

Imagínate estar volviendo a tu casa en un micro de larga distancia y que tengas un accidente, que te lleven a un hospital municipal y que no te quieran atender por tu obra social. A cada lugar que fuiste, los empleados cambian la voz y te anuncian que no podés realizar los tratamientos ahí por culpa de IOMA. Mariana Soria es la protagonista de esta historia que, en No te Duermas, la contó de manera breve y como pudo ante su condición.
Por Giuliana Salmonte Siciliano
Por allá en julio del año pasado, la docente estaba realizando un viaje en un micro de la empresa Rutatlantica cuando este tuvo un accidente y volcó. En este caso, la docente fue derivada al hospital de Santa Teresita para los primeros chequeos, pero no la quisieron atender con la excusa de que no era residente.
“No me querían atender, me daban muchas vueltas. Por eso, me fui a una clínica privada que se llama Consumed que ahí sí tenía médicos por IOMA, pero no me hicieron ningún estudio de alta complejidad, solamente me mandaron a hacer kinesiología”, recordó Mariana.
No conforme con esta respuesta ya que ella sentía que se había fracturado, los dolores eran muy fuertes, y los médicos le decían que no tenía nada, pasó por el Instituto de Rehabilitación Psicofísica y le repitieron lo mismo que en los otros lugares a donde fue. Hasta que finalmente, pudo asistir al Hospital Italiano de San Justo de manera particular en donde la mandaron a hacerse una tomografía y la atendieron muy bien.
En este establecimiento, las respuestas fueron claras por lo que expresó: “Ahí ya me dicen que tengo una fractura, que era lo del accidente y que no se había consolidado por lo que necesitaba una cirugía, pero que no había garantías de que se pueda hacer porque había pasado mucho tiempo”.
El principal problema de esta obra social es que, en su momento, tenía convenio con el Hospital Italiano, por eso Mariana había pedido la derivación. Ellos le habían asegurado que se la iban a dar, pero se terminó el acuerdo entre las partes y ya no reciben pacientes. No obstante, la entrevistada remarcó que “me habían prometido una excepción y yo iba a ingresar al hospital, pero no se concretó y a los lugares que voy no me quieren atender porque tengo IOMA”.
El dolor de la docente de Virrey del Pino ante el abandono es claro ya que, entre otras cosas, necesita una prótesis, pero desde los hospitales y las clínicas le afirman que no se la van a dar y tampoco los médicos le quieren hacer una derivación. Ante esto, manifestó que se siente a la deriva, angustiada y desesperada, por eso busca viralizar frente a la no respuesta médica ni tampoco la de la empresa.
“Rutatlantica viene teniendo una cantidad de denuncias enormes”
Mariana Soria no se limitó a hablar solo de su situación con la obra social, sino que también fue consultada por los problemas que está teniendo el transporte de larga distancia en el que viajaba el día que arrancó todo el calvario.
En primer lugar, remarcó que todo este tema del que habló está con un abogado lo cual le da la certeza de que quizás todo llegue a buen puerto. “El problema es que la Empresa Rutatlantica viene teniendo una cantidad de denuncias enormes y tiene un seguro que se llama ‘Mutual Seguro’, que según me dice mi abogado, ese es muy berreta y no existe”, afirmó la docente.
Además, agregó que los micros están tercerizados, es decir, que ni siquiera son de la empresa, y no se sabe quién es el dueño. Por eso, no hay donde reclamar ante algún problema, y a esto se añade que está en quiebra y puede llegar a ser sus últimos meses.
“Hay días que no me puedo levantar ya”
Luego de los estudios que pudo realizarse gracias al Hospital Italiano, la docente logró saber cuál es su diagnóstico y tiene una fractura en la segunda vértebra cervical y en una parte que se llama apófisis odontoide, cerca de la muela de juicio. Además, está con un edema y con mucho dolor producto de que todavía no pudo operarse.
“Esto no me permite trabajar ni hacer la vida cotidiana, hay días que no me puedo levantar ya, pero es como que yo al principio estaba estable y confiaba en algunas voces médicas que me decían que no había nada, pero en realidad no había voluntad de atenderme porque soy de IOMA”, lamentó. Por medio de la obra social pudo hacerse una resonancia, la cual no sirvió porque la calidad era muy mala y el lugar donde se la realizó, no quiere trabajar más con dicha empresa.
No obstante, al ser docente y estar afiliada a SUTEBA, se acercó para que le den una respuesta, pero hasta el día de hoy, de manera negligente, desde la Secretaría de Salud de La Matanza, no le responde nadie ni mucho menos le brindan una ayuda.
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