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Luna: “Pedimos un diálogo y nunca fuimos recibidos”

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Luna: “Pedimos un diálogo y nunca fuimos recibidos”.
Luna: “Pedimos un diálogo y nunca fuimos recibidos”.

En el marco de un acampe sostenido durante 2 años y 10 meses en Plaza de Mayo, diversas comunidades aborígenes han levantado su voz para exigir un diálogo intercultural con el Gobierno Nacional. Liliana Luna, una de las integrantes destacadas de estas comunidades, expuso una serie de reclamos y denuncias sobre el abandono y la falta de respuesta por parte de las autoridades.

Por Paula Tevez Varela
paulatv56@gmail.com

Liliana Luna, representante de estas comunidades, afirmó: ” El acampe empezó hace 2 años y 10 meses. En principio pedimos siempre un dialogo intercultural con el señor presidente que esta aun en función y nunca fuimos recibidos”.

La protesta, según Luna, se originó debido que durante el gobierno de Mauricio Macri se les había otorgado una oficina en la ESMA, desde donde coordinaban la asistencia para diferentes pueblos indígenas. Desde allí, se gestionaba ayuda para niños enfermos, facilitando su internación en hospitales como el Garrahan, el Ramos Mejía, el Rivadavia y el Fernández, logrando resolver sus problemas de salud. Sin embargo, cuando termino el mandato, este consejo fue clausurado.

“Cuando asumió este gobierno, nos clausuraron la puerta, nos cambiaron la cerraduras, o sea que nosotros perdimos todo, mucha documentación porque habíamos ido a territorio a hacer el censo de las personas, de las distintas comunidades, de sus problemáticas y todo eso quedó adentro del Consejo y nunca lo recuperamos hasta el día de hoy y nunca nos dieron ninguna respuesta”, declaró.

Agregó que “fue ahí cuando Félix Díaz, que es un líder QOM de Formosa y es como el presidente de todas las comunidades originarias, decidió hacer una protesta en una acampe en principio, como no nos dejaban poner en la carpa, él desencadenaba a uno de los faroles que están frente de la Casa Rosada para ser escuchados, hasta que después nos dejaron poner una carpa verde de 6 personas, pero después nos fuimos explayando por la necesidad de que venían hermanos a también a quedarse en el lugar para poder continuar la lucha”.

Desafíos vitales: Acceso al agua y educación en comunidades aborígenes

La problemática es uniforme en todas las comunidades: la falta de acceso a agua potable y la contaminación de los ríos. Dependiendo de esta agua para múltiples necesidades como consumo humano, higiene, agricultura y alimentación animal, la situación se ha vuelto insostenible. La contaminación llegó a tal extremo que ya no pueden pescar y los peces aparecen sin vida.

Además, Liliana mencionó la difícil situación educativa: “Los chicos van a escuelas de criollos y las docentes obviamente son criollas y no quieren que los chicos usen su lengua madre, entonces como que los obligan a que hablen en castellano y los chicos muchas veces no entienden el castellano porque se criaron con una lengua madre y entonces son objeto de burlas de bullying, pero desde la maestra y después los chicos”

Además, la falta de higiene se traduce en que los niños asisten a la escuela con ropa sucia, sin haberse bañado, lo que los expone a las burlas por parte de sus compañeros. En invierno, muchos acuden a clases con ojotas y materiales escolares como lápices, cuadernos o uniformes adecuados. Esta situación deriva en deserción escolar, con niños abandonando la escuela incluso en los primeros grados, lo que les cierra las puertas para continuar su educación, dificultando enormemente su acceso a la educación secundaria y universitaria.

La falta de atención médica adecuada también es un punto crucial. Luna denunció que “los hospitales se niegan, muchas veces las enfermeras y los médicos, a atender al originario porque consideran que es sucio, que no habla el castellano, entonces como que para que se van a gastar en atender”.

“Tenemos mujeres indígenas que han llegado al hospital con trabajo de parto y han parido tiradas en el piso en un pasillo, eso está totalmente documentado, se han hecho distintos tipos de denuncia, se ha hablado con los derechos humanos y no escuchan, no ven, no dicen nada, es como que todo está bien”, aseveró.

Desafíos territoriales y falta de escucha

La ley 26,160, tenía tres cuartas partes aprobadas, fue estancada por el gobierno actual. La entrevistada explicó que “se trata del territorio comunitario, que comunidad que vive dentro de un territorio les pertenece a ellos, para que no sigan usurándole, ni quitándole territorio. Para el originario el territorio es su vida porque ellos hacen su conexión con las plantas, con los animales, con las aves”.

“En Formosa, por ejemplo, tomaron tierras de la comunidad y pusieron un alambrado de 4 metros de altura electrificado, por supuesto hicieron un sembradío. No sabemos de qué y tienen expansión por agua. Y la comunidad que está al lado no tiene agua potable, entonces está bien que tengan una plantación, pero mínimamente pasen una manguera para el otro lado para que el indígena también pueda utilizar este recurso que es el agua potable”, manifestó.

Luna indicó: “Yo lo que noto es que si un gobierno te da algo el otro tendría que dar un poquito más para quedar más más enfocado y como para decir bueno, yo ayudé más. O sea, inteligentemente el ser humano, trata, siempre de dar un poquito más, pero nosotros ni siquiera hemos sido escuchados, ese es el desgaste que tenemos”.

Sobre posibles preferencias políticas, Liliana Luna aclaró: ” Nosotros no comulgamos con ningún partido político, el presidente anterior nos dio porque era su gestión, quizás si no hubiera sido él hubiera sido otro, quizás tampoco nos hubieran dado nada”.

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