
En conversación con Diario NCO, desde la organización contaron cómo nació el espacio y cómo se fueron organizando para ayudar a quienes menos tienen.
Tomás Modini
@ModiniTomas
Cada vez con mayor frecuencia, lamentablemente muchas personas necesitan de una ayuda para poder alimentarse, en varios numerables casos son familias con hijos chicos, o para abrigarse.
Termina el mes de mayo y el frío ya es muy crudo y se necesita de un abrigo para poder sobrepasarlo. De estas tareas solidarias se encarga Proyecto Poncho que, bajo el lema “Generar calor a quienes lo necesitan, calor que abriga, calor que alimenta, calor que genera trabajo, calor que une, calor que abraza”, tiende una mano en pos de ayudar.
En diálogo con Diario NCO Daniel, quien inició el proyecto, comentó cómo fue surgiendo el espacio y cómo se fueron organizando en los últimos años.
El nacimiento a raíz del locro
En el comienzo de la charla, el entrevistado contó: “El proyecto nació casi de casualidad. Teníamos la costumbre con amigos de hacer locro para el 1 de mayo y para el 25 también, y dado el aislamiento se nos ocurrió cocinar igual y enviar viandas a las casas de cada uno cómo una forma de compartir estando cada uno en su casa”.
“A la hora de hablar de los costos, propusimos un valor simbólico por porción con la idea que paguen una porción y se llevan dos, la segunda queríamos que la entreguen a algún vecino que sepan que estaba atravesando un momento difícil. Se coparon tanto que nos sobró dinero y propusimos usarlo para hacer otro locro para el 25 y ahí nos contactamos con un grupo del barrio que sabíamos que repartieron comida en las calles. Se llaman “Calles Solidarias”.
Al hablar sobre estos últimos mencionó que “recibieron la propuesta con mucha alegría así que preparamos 100 porciones y coordinamos con ellos para entregar en Estación Morón a personas en situación de calle”.
“Así nacieron dos cosas, nuestras ganas de seguir apoyando y empujando acciones solidarias y la idea de poner valores simbólicos a porciones de comida para costear futuras ollas. Así cocinamos varias veces ese año, terminamos incluso haciendo vitel toné para navidad, todo para gente en situación de calle”, comentó.
La continuación del proyecto
En el relato, Daniel narró cómo siguieron trabajando: “El año siguiente conocimos una organización que se llama “Por los chicos” que apadrinaba la vuelta al cole de chicos de todo el país. El objetivo era preparar una mochila personalizada para cada chico que te asignaban. Hicimos la nuestra pero enseguida supimos que estaba difícil la campaña así que replicamos la movida de las ollas pero con mochilas, nosotros recaudamos y nos ocupamos de comprar los insumos, prepararla y llevarla a la ONG”.
“Así pudimos apadrinar a 25 pibes más. Mientras seguimos con las ollas, se nos ocurrió utilizar el proyecto de una amiga que tiene un taller textil en el Barrio La Cava donde da trabajo a vecinas y enseña el oficio también, que se llama “El Taller de Elsa”, y encargarle la confección de ponchos de tela polar para entregar a personas en situación de calle. Así recaudamos dinero equivalente a un poncho o a una parte del valor simbólico de un poncho y logramos confeccionar y donar 90 abrigos, dando trabajo al taller y ayudando en las noches de invierno”, amplió.
Agregó al mismo tiempo que “así fueron naciendo nuevas causas, conocimos gente maravillosa haciendo cosas extraordinarias, cómo Ceci y su hogar para abuelos en situación de calle en Libertad Merlo, a quien le conseguimos ollas nuevas para preparar la comida para los 60 abuelos que viven en su hogar hasta organizarle una cena de nochebuena”.
“Cómo siempre recaudamos el equivalente a una cena para un abuelo y con ese dinero compramos la comida a un emprendimiento social que hacía comida en Ciudad Oculta. Hace poco conocimos a Roberto de “Caritas Sucias” donde también organizamos colectas para cubrir meriendas en sus comedores para más de 200 pibes. Ayudamos en distintas iniciativas”, cerró en el primer tramo.
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