Lo escuchaste en No Te Duermas

En el programa radial se habló con Oscar Coronel, Secretario General de SIVAP (Sindicato de Vendedores de la Vía Pública), que analizó el destrato que sufren los trabajadores por parte de las fuerzas policiales.
Tomás Modini
@ModiniTomas
“La persecución es brutal”
En el comienzo de la charla en No Te Duermas, Oscar Coronel narró un poco la situación: Trabajamos en todo el país. En términos generales la actividad aumentó muchísimo en este tiempo, es una cuestión muy similar al 2001. Lo único que la Ciudad de Buenos Aires hoy tiene el estado más formado en cuanto a lo que tiene que ver con tecnología y demás y hace uso de la misma para el control de la venta sin permisos”.
“Eso acrecienta un poco la crisis social porque en el 2001 todos salían a vender y podían hacerlo y pasar el mal momento. Hoy no lo pueden hacer porque la persecución es brutal. Es desigual porque por lo general cuando la represión se da es de 1 a 10 policías contra un vendedor y no hay punto de negociación porque el estado de la Ciudad no tiene diálogo ni con nosotros ni con los vendedores de la calle que se sienten indefensos”, amplió.
Asimismo explicó que “no pueden recuperar la mercadería porque el estado tiene un sistema, a través de fiscalías, en donde muchos casos no entregan boletas de secuestro y cuando lo hacen en forma global, agarrando a 10 o 15 compañeros, hacen responsable al primero que llega a fiscalía y esa persona se come una multa millonaria” y que “el que no puede pagarla es difícil que recupere esas cosas”.
“Pero el que viene detrás no puede rescatar las cosas porque la hicieron responsable a otra persona e incluso puede ir preso si tuvo antecedentes. Lo toman como un incentivador de la actividad para ellos ilegal y para nosotros es una necesidad”, marcó.
“La intolerancia es total”
Por otro lado, el entrevistado insistió en las crudas condiciones laborales: “Hay veces que de repente, como pasa en otros espacios en Once o Flores, los de la policía o del gobierno de la Ciudad hacen una inteligencia previa persiguiendo a compañeros hasta su lugar de domicilio donde viven y se hacen allanamientos individuales o colectivos en su propia casa. No solo te secuestran en tu lugar de trabajo, sino también en tu casa. Hubo casos en los que se han llevado ropa de los chicos incluso o de la familia, y eso no se puede recuperar”.
En cuanto a lo que pasa cuando un vendedor reacciona, sostuvo que “es una resistencia a la autoridad, lo detienen, está unos días presos en comisarías en las que hay una infinidad de delitos con mucha gente y tienen un espacio de muy poco espacio” y que “hay gente que ya tiene experiencia carcelaria y hace un dominio dentro que te lleva a situaciones propias de cualquier sección carcelaria como Ezeiza o Marcos Paz”.
“Es una experiencia que no se la recomiendo a nadie pero hoy la necesidad está de llevar un plato de comida a la casa y por eso exponerse a ese tipo de cosas”, lamentó.
“La desprotección del vendedor ambulante es absoluta. Hay casos en los han secuestrado locales de garrapiñada y todo el puesto de trabajo, no es solo con los monteros sino con los vendedores. En muchos casos hay una demora del estado en entregar un permiso, nosotros procuramos en las leyes que pueden obtener los compañeros para trabajar en la Ciudad, y que completen todo el trámite. Todo lo que la ley pide lo hacemos con un plan sistemático de cada compañero y esperamos en muchos casos 4 o 5 años por una autorización para trabajar en la calle. Es una locura, mucho tiempo y la intolerancia es total”, cerró un duro análisis.
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