Desde la institución ya hicieron el pedido a toda la comunidad para que, como todos los años, pueda contarse con la solidaridad de los vecinos. La idea es que los niños que se alimentan allí, no sufran lo más crudo del frío. Además, todos los materiales que lleguen, sin importar su naturaleza, serán repartidos entre los concurrentes.
Nora Adámoli
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La biblioteca de Puerta de Hierro, que cuenta con un comedor al que a diario asiste una importante cantidad de chicos, lanzó el pedido de abrigos y colchones, sin importar el estado, para que el invierno no vuelva a jugarles una mala pasada.
Así, las madres del merendero serán las que repartirán toda la mercadería que llegue al lugar, para que ningún chico se quede sin su ayuda. “Necesitamos abrigos, frazadas, colchones y medias. Aquí lo vamos a distribuir de inmediato”, informaron.
Pese a todos, festejaron el 25 de Mayo con todo: hubo locro y pasaron un día patrio sensacional, de acuerdo a lo que contaron en su página en Facebook, a la que los interesados pueden buscar como “Chikos de Puerta de Hierro”.
El merendero pasó malos momentos en estos últimos días ya que no contaba con alimentos suficientes como para poder darle de comer a los niños. “A veces es tan difícil llenarlas”, se lamentan sus titulares cuando ven sus ollas vacías.
Pero esto no es algo nuevo. El año pasado, cuando se estaban preparando para festejar el día del niño, Graciela mencionó que “es muy poco para abastecer a nuestros chicos. Nunca llegamos al mes. Por ejemplo, hoy terminamos el azúcar. Estamos haciendo flan y otras preparaciones, pero además de quienes vienen aquí normalmente, tenemos a quienes son adictos al paco que viven o no en el barrio pero que deambulan por la zona”.
En ediciones anteriores Graciela comentaba que, como posee un pequeño negocio, suele aportar con el pan y la mercadería que a veces le sobra. “Hoy, les di flan con galletitas de agua. Además, hay que cocinarles porque, por ejemplo, no podemos darles una caja de leche porque no la calentarán, Hay que prepararles el alimento”.
En paralelo, a las familias del barrio, les dona mermelada, yerba y demás productos, los cuales, en el caso de los chicos “podrían ser vendidos porque son adictos al paco”. Otra de las cuestiones tiene que ver con la vestimenta, algo vital para el invierno.
“Esto fue caótico. Hace unos días se nos murió un chico congelado. Por eso ellos vienen a buscar ropa y frazadas, pero para ellos todo esto es descartable. Lo usan ese día y después lo tiran y tenemos que volver a darles. Ahora necesitan zapatillas”, dijo dando cuenta de la necesidad de contar con mayor asistencia a los chicos que padecen de una adicción.
Así es que, además, estas personas reciben el almuerzo solamente los días miércoles, sábado y domingo, cuando la encargada de una iglesia evangélica se acerca al lugar. “Ella tiene ganas de ayudar y es una mujer muy solidaria, que no pide nada a cambio”.
“En nuestro lugar hay dos salones de usos múltiples, aunque comenzamos en una capilla hasta que construimos una biblioteca. Hoy, mi marido tiene trabajo y tenemos un pequeño comercio, así que me puedo encargar, además de que es mi vida y no quiero alejarme”, mencionó. Además, gracias a la conexión que estableció con la Asociación Civil Andar, los chicos pueden hacer a menudo paseos recreativos. “Yo apuesto y creo que las cosas pueden mejorar”, admitió.
Además, se necesitan juegos de mesa, como cartas, rompecabezas, dominó y juegos con fichas para que los niños reciban ese estímulo.