Por Prof. Joaquín G. Puebla
Según algunos politólogos bonaerenses, la teoría del poder podría definirse de la siguiente manera: “La política es la adquisición y el manejo de influencias, la política exitosa genera poder y el poder político es, esencialmente el manejo del poder económico.
No coincido plenamente con éste planteo, pero me parece válido para analizar el modo que se han construido ciertas “asociaciones no tan lícitas” en la estructura municipal.
Dentro del área municipal de Bromatología, cuyo interventor es el Dr. Carlos Arrastía y, su secretaria administrativa, Andrea M. Freites, existe, lejos de las miras y oídos indiscretos, una “Tiendita del Terror” capitaneada por una “Rubia” que ofrece una serie de servicios, que generan enormes réditos económicos.
Es como una “Tiendita del Terror” y es una de las ventanillas de recaudación de la tristemente celebre (y nunca encontrada) “Municipalidad Paralela”, que recauda por izquierda, es decir, por fuera de los canales legales del municipio. Está recaudación es varias veces millonarias y se especula, que anda cerca del 35% del presupuesto municipal. Si el presupuesto de La Matanza es el sexto presupuesto del país, saquen cuentas y verán las astronómica suma de dinero que el estado municipal deja de percibir. La “Municipalidad Paralela” es la corrupción estructurada dentro de la administración municipal.
La “Tiendita del Terror” brinda servicios; estos servicios les dan ventajas competitivas a aquellos comerciantes deshonestos (porque para que exista un corrupto debe haber alguien que lo corrompa) que utilizan sus servicios. No estar habilitados implica no pagar impuestos de ningún tipo, estamos hablando de que el comerciante deshonesto que se encuentra en esta situación reduce en un 40% los gastos de funcionamiento del comercio que explota.
Los servicios son: análisis express de agua, aseguran de que ningún Inspector de Bromatología va a inspeccionar el comercio y el servicio de gestoría ante problemas con cualquier otra estructura de control municipal.
Vamos por partes, analizando cada uno de estos servicios que ofrece la “Tiendita del Terror”:
Análisis Express del agua: Este análisis es exigido para iniciar el trámite de habilitación. Generalmente, cuando se hace en trámite por derecha, el comerciante debe acudir a las oficinas de Bromatología, solicitar el formulario correspondiente y volver luego, con el formulario lleno y la constancia del pago del tributo municipal hecho en el Banco de Cuentas del municipio, luego un inspector se acerca hasta el comercio y toma una muestra de agua, que es colocada en un envase plástico y el mismo es lacrado, como establece la ley. Este trámite dura entre una a dos semanas. Pero, pagando un suplemento monetario por fuera de las tasas municipales, el comerciante se evita todo el engorroso trámite; los inspectores directamente toman las muestras de agua de un dispenser automático de agua mineral y llevan las muestras lacradas al laboratorio.
Una llamada telefónica al laboratorio desde la oficina del Interventor, Dr. Carlos Arrastía y, su secretaria administrativa Andrea Freites, solicitando en tiempo record los resultados del mismo, aseguran el éxito de la gestión. Por favor, no vayan a creer que el Dr. Arrastía hace la llamada, sólo digo que se hace desde el teléfono de su despacho.
Servicio de Protección contra inspecciones: con el pago de mensual de un pequeño estipendio el comerciante que acude a éste servicio de protección se asegura de que ningún inspector de bromatología acudirá a inspeccionar el establecimiento. El comerciante puede tener su depósito sucio y lleno de ratas (como ha sucedido en varias ocasiones. Paquetes de harina comidos por las ratas que los comerciantes deshonestos cambian por paquetes sanos a panaderos también deshonestos. Es decir, entregan 100 paquetes atacados por las ratas y reciben 25 limpios de marcas. Obviamente esa harina que estuvo en contacto con las ratas se utiliza en la elaboración del pan que consumen los matanceros), puede utilizar el mismo cuchillo para cortar queso y cortar carne, puede lavar la fruta y verdura que vende el supermercado con agua no potable, puede desconectar por las noche las heladeras para que no gasten electricidad (de esta forma se corta la cadena de frío de los productos refrigerados como la leche, la manteca, el yogurt, el queso, los fiambres, los productos congelados, etc.), puede vender pan con bromato a más de $12 pesos el kilo, puede vender productos vencidos, puede fabricar y vender empanadas hecha con la carne de perros muertos (cómo se descubrió en Ituzaingó hace un tiempo), puede fabricar queso mozzarella con cualquier tipo de insumos en mal estado, puede hacer hamburguesas con carnes y grasas en vías de descomposición, puede vender milanesas de carne ò pollo hecha con desperdicios de las carnicerías, puede preparar las bandejitas de verduras en las peores condiciones de higiene, puede cocinar cualquier comida con insumos podridos ò en vías de serlo, puede fabricar sándwiches de miga con mayonesa con salmonera, etc. Es tan completa la protección que anda circulando una lista entre los inspectores de bromatología con las dirección, nombre y teléfono de los “clientes” de la “Tiendita del Terror”.
El otro servicio que ofrece la “Tiendita del Terror” se explica por si solo y no es cuestión de ser redundantes. Acá no hago mención del más rentable de los servicios que prestaba la tiendita, dado que el mismo fue suspendido luego de una serie de artículos periodísticos dedicados al mismo y consistía en realizar procedimientos de inspección e incautación de mercadería a panaderos que “PRESUMIBLEMENTE” utilizaban bromato de potasio en la elaboración del pan. Los datos en los cuáles se basaban los procedimientos eran suministrados anónimamente por el Centro de Industriales Panaderos. En torno de está practica, un grupo de emprendedores había montado una “industria del apriete” y le exigían a los panaderos $300 por semana en concepto de protección. El que no pagaba era inspeccionado y comisado.
Me gustaría explicar porqué habló de “Tiendita del Terror”, es una tiendita porque no esta habilitada (obviamente) y ofrece productos y servicios al mejor postor; y hablo del “Terror” porque eso es lo que deberíamos sentir. Esta gente juega con la salud de los matanceros, no les importa nada. Como para muestra falta un botón, les voy a contar un secreto: en las clínicas que se encuentran en las inmediaciones de ciertos restaurantes chinos, los días martes, miércoles y jueves aumenta exponencialmente los casos que acuden a la guardia con desarreglos gástricos e intoxicaciones. Sucede que esos en días la comida preparada en cantidad para el fin de semana, comienza a ponerse en mal estado y la siguen vendiendo, pero como cuentan con la protección de la “Tiendita del Terror” las denuncias hechas ante bromatología serían obviadas.
Esta “Tiendita del Terror” supero ampliamente la categoría de microemprendimiento, se ha convertido en una asociación ilícita que juega con la salud de la población. Los dividendos que genera son tan importantes que con parte de los mismos, han comprado una suerte de “blindaje” en las segundas y terceras capas de los funcionarios políticos del municipio; en la jerga se dice que “coparticipan sus ganancias”, de no ser así, es inexplicable que, ante la cantidad de denuncias que se han presentado contra el área nunca se ha llevado a cabo ninguna investigación.
La “Tiendita del Terror” esta regenteada por una coordinadora del municipio que cumple tareas administrativas en el área de bromatología. Vive muy por encima de sus posibilidades (si uno se atiene a sus ingresos como empleada municipal) en una coqueta vivienda ubicada en Juan Sebastián Bach al 5700, maneja todo y cobra todo, cuando alguién duda de su palabra, sòlo dice: “Lo dijo el Dr. Arrastìa” y palabra santa. Si el doctor lo dijo ó no, ese es otro tema, pero que ella lo usa como muletilla es un hecho.
Quisiera comentarles, amigos lectores, que este periodista fue amenazado en reiteradas oportunidades por esta investigación.
Quisiera hacer una reflexión final: es tiempo, ya es tiempo de terminar con algunas prácticas que se fueron generando a la sombra de la impunidad. Estoy plenamente seguro y convencido de que el Sr. Intendente, Fernando Espinoza no tiene nada, absolutamente nada que ver con los desmanejos en bromatología, pero lamentablemente, es responsable de los mismos por la estructuración política del estado (no nos olvidemos que a Ibarra los destituyeron por la tragedia en un boliche que no sabía que existía). Los vecinos han reconocido y apoyado con su voto los grandes logros de está gestión, pero entre las cosas pendientes, esta dar una dura y fuertísima lucha contra la corrupción y más en está área, donde esta en juego la salud de los matanceros. ¿Alguno se ha preguntado cuántas muertes ha habido por consumir comida o productos en mal estado?. Es algo para reflexionar y tener en cuenta a la hora de tomar decisiones.
¿Sera verdad que estas notas las paga Politti, con la plata que le debe a ARBA?
MUY BUENO EL INFORME, PEROOOOOOOOOO A FER NO SE LE PASA NADA Y ESTA LLENO DE ALCAHUETES SERRUCHA PISO Y NO SABE O LE COMVIENE PARA QUIEN RECAUDAN PARa ser intocables, vamos.
Estos son algunos de los tantos ilícitos que surgen de las administraciones fraudulentas, en todos los municipios. Conocidos por la población, y pocas veces denunciados, con nombres y apellidos .
si este periodista tiene tantos datos , ¿ porque no concurre a la justicia? o es un tira bombas.