bonaerense presentó un informe que revela cómo los teléfonos afectan el rendimiento escolar, la concentración y los hábitos dentro de las aulas.

Por Florencia Belén Mogno

El avance tecnológico y la expansión de las pantallas en la vida cotidiana son dos fenómenos que transformaron no sólo la comunicación, sino también la manera de aprender y socializar.

En las escuelas, esta realidad se refleja en el uso cada vez más frecuente de los celulares durante las clases, lo cual generó una creciente preocupación entre la comunidad educativa.

La posibilidad de conectarse en cualquier momento parece chocar con las necesidades de atención y participación en el aula, despertando interrogantes sobre cómo equilibrar estas prácticas para proteger el rendimiento académico.

La atención sostenida y la participación activa resultan esenciales para un buen desempeño escolar, y la irrupción constante de notificaciones y redes sociales parece contradecir este objetivo.

Así lo indican distintos especialistas que advierten sobre las distracciones y el impacto que pueden tener las pantallas en la memoria, la comprensión de textos y la capacidad de resolución de problemas.

Por ese motivo el debate sobre el lugar de los dispositivos móviles dentro de la educación formal cobró fuerza y se convirtió en tema de análisis.
En este sentido, la Defensoría del Pueblo de la provincia de Buenos Aires, que conduce Guido Lorenzino, presentó los resultados de una encuesta que exploró la percepción de los estudiantes sobre el uso de celulares en las aulas.

En relación al informe al que tuvo la oportunidad de acceder Diario NCO, el mismo expuso que “el 31 por ciento reconoció que el uso del teléfono afecta su rendimiento en el aula, mientras que el 36 por ciento considera que esta práctica impacta en su concentración”.

Esta investigación coincidió con lo que ya mostraron otras cifras:una tensión cada vez más visible. El uso de celulares en clase puede verse como un recurso valioso para la búsqueda de información o el acceso a contenidos educativos, pero también como un riesgo para el aprendizaje efectivo.

La forma en que los estudiantes utilizan estos dispositivos y los límites que se establezcan desde las instituciones resultan claves para prevenir consecuencias negativas.

Precisiones y resultados
De acuerdo al relevamiento facilitado a este medio, “el 69 por ciento de los estudiantes aseguró que utiliza el celular en la escuela: de estos, el 82 por ciento dijo que lo usa a veces y el 18 por ciento que lo usa siempre”.

Las razones de esta conducta también fueron relevadas. Tal es así que desde la Defensoría detallaron que “el 30,6 por ciento de los estudiantes manifestó que usa el celular para buscar información o hacer tareas, mientras que un 27,4 por ciento lo utiliza para mandar mensajes, un 17,7 por ciento para mirar redes sociales y un 9,7 por ciento para jugar videojuegos”.

En este punto, Lorenzino remarcó en la investigación consultada que “entre todas las dificultades que genera el uso de pantallas en las aulas, que uno de cada tres estudiantes considere que los dispositivos afectan su rendimiento es un claro llamado de atención”.

Asimismo, sostuvo: “Hay que encontrar soluciones urgentes para encauzar esta situación, teniendo en cuenta las ventajas que pueden tener las pantallas en el aprendizaje, pero sin que eso sume un problema más a las dificultades que de por sí ya hay alrededor de la educación”.

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Consulta y abordaje colectivo
En sintonía con lo planteado anteriormente, cabe señalar que la encuesta de la Defensoría forma parte de la campaña “Desconectar para conectar”, que busca visibilizar el impacto del uso excesivo de dispositivos móviles en distintos ámbitos de la vida cotidiana.
A través de redes sociales y vía pública, esta iniciativa apunta a ofrecer herramientas para un uso responsable, con información, estadísticas y consejos que permitan mejorar el vínculo con las pantallas y reducir su uso en momentos inadecuados.
El informe, además, dejó en evidencia la necesidad de un diálogo entre los actores educativos, las familias y las instituciones para repensar estrategias que garanticen el aprendizaje y el bienestar de los estudiantes.

En ese sentido y psra concluir, desde la institución sostuvieron que el desafío no es menor: “implica conjugar la tecnología y la pedagogía de un modo que no convierta a las aulas en un espacio de dispersión, sino en un ámbito donde se construya conocimiento y se fomente el desarrollo integral”.

Fuente fotografías: Defensoría del Pueblo bonaerense.

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