El martes en una conferencia de prensa en Washington junto con el primer ministro de Israel, Donald Trump, dijo que “tomará el control de Gaza” para convertirla en la Riviera del Medio Oriente.
Emilio González Larrea.
lapaz50@yahoo.com.ar
Su plan -que significa completar el propósito de la agresión israelí- es expulsar a la población gazatí de la Franja hacia otros países vecinos.
La franja de Gaza, un pequeño territorio de 365 km2, alberga alrededor de 2.200.000 habitantes con costas sobre el Mediterráneo e importantes reservas de gas.
Con el pretexto de las acciones de Hamas del 7 de octubre del 2024 contra Israel, éste inicio una agresión contra Gaza que ha dejado más de 50.000 asesinados, más de 100.000 heridos y desaparecidos, 1.800.000 gazatíes obligados a huir de sus casas y la infraestructura del territorio completamente destruida, configurando como se ha denunciado el genocidio más grande del siglo XXI.
Trump es el nuevo Hitler, propio de un patrón imperialista, no tiene empacho en pretender ocupar otras naciones -ya hizo declaraciones similares con Panamá con el pretexto del uso del Canal y con Groenlandia- y desplazar poblaciones de sus territorios. Su plan ha recibido la condena global, de los países árabes, donde quiere desplazar a los gazatíes y, por supuesto, la decisión inquebrantable de los palestinos de no abandonar su tierra.
Declaración de la Embajada de Palestina sobre los dichos de Trump.
No abandonaremos Palestina, nuestra patria eterna.
Por Riyad Al Halabi.
Encargado de la Embajada de Palestina en Argentina.
Desde el corazón de una tierra regada con la sangre de los mártires y entre los escombros que no han quebrado nuestra determinación, lo declaramos en voz alta: no nos iremos, y no permitiremos que los tiranos dibujen nuestro futuro con sus ilusiones.
En una escena repetitiva de arrogancia y racismo, el presidente estadounidense aparece adoptando el papel del antiguo colonizador, decidiendo nuestro destino como si fuéramos meros números; sin identidad, sin historia, como si fuéramos extraños en una tierra que nos ha habitado desde antes que naciéramos en ella.
Con una desfachatez política sin precedentes, habla de nuestro desplazamiento como si Palestina fuera solo un pedazo de tierra sin pueblo, como si los palestinos no fueran los legítimos dueños de un derecho arraigado desde hace miles de años.
¿Qué lógica colonial es esta? ¿Qué mentalidad arrogante lleva al presidente de un país que dice ser democrático a decidir el destino de un pueblo y una nación entera?
El presidente estadounidense, y quienes lo respaldan entre las fuerzas opresoras, creen que los palestinos pueden ser arrancados de su tierra con un simple trazo de bolígrafo, que nuestra existencia en nuestra patria es solo un obstáculo que debe eliminarse, tal como otros pueblos fueron borrados en la historia mediante políticas de exterminio y despojo forzado. Pero está equivocado, como lo estuvieron quienes lo precedieron. Esta tierra no está en venta, y este pueblo no ha sido ni será jamás una masa sin identidad.
La ocupación destruye, pero no arrancará nuestras raíces. La brutal ocupación israelí ha probado, desde la Nakba de 1948 hasta hoy, todas las formas de desplazamiento y desarraigo: masacres, asesinatos, bombardeos, bloqueos, asfixia económica, intentos de quebrar la voluntad… pero solo ha logrado fortalecer aún más nuestro apego a nuestra patria. Lo que los nuevos colonizadores no han entendido es que Gaza no es sólo geografía, y que Palestina no es solo un pedazo de tierra, sino un espíritu que late en nosotros, una identidad esculpida por la historia, un presente forjado por la resistencia y un futuro que llevamos en los ojos de nuestros niños.
Arrogantes, si creen que las bombas derrotan la voluntad y que el desplazamiento es nuestro destino inevitable, es que no conocen a los palestinos. Han probado todas las formas de la injusticia, ¿y cuál ha sido el resultado? Seguimos aquí, nos hemos vuelto más firmes, y nuestro sueño de liberación crece más que nunca.
No nos iremos. Somos los dueños de la tierra, somos un pueblo que lucha por su libertad, somos la herida que solo sanará con el regreso, somos la voz que no callará, por mucho que intenten silenciarla.
Y ustedes, los que hablan de “traslado de población”, los que creen que la causa palestina es solo una ecuación que puede resolverse desplazando a su gente, recuerden que los pueblos vivos no pueden ser arrancados, y que las patrias no desaparecen por decretos injustos.
La ocupación puede destruir nuestras casas, pero no borrará nuestra memoria… Puede sitiarnos, pero no quebrará nuestra voluntad… Pueden creer los arrogantes que su poder les da derecho a decidir nuestro destino, pero están equivocados.
Permaneceremos aquí… en esta, nuestra patria, hasta que Dios herede la tierra y todo lo que existe en ella.
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