

Ante los dichos de los últimos días sobre el cierre de muchos establecimientos de venta de pan, el presidente de la Cámara de Industria de panaderos de Buenos Aires estuvo presente en No te Duermas, programa que se emite por Radio Hexa, para comentar un poco sobre la situación actual de este rubro tan importante del país.
Por Giuliana Salmonte Siciliano
En primer lugar, marcó la diferencia entre despacho de pan y las panaderías tradicionales que es básicamente en el primero, la reventa, e hizo referencia a que muchos de esos cerraron por la suba de los costos y de la logística de los panaderos ya que no la pueden llevar a un precio competitivo para que puedan revender.
No obstante, con respecto a los establecimientos tradicionales a nivel nacional, manifestó que deben haber cerrado más de 100 y la gran mayoría en la Provincia de Buenos Aires a diferencia de en capital que solo son unas pares. “La mayoría son todas con fondos de comercio, somos muy pocos los que tenemos propiedad. Entonces con el valor de los alquileres y todo eso, más las que están centralizadas, no lo podes mantener”, remarcó el panadero.
Como cuenta José, uno de los principales problemas, como en todo, son los precios y las subas constantes que hacen que haya que tomar la decisión de cerrar, por lo que explicó que en La Matanza, más específicamente cerca de la plaza de San Justo, se abona más caro un lugar que en otras panaderías más cerca de los barrios que manejan unos precios más bajos.
Algo similar sucede en la Ciudad de Buenos Aires que en lugares como Recoleta o barrio Norte, los alquileres van hasta 10 mil dólares más las expensas y todo lo que haya que pagar, y después te moves hacia zona Sur u otros lugares y cambia completamente el paradigma.
Por otro lado, corre un rumor de que en las panaderías de la provincia se están vendiendo facturas del día anterior a un precio más accesible. Por esto fue consultado José Álvarez refiriéndose a su experiencia personal: “Yo te voy a ser sincero, la factura del día que no se vende, no la vendemos después. Lo que se puede hacer es el famoso napolitano, budín de facturas, y también se los damos a la gente que viene a pedir y en la provincia pasa lo mismo”.
A otro de los temas que hizo referencia es a los dichos sobre los cierres de panaderías en la provincia y aseguró que no cree que se hayan cerrado 1100 lugares porque hay mucha gente que cobra la cuota de afiliación de la Cámara y por esta razón, en la ciudad casi no cerró ninguna y lo mismo entiende y le cuentan del resto de las zonas.
Sin embargo entiende que hay muchos que están con problemas de costos no solo por el alquiler sino que la luz, el gas y el resto de los servicios. Más que nada con la electricidad ya que una panadería está las 24 horas del día prendida por las cámaras, las heladeras y ‘el reloj está tiki tiki todo el día como un taxi’, expresó José.
Seguido a esto, como presidente de la Cámara de Industria de panaderos de Buenos Aires, afirmó que “yo no puedo dar un precio para todas las panaderías porque el costo que yo tengo, no es igual al costo que tiene otra panadería de otro barrio” y puso como ejemplo que en la época de los ‘90 se prohibieron las reuniones que se hacían por precios porque cada una tiene su propio costo.
Así mismo, lo que hacen desde el lugar de José para que ninguna panadería se vaya por las ramas con los precios es hacer tres costos, para panaderías tradicionales con hornos de ladrillo y para hornos rotativos que son eléctricos. Con esto, lo que generan es calcular más o menos 300 kilos de harina y sobre eso se para el panadero para dar un estimado de todos los gastos.
Preocupación en la industria panadera por el destino del trigo nacional
El panadero expresó su preocupación por la disponibilidad y el precio del trigo en la provincia. “En la provincia está la mayor cantidad de molinos y hay muy buen trigo, pero el bueno, bueno se exporta”, aseguró. Según explicó, los productores priorizan la venta al exterior, lo que deja a los panaderos locales con materia prima de menor calidad y precios elevados.
Álvarez ilustró la situación con un ejemplo contundente: “El productor te pide 1500 dólares en billetes, la tonelada y vende hasta un límite. Ponele que el camión de trigo pesa 29 toneladas, y si vendió cuatro camiones me compro una camioneta. Entonces no se puede andar comprando una camioneta todos los meses”. Este comportamiento genera especulación y limita el acceso al trigo de calidad para el mercado interno.
Además, sostuvo que muchos productores prefieren esperar antes que exportar, ya que “no les sirve como negocio”, lo cual genera incertidumbre en la cadena de abastecimiento.
José Álvarez advierte sobre el impacto de la importación en la industria nacional
El entrevistado demostró su preocupación por el efecto de las recientes medidas económicas, que –según señaló– afectan a todos los sectores productivos del país. “El poder adquisitivo está tan bajo que no es solo la panadería, sino todos los rubros los que están sufriendo”, sostuvo, y cuestionó la política de importaciones.
Del mismo modo, planteó un escenario que podría tener un fuerte impacto en la industria al manifestar que nos imaginemos que la empresa del osito que vende pan lactal cierre todas las fábricas, deje solo personal administrativo y comience a importar todo. El dirigente advirtió que esta lógica ya se ve en otras industrias como la textil, especialmente en la Ciudad de Buenos Aires, donde el comercio online desplaza cada vez más a la producción nacional.
Por último, expuso su desconfianza respecto al uso de plataformas digitales y medios de pago. “Yo tengo tarjeta de crédito y no quiero entregar mis datos porque una vez que ponés algo en el teléfono, al otro día te aparecen 50 mil que te venden las cosas”, concluyó.
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