

La Unión Obrera Metalúrgica (UOM) declaró un paro por tiempo indeterminado, y la provincia entera de Tierra del Fuego siente el temblor de un conflicto que amenaza con dejar sin sustento a miles de familias.
Por Maira Palavecino
maipalinfo@gmail.com
La provincia de Tierra del Fuego realizó una huelga sin fecha de finalización, razón por la cual, paraliza el polo electrónico más austral del país, en repudio a la baja de aranceles que amenaza con desmantelar el régimen de promoción industrial. El conflicto con la UOM expone el impacto humano de las medidas económicas del Gobierno.
La postal de Río Grande en estos días no tiene nada que ver con la habitual rutina fabril que da vida a una de las ciudades más importantes de Tierra del Fuego. En lugar del bullicio de las líneas de producción, hay silencio. En lugar del ir y venir de operarios, hay carteles, banderas y ollas populares.
En ese mismo escenario, la medida de fuerza se desató tras el anuncio del ministro de Economía, Luis Caputo, quien comunicó la reducción de aranceles a la importación de productos electrónicos, como celulares, televisores y aires acondicionados.
Lo que para el Gobierno es una señal de modernización y “eficiencia económica”, para el sindicato y los trabajadores fueguinos es una declaración de guerra contra la industria nacional y particularmente, contra un esquema que durante décadas sostuvo el desarrollo de una región que, sin este incentivo, sería casi inviable.
El régimen de promoción industrial vigente a través de la Ley 19.640, permitió instalar un polo de fabricación de electrodomésticos que emplea a miles de personas de forma directa e indirecta.
Empresas como BGH, Mirgor (IATEC) y Digital Fueguina funcionan al abrigo de este subrégimen, pero desde principios de año comenzaron a achicar su planta de personal.
Sin embargo, ahora con la baja de aranceles, el panorama es todavía más desalentador porqude más de 200 contratos no se renovaron en las últimas semanas, y los sindicatos temen que los despidos se multipliquen si el Gobierno no da marcha atrás.
En el comunicado de prensa la UOM de Tierra del Fuego manifestó: “Estamos ante una responsabilidad histórica. No permitiremos que más de 45 años de desarrollo y lucha en Tierra del Fuego se desmoronen por decisiones unilaterales que responden a intereses ajenos a los de nuestra comunidad”.
En esa misma dirección, se resolvió iniciar la huelga total en las plantas, sin fecha de finalización, y organizar movilizaciones diarias hacia el centro de la ciudad. La medida cuenta con el respaldo de otros gremios locales, como el Sindicato de Empleados Textiles (SETIA), que también denuncia que la apertura de importaciones podría dejar sin empleo a cientos de trabajadores del rubro indumentaria.
La tensión crece no solo por lo económico, sino también por la falta de respuestas políticas. El gremio exige definiciones tanto del Gobierno nacional como del gobernador Gustavo Melella, a quien le reclaman mayor firmeza en la defensa del régimen fueguino.
También apuntan contra la Asociación de Fábricas Argentinas Terminales de Electrónica (Afarte), a la que acusan de guardar silencio mientras avanza el ajuste.
El Gobierno nacional, por su parte, no dio ni señales de humo de querer retroceder. En declaraciones públicas, el presidente Javier Milei sostuvo que la eliminación de privilegios y la liberalización del comercio son parte de su plan de estabilización.
La baja de aranceles no es un hecho aislado. Forma parte de una serie de medidas que incluyen el freno a la obra pública, el recorte de subsidios y la paralización de transferencias a las provincias.
En ese contexto, el modelo de desarrollo que permitió afianzar población, arraigo y producción en Tierra del Fuego aparece en la cuerda floja. La propia historia de la isla está atada al subrégimen que ahora se pretende desmontar. Sin esos beneficios fiscales, sostener el costo logístico de fabricar en el extremo sur del país se vuelve casi imposible.
Para los sindicatos, lo que está ocurriendo no es solo una cuestión económica. Es una definición política sobre qué modelo de país se quiere construir ya que consideran que los quieren reducir a ser solo unos consumidores de productos importados.
El conflicto fueguino expone los límites sociales de un ajuste que avanza a paso firme pero sin mirar sus consecuencias. Mientras el Gobierno insiste en términos macroeconómicos, en Río Grande la discusión es profundamente humana, sin saber qué pasará con las familias que viven del trabajo industrial.
La huelga continúa, y cada jornada suma más apoyo entre los trabajadores. Las calles de la ciudad se transformaron en un escenario de lucha, donde se mezclan el temor al desempleo con la decisión de no ceder. Por ahora, el silencio del Ejecutivo y la incertidumbre reinan. Pero la UOM ya dejó claro que no piensa bajar los brazos.
Foto: urgente24.com
Te Puede Interesar:
https://www.instagram.com/diarioncomatanza
https://facebook.com/diarionco